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martes, 4 de agosto de 2015

AMURGA, EL SANTUARIO PERDIDO IV. LOS RITOS SAGRADOS.



PABLO GUEDES GONZÁLEZ.

Si como pretendemos demostrar con estos artículos, Amurga era un lugar sagrado para los antiguos canarios, es lógico que en su territorio se tuvieron que haber realizado las principales ceremonias sagradas de este pueblo, que como ocurre con todas las culturas, deberían tener unas fechas determinadas, de acuerdo con el antiguo calendario canario.
En estas ceremonias intervenía el Faicán como gran sacerdote, junto con las sacerdotisas, las harimaguadas, y el pueblo, suponemos que en peregrinación, desde los poblados importantes de la comarca, situados en las inmediaciones de Amurga: Agüimes, Tunte, Fataga, Gitagana (Arteara), Maspalomas y los poblados de la costa de los que no tenemos constancia, como podría ser el de Pozo del Lentisco.

Las ceremonias principales “conocidas”, estaban dirigidas a pedir el favor de su divinidad para que se produjera la lluvia, para tener buenas cosechas y en especial en Amurga, para tener buenos pastos para el ganado y la fecundidad del mismo, fuente principal de la economía. Además de lo anterior tenían otros motivos para realizar sus ritos: para el bienestar, la fertilidad y el buen gobierno del pueblo, la paz y la salud en el nuevo año.

Los canarios veneraban a sus antepasados fallecidos y realizaban ceremonias para que la divinidad intercediera en los momentos malos, de enfermedades o de guerras, como sucedió con la conquista.
Creemos que todas estas ceremonias se desarrollaban en épocas determinadas del año, siendo las más importantes según citan las fuentes y nuestro descubrimiento del calendario relacionado con la estrella Canopo, las desarrolladas a finales de Agosto y de Abril.

En una comarca eminentemente ganadera, que basaba su economía y por tanto su supervivencia en la producción de los rebaños de cabras y ovejas, debieron de tener gran importancia las actividades relacionadas con esta fuente económica. Es por ello que “las apañadas”, o reunión del ganado que pastaba libremente, en una determinada época del año, debieron de tener su trascendencia, en los ritos.
En la exposición de los rituales que veremos a continuación, notaremos la importancia de varios elementos que debían ser característicos del lugar sagrado: la altura, pues los ritos se realizaban en lo alto de un monte; el mar, por lo que esos montes sagrados debían estar relativamente cerca del mismo, y por último el contar con recintos amurallados o cercos, situados en esos lugares altos.
Como hemos venido tratando de demostrar con estos artículos, Montaña de Las Tabaibas, dentro de Amurga, es el lugar que cumple con esas tres características comentadas y por lo tanto el sitio candidato ideal a ser considerado el otro monte sagrado junto con Tirma, lugar desconocido hasta ahora, que llamaban Amagro o Umiaga.

Véase como Marín y Cubas describe este sitio y algunos de los ritos realizados:

“El mayor adoratorio donde hacían romerías era Almogarén de Umiaya, que es una casa de piedra sobre un alto risco de Tiraxana, llamado Riscos Blancos, que fueron de Antón de la Santidad, conquistador. Aún allí hay tres braseros de cantos grandes, donde quemaban de todos frutos, menos carne, y por el humo, si iba derecho o ladeado, hacían su agüero, puestos sobre un paredón a modo de altar de grandes piedras, y enlosado lo alto del monte, y ha quedado una como capilla y zancarrones dentro todo de una gran cerca de piedras muy grandes, y el Risco es el más descollado de todos aquellos sitios.”


 LOS RITOS SAGRADOS.

Los rogatorios de lluvia.
En una anotación del diario del fiscal de la Audiencia de Canarias, José María de Zuaznavar y Francia se dice:

“También vi este día vna hacienda de Don Agustín de la Rocha, vecino del “Real de las Palmas”, situada a la entrada del pueblo en la orilla del barranco: hoy la llaman el “Bailadero”; pero Cristina Bañez, muger de Alonso de Matos, cuya era el año de 1570, le da el nombre de “Baladero” en su testamento otorgado aquel año ante Juan de Vega, sin duda porque según tradición que hay en el pueblo de “Telde”, confirmada por Núñez de la Peña, quando los “canarios” se veían perseguidos de la hambre, de la peste o de otra cosa semejante, imploraban la misericordia de Dios encerrando su ganado lanar en una gran plaza de tosca, que hay en dicha hacienda junto al barranco, donde privandolo de pasto y comida por unos quantos días, le obligaban a “balar”, lo qual consideraban como un medio de implorar la misericordia divina”.(Millares Carló, 1932, p. 634).

En Tenerife estos “ bailaderos" o "baladeros" eran recintos cultuales con un espacio grande, de suelo terrizo, muy apisonado y limpio y en ocasiones empedrados, que ciertos días adornaban de ramaje. Esta plazas cumplían la función de Efeken donde las maguadas (harimaguadas) realizaban los ritos y ceremonias nocturnas dedicados a esta Deidad, prácticas religiosas que nos hablan de una tradición en la que el culto a la fertilidad y los ritos de purificación estaban presentes en la vida cotidiana y se mantuvieron durante muchos años después de la invasión de la isla. (Eduardo García Rodríguez. Arquitectura Canaria Pre-colonial. VII)
Otros cronistas citan a las harimaguadas o sacerdotisas, en esos ritos rogatorios de las lluvias y esta vez, incluido el mar en el ritual:
“Cuando faltaban los temporales, iban en procesión, con varas en las manos, y las magadas con vasos de leche y manteca y ramos de palmas. Iban a estas montañas (Tirmac y Umiaya), y allí derramaban la manteca y leche, y hacían danzas y bailes y cantaban endechas en torno de un peñasco; y de allí iban a la mar y daban con las varas en la mar, en el agua, dando todos juntos una gran grita”. (Abreu (1590) 1977).

Según la opinión de la mayoría de historiadores, las harimaguadas eran muchachas vírgenes que se preparaban para ser esposas y realizaban ritos de paso de la pubertad o iniciación a la vida sexual adulta, hecho corriente en las sociedades primitivas. Estaban al cuidado de mujeres expertas y eran instruidas en todo lo relacionado con el matrimonio y la maternidad y vivían en sitios apartados Así por ejemplo, se cree que Cuatro Puertas, era una especie de monasterio de las harimaguadas.
Las jóvenes solo salían de su recogimiento para bañarse a solas en el mar, para participar en los rituales colectivos relacionados con la lluvia y para su casamiento.

Vemos de nuevo la importancia del mar en los ritos: Los baños purificadores, que en ningún caso eran exclusivos de las (hari)maguadas, debían efectuarse al término de las menstruaciones. El agua del mar cumplía su función como desinfectante de las presuntas impurezas sexuales, al tiempo que se le atribuía cierto poder fertilizante. (Francisco Pérez. La mujer en la sociedad indígena de Canarias). Por su parte, los hombres tenían terminantemente prohibido asistir a los lavatorios:

“í havían de ir solas avía día díputado para esso y assí savíendolo, ono, tenía pena de la Vida el hombre que fue averlas o encontrarlas í hablarlas”. (Gómez Escudero (1484) 1934).
Otra versión del rito del baladero, las rogatorias de lluvias, y el mar:

“Juraban por Tirma y Umiaya, aunque algunos autores sustituyen este último juramento por el de Atis-Tirma, Atis-Magro. En las solemnidades consagradas a implorar la clemencia del cielo, juntaban los ganados y apartaban las hembras de los machos, y luego ayunaban todos, hombres, mujeres, niños y animales durante tres días, lanzando terribles gritos, aullidos y vociferaciones alrededor de Tirma o Umiaya, y desde allí bajaban en procesión al mar para azotar sus olas”. (La religiosidad de los guanches.)

Vemos de nuevo y de la misma manera la importancia del mar en los ritos:

“Tenían otra casa en un risco alto llamado Almogaren, que es casa sancta; allí invocaban i sacrificaban regándola con leche atodos los días, i que en lo alto vuela su Dios i tenían ganado para esto diputados (...) (el faikán) era el que en tiempo de necesidad llamaba Líjente del pueblo, i llevando todos en prosesion varas en las manos iban a la orilla de el mar, i también llevaban ramos de árboles, i por el camino iban mirando a el cielo i dando altas vozes, levantando ambos bracos puestas las manos, i pedían el agua para sementeras i decian: Almene Coram (válgame Dios), daban golpes en el agua con las varas i los ramos, assí con esta súplica les provehía el Summo Dios, i assi tenían gran fe en hacer esto”.(García Escudero ).
Se puede desprender de la lectura de estas crónicas, que la montaña sagrada debía estar en las cercanías del mar, descartándose por tanto Risco Blanco, en el centro de la isla.

Los despeñamientos sagrados.
Según Rodríguez Fleitas y colaboradores:

“…al risco de Tirma coinciden en describirlo como un lugar de despeñamiento ritual confusamente vinculado a los linajes aristocráticos indígenas. Si creemos a Palencia y al bachiller Andrés Bernáldez, los refugios-santuarios de Tirma y Tirajana comportaban una serie de estructuras, tales como amurallamientos y acaso silos, entre las que destacaba una casa que hacía las veces de adoratorio….Víctor Grau-Bassas y Mas, echaba en falta la presencia aquí (en Tirma) del relieve abrupto y acantilado que, en su opinión, parecería exigir la escenografía de oratorios y despeñamientos rituales… él mismo sugiere, haya que buscar el roquedo de Tirma, y acaso también el santuario, hacia los vertiginosos acantilados costeros de esta comarca.”(Los Almogarenes Prehispánicos de Gran Canaria. Una revisión necesaria.)

Recordamos que alrededor de la corona de Montaña de Las Tabaibas, existía una muralla, de la que quedan muchos restos, perfectamente visibles hoy día, incluso desde la autopista.

Los nublados al sur de “Canaria”.

Para José Barrios, (Investigaciones sobre matemáticas y astronomía guanche. II), que cita a Marín, existía un fenómeno metereológico, que conllevaba un ritual de predicción del futuro, que tenía lugar específicamente en la zona sur de Gran Canaria, por lo que se tuvo que desarrollar en Amurga y Montaña de Las Tabaibas, en las épocas cercanas al solsticio (aunque el texto habla de otoño, lo que debe ser un error):

“ Los canarios llamaban encantados a ciertos nublados o vapores levantados de los arroyos orillas de el mar a la parte del sur de esta isla de Canaria, que a la verdad duran por tres horas salido el sol, unos hacen forma de torres, navíos, hombres a caballo, ejércitos de a pie, y conforme corre el viento norte o noroeste en tiempos de otoño, que se recogen allí al sotavento de los montes: lo mismo es como causa natural en los ríos, y demás partes donde hay humedades, y vapores. Prognosticaban la abundancia o esterilidad del año o las mudanzas de su gobierno, u otras adivinaciones, y según estos encantamientos hubo de nacer de ellos el desir, que otra isla en este paraje de las Canarias andaba oculta de la cual ni historiador, ni geógrafo nos da tal noticia”. Marín (1941 (1694))

Es posible que la isla nombrada, fuera Fuerteventura, solo visible pocos días al año, e indicadora de la lluvia, señalada con el mojón mayor del yacimiento del Coronadero.

Para los canarios estas nieblas eran los fantasmas de sus antepasados, los “magios” o “majos”, los hijos de “Magec”:

“ De las particularidades que los ysleños tubieron en algunas (islas) lo primo decían que el año que aparecían los Majos, o encantados, que son ciertas nubes a la parte de el sur por los días maiores de el año que es a fines de Junio tenían por prognóstico serles el año feliz de fructos y creían haver en ello algo sobrenatural en que el demonio les tenía engaño puesto como en otras cosa”. Marín (1986 (1687))

Relacionado con los ritos anteriores, vemos otro, que era el del culto a los muertos:

“ …juraban por Magec que es el sol … a el alma tenían por inmortal hija de Magec, que padece afanes, congojas, angustias, sed y hambre, y llévanles de comer a las sepulturas los maridos a las mugeres, y ellas a ellos a los fantasmas llaman Magios o hijos de Magec.” Marín (17?? (1694))

Volviendo a recordar en este punto la leyenda de los antiguos pastores del Castillo, acerca de la existencia de un cementerio de canarios en los altos de San Agustín.

Según René Vernau, en su obra "Cinco años de estancia en las Islas Canarias" (1891), "En la aldea de Juan Grande  he encontrado una cueva sepulcral que, aunque había sido desgraciadamente saqueada, me ha permitido hacer una comprobación que creo interesante señalar. Todos los cadáveres que contenía presentaban lesiones en los huesos. Eran tumores óseos de diversa naturaleza, viejas fracturas consolidadas, artritis deformantes, etc. Me encontraba en presencia de un verdadero cementerio de lisiados y esto me condujo a preguntarme si los enfermos no serían objeto de alguna creencia supersticiosa."(pág.80).

Sebastian Jiménez Sánchez (Embalsamamientos y enterramientos de los “canarios” y “guanches”, pueblos aborígenes de las islas canarias”, en Revista de Historia, VII, 55. 1941.pgs. 257-268) señala que en el sur de Gran Canaria se encontraron momias con 12 y 16 pieles superpuestas, sin citar su procedencia. Añade además el descubrimiento en Arguineguín de una momia de dos metros de largo envuelta en numerosas pieles, así como otras encontradas en Juan Grande. En estos dos lugares señala Jiménez que se encontraban las momias de mayores dimensiones, apuntando que los hitos relevantes a nivel de hallazgos de restos momificados incluían Arguineguin, Juan Grande y Guayadeque, añadiendo Acusa-Tejeda.
El mayor número de envolturas en las momias indicaba más rango social del individuo.

De la misma forma, se han descubierto mas momias aborígenes, en la zona de costa de Amurga. Aquí citamos como ejemplo, una en una cueva en Altos del Coronadero, de la que nos informó Francisco Peinado, así como otras en cuevas de Barranco Hondo, en el curso superior a Altos del Coronadero, de la que nos dieron noticias pastores de Juan Grande. De igual forma relacionamos aquí, las Necrópolis de Arteara y de Maspalomas, situadas en los límites de Amurga, que debieron ser auténticos centros de peregrinación y de ritos, como lo son los cementerios de hoy dia.

Los ritos astrales.

En nuestro artículo “Los yacimientos aborígenes de Cuatro Puertas y del Coronadero (Amurga), relacionados con la estrella Canopo.”aportábamos nuestro descubrimiento acerca de que las alineaciones del sol naciente con marcadores situados en estos dos yacimientos, en dos fechas del calendario, coincidían con la aparición de la estrella Canopo en el cielo de Canarias.

En los últimos tres mil años, la aparición de Canopo se produce en torno al 23 de agosto (± 5 días), permaneciendo visible hasta el 17 de abril (± 5 días) ocultándose el resto del año. ( Ignacio Reyes García. El Cielo de los antiguos).

Para nosotros estas fechas, eran importantes en el calendario canario y debieron de tener su significado en los ritos.

En el yacimiento del Coronadero situado a menos de 800 mt. de Montaña de Las Tabaibas y visible desde la misma, se daba además otra alineación importante, descubierta por Francisco Peinado, que era la de que el mojón mas grande del yacimiento (el utilizado para el marcador del sol naciente con la aparición de Canopo), a su vez señalaba a Fuerteventura cuando esta era visible, lo que indicaba una predicción de lluvia para los siguientes días.

 En los trabajos de campo arqueoastronómicos realizados por el grupo del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), acerca de alineaciones de marcadores astrales, en más de un centenar de yacimientos canarios, “se confirma de forma estadística, y en algunos casos espectacular, la importancia que los elementos astrales y principalmente solares tenían en la religión aborigen”. (César Esteban. La Arqueoastronomía en España.). Ello nos da cuenta de la importancia que los marcadores astrales tenían en los rituales canarios.

En Amurga tenemos pruebas de varias alineamientos, además del comentado con la estrella Canopo en el complejo que forman el Arco y la cima del Coronadero.

Así, desde La Fortaleza de Santa Lucia, se puede ver que en los días de los equinoccios (21 marzo, 22 septiembre), durante el atardecer, el sol se oculta por un risco donde se situá el Almogarén de Amurga. Del mismo modo, en Arteara, igualmente durante los equinoccios y esta vez en la salida del sol al Barranco, por un determinado punto de los riscos de Amurga, los primeros rayos de sol iluminan un particular túmulo funerario, el mas prominente, denominado por los lugareños “la tumba del rey”

El calendario canario. Las fiestas de los canarios: “El Charco”.

Volviendo a nuestro descubrimiento de Canopo y su relación con el calendario canario (ver artículo comentado), estuvimos buscando las fechas de las fiestas de origen prehispánico que se han conservado hasta la actualidad y nos quedamos sorprendidos al descubrir que la fiesta del Charco en La Aldea, se celebraba en la antiguedad, exactamente el 23 de agosto (fecha de la aparición de Canopo).

Así, el obispo Francisco Delgado Venegas, en visita pastoral a La Aldea el 23 de agosto de 1776, contempló la fiesta describiéndola como sigue (Crónicas desde el Paraíso):
"…hallándose su Itma. informado del desorden que siempre ha avido en este lugar quando se celebra la embarbasca o fiesta del Charco; que está donde dicen la mar ciega, echándose en él hombres y mujeres casi desnudos, olvidando con las obligaciones de cristiano, aquel pudor y vergüenza, natural de todo racional, pecando mortalmente en tal depravada diversión…”

La fiesta fue declarada BIC, por el Gobierno de Canarias y en el decreto de su declaración se dice que la misma se ha conformado como una muestra de la pervivencia de prácticas culturales prehispánicas, en concreto de la pesca mediante la técnica del "embarbascado", costumbre de los antiguos canarios de verter latex o “leche” de tabaibas o cardones en los charcos costeros para pescar los peces con facilidad, una vez narcotizados. Costumbre que continuó usándose en diferentes zonas de Gran Canaria, al menos hasta la primera mitad del siglo XX.

Grau Bassas en 1887, describe asombrado la fiesta, de la siguiente forma:

“...la gran mayoría de los concursantes entregados a la expansión más sensual inimaginable… Las mujeres, bailan y cantan, corren y luchan con verdadero frenesí alegres alaridos … y no se preocupan de otra cosa que de recoger abundante pesca… y enseñando cosas que no son para ser vistas… la noche no permite ver más y se retiran a sus casas cantando y sonando guitarras, corriendo y gritando como locos. ¿Cree Vd. que a descansar? No señor, a freír el producto de su pesca y a continuar el baile y el jaleo; esta gente tiene algo de demonio por lo incansable. Yo salí loco."

Esta fiesta, que como vemos se relaciona con las costumbres de pesca de los canarios, creemos que su verdadero objetivo era el de celebrar la visibilidad y llegada de Canopo un año mas a Canarias, indicativo de la marcha de los calores y de la proximidad de la temporada de lluvias. La pesca es la excusa para el juego, la diversión y el frenesí, y esta fiesta representa uno de los últimos vestigios de las celebraciones aborígenes que nos quedan, del que se puede hacer una extrapolación de cómo podían haber sido las celebraciones y fiestas de los canarios.

Las fiestas para los guanches de Tenerife, se llamaban beñesmer y sobre ella José Barrios señala que:

“…sin perjuicio de constituirse el Beñesmer en toda circunstancia excepcional, como a la muerte y proclamación de los menceyes, declaración de la guerra, etc., por ministerio de la ley los soberanos lo convocaban tres veces al año, en la cuarta, octava y duodécima luna, durando cada legislatura nueve días que correspondían a los nueve últimos de la 3ª decena del mes de Abril, 2ª decena de Agosto y 3ª de Diciembre.” (Investigaciones sobre Matemáticas y Astronomía Guanche. Sistemas de Numeración.).

Estas fechas comprenden las relacionadas con Canopo: 17 de abril y 23 de agosto (± 5 días) y las del solsticio de invierno, el día más corto del año, el 21 de diciembre, que creemos que eran importantes para los canarios de Gran Canaria.

Tenemos una descripción de las fiestas del beñesmer de Tenerife, que suponemos, debieron ser parecidas a las de Gran Canaria:

“...celebrauan fiestas anales, por espacio de nueue dias; juntauanse los de cada reyno en el palacio de su rey; y alli se regozijauan con juegos, danças,bailes [...]: en estas fiestas auia grandes combites à costa de el rey.” (Núñez de la Peña, (1676). J. Conqvista y Antigvedades de las Islas de la Gran Canaria, y sv Descripción).

Las Apañadas.

Creemos que en Amurga, zona eminentemente ganadera, distintos ritos debían estar relacionados con las apañadas y sueltas del ganado, que se hacían de forma comunal, hasta tiempos recientes. Estos sistemas de una de las formas de vida principales de los canarios, servían de mecanismo regulador del número de cabezas de ganado para mantener el territorio sin degradación, regulaba las marcas de las reses y a quien pertenecían los baifos sin marcas y reglamentaba los conflictos entre los dueños.


El objetivo de las apañadas era el de reunir el ganado salvaje o “guanil” (del amazig “wannil”), que para que se alimentara libremente de los pastos, se encontraba suelto en Amurga. Para ello se juntaba la comunidad de pastores junto con los perros, que realizaban una batida, empujando a las reses hasta un determinado lugar donde se encontraba el corral o gambuesa donde finalmente era encerrado el ganado.

Según Santiago Cazorla, (los Tirajanas de GC), la actividad ganadera heredada de los aborígenes, permaneció después de la conquista y año tras año se realizaban las apañadas para marcar el ganado y seleccionar el destinado a su sacrificio. Según escritura de 1618, Sebastián Sánchez cobró 1.735 reales de Antón Pérez Cabeza en ovejas que este último tenía que pagarle en cabezas salvajes “en las apañadas de Amurga por mal nombre”. (AHPLP. Protocolos, leg. 2.491), que es la primera cita de Amurga en documentos escritos.

De las apañadas de Amurga queda constancia igualmente, en los libros parroquiales de San Bartolomé de Tirajana, anotándose los diezmos de la Iglesia, y en los autos ejecutados por la Real Audiencia, como es el caso del pleito de las Salinas.

La importancia de la ganadería en toda la comarca y especialmente en Amurga, se demuestra en que a mediados del XVI se establece en Agüimes un “concejo de regulación de pastos y defensa de los intereses de los pastores”, en contraposición a los cultivadores de cereales. (Suárez Grimón y Quintana Andrés: Historia de la Villa de Agüimes)

Desafortunadamente en Amurga ya no podemos ver las apañadas, que se estuvieron realizando hasta épocas recientes. Según información que hemos podido recopilar, las apañadas en Amurga, que aquí se llamaban “juntas” se realizaba en dos épocas marcadas, en Navidad y en Carnavales. El objetivo de estas apañadas era marcar los baifos con la marca de las madres, para determinar su dueño. También obtener carne, con que celebrar estas épocas festivas. Según nuestros informadores existían varios corrales donde finalizaban las apañadas y quedaba el ganado encerrado: El Corral de Las Cazuelas (Altos de Tarajalillo), el Corral de La Jumosa, en La Gloria, por la zona de San Agustín y otro del que no se recuerda el nombre, a la izquierda del cauce de Barranco Hondo.

Es posible que el Corral de Las Cazuelas, el cual todavía existe en Tarajalillo, (se puede ver desde la autopista), que se situaba por la zona donde creemos estaba Pozo del Lentisco, sea el mismo, al que hace referencia Santiago Cazorla, en la siguiente información :

“Conquistada la Isla, la primera data concedida en Amurga fue de sesenta fanegadas de terreno al capitán Antonio Espino el 28 de febrero de 1577: «lindando por una parte con el Barranco del Águila y por la otra corrales en que antiguamente encerraban el ganado salvaje»". (Los Tirajanas de GC).


El Barranco del Aguila se encuentra al sur del de Tarajalillo donde se situaba Pozo del Lentisco. Se apunta a corrales donde se encerraba el ganado salvaje, el que se cogía en las apañadas, lo que se hacía con toda seguridad en tiempos de los canarios.

Para Manuel Lorenzo Perea (en las notas históricas de la obra de Vernau "Cinco años de estancia en las I. C. pág 33) en el tagoror aborigen, lo mismo que en el alar de los pastores de la isla de El Hierro, se "hacia justicia" y se trataba sobre los diferentes bienes: agua, pastos, tierras y ganado. Tambien en el alar se procedía, democráticamente, a la elección del alcalde de los pastores, se celebraban las fiestas y luchadas y erá alli donde concluían las "ajuntas" del ganado. Para Vernau el tagoror era un recinto especial rodeado de un pequeño muro de piedras,donde se reunían los nobles en consejo.
De los pocos lugares de Canarias, donde todavía se observa la tradición de la apañada o junta, vamos a destacar las que se hacen en Cofete , donde se celebran dos apañadas grandes, de amplia asistencia pastoril, las de la víspera de San Juan (24 de junio) y la Virgen del Carmen (16 de julio), fechas importantes en Jandía. Su objetivo esencial es el de “recoger carne”, principalmente machos jóvenes que se llevan y consumen durante las citadas festividades. (Revista Digital Bienmesabe.org)

En Lanzarote se realiza “la suelta” cuando comienza la época de lluvias, que es cuando el ganado se puede alimentar de la hierba que crece, y no necesita ser alimentado en los corrales para sobrevivir.

Como hemos visto, las apañadas se realizaban o podemos decir se celebraban y se celebran en la actualidad en épocas festivas. Por tanto las mismas en la época aborigen debieron de hacerse en las fechas mas significativas de su calendario, que ya hemos comentado: 17 de abril y 23 de agosto (± 5 días) y 21 de diciembre.

BIBLIOGRAFÍA.

- Abreu Galindo, Juan de. 1977 (d. 1676 < ca. 1590). Historia de la conquista de las siete islas de Canaria. Edición crítica con introducción, notas e índice por A. Cioranescu. S/C de Tenerife: Goya.
- Barrios Garcia, José. 2004. “Investigaciones sobre matemáticas y astronomía güanche. Parte II. Sistemas de numeración.”. En F. Morales Padrón (coord.): XV Coloquio de Historia canario- americana. 2002. Las Palmas de Gran Canaria: pags. 2203-2216.
- Cazorla León, Santiago. 2000. Los Tirajanas de Gran Canaria. Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana.
- Cedeño Antonio. 1993 (< 1934 < 1682-87 < ca. 1490). Brebe resumen y historia muy verdadera de la conquista de Canaria scripta por Antonio Cedeño natural de Toledo, vno de los conquistadores que vinieron con el general Juan Rexon, en Morales (1993: 343-381 + 1 lám.). [Ms. en paradero desconocido].
- Crónicas desde el Paraíso. 
- Esteban, César. La Arqueoastronomía en España.  Instituto de Astrofísica de Canarias.
- García Rodríguez, Eduardo Pedro. Arquitectura canaria pre-colonial (VII) .
- Gómez Escudero, Pedro,(1480 – 1936). Historia de La Conquista de la Gran Canaria. Gáldar. Gran Canaria.
- Guedes González, Pablo. 2010. Los yacimientos aborígenes de Cuatro Puertas y del Coronadero (Amurga), relacionados con la estrella Canopo.
- Jiménez Sanchez, Sebastian. 1966. Exponentes megaliticos cultuales de los canarios aborígenes. Presentado en el V Congreso Panafricano de prehistoria y Estudios del Cuartenario y, publicado por el Museo Arqueológico de Santa Cruz de Tenerife.
- La conquista de Gran Canaria en la "Cuarta Década" del cronista Alonso de Palencia 1478-1480. Anuario de estudios atlánticos, Nº. 16, 1970, pags. 325-394.
- La Religiosidad de los guanches.
- Manuel, J.; Perera, Lorenzo; García Martín, María Dolores. 2006.La apañada de San Juan de Sisetoto (Jandía, Fuerteventura). Revista Bienmesabe, nº 89.
- Marín de Cubas, T.1986 [1687] Historia de la Conquista de las Siete Islas de Canaria. [Copia de F. Cardona y J. Barrios]. Manuscrito en: Archivo Barrios García, La Laguna.
- Núñez de la Peña, (1676). J. Conqvista y Antigvedades de las Islas de la Gran Canaria, y sv Descripción.
- Perera Betancort, María Antonia. El Territorio en Fuerteventura. Cabras y paredes. La Apañada.
- Pérez Saavedra, Francisco. 1997 (1982). La mujer en la sociedad indígena de Canarias. Tenerife: CCPC, 4ª ed.
- Reyes García, Ignacio. El Cielo de los antiguos.
- Rodríguez Fleitas, Angel y col. 2002. Los Almogarenes Prehispánicos de Gran Canaria. Una revisión necesaria. En F. Morales Padrón (coord.): XIV Coloquio de Historia canario- americana. 2000. Las Palmas de Gran Canaria: 410-432.
- Suarez Grimón, Vicente y Quintana Andrés, Pedro: Historia de la Villa de Agüimes (1486-1850). 2003. Ayuntamiento de Agüimes. Pág. 573-574.
- Tejera Gaspar, Antonio; Jiménez González, José J. Ritos de fecundación en la prehistoria de Gran Canaria. Ritos de fecundación en la Prehistoria de Gran Canaria.
-Verneau, René (1981): Cinco años de estancia en las Islas Canarias. Traducida por José A. Delgado Luis. Ed. J.A.D.L. La Orotava-Tenerife. (1ª edición en francés 1891).

Por razones de espacio hemos suprimido una serie de fotografías que ilustran este importante articulo.

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