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jueves, 1 de mayo de 2014

LA DIOSA CHAXIRAXI SINCRETIZADA COMO VIRGEN DE CANDELARIA



 


HISTORIA DE UNA USURPACIÓN

Eduardo Pedro García Rodríguez


CAPITULO VI

   Diosa de Abona, de Tajao. De La Luz.-
   

   Por su parte, Francisco Castellano en un interesente y documentado articulo relativo a la adoración y romería dedicada a la Diosa recoge: “La Diosa Abona se veneró primeramente como Virgen de la Luz, si bien era más conocida popularmente por topónimos relacionados con el templo, de Tajo y de Abona. Sin embargo, también se le dio título de Virgen de Candelaria. Posteriormente el clero católico fue transformando algunos de estos oratorios privativos en templos cristianos y sustituyendo sus “ídolos” por imágenes de santos. Pienso que aunque existe oscuridad y dudas sobre si se trataba de una sola imagen la primitiva Virgen de Abona-Tajo- La Luz-La Candelaria , lo que sí queda es la existencia de dos templos de adoración, el de La Punta de Abona y las casas de La Luz cerca de Tajo, por lo que creo que, o bien se trasladó la imagen de la costa para resguardarla o posiblemente en La Luz los nativos adoraban a una diosa, quedando al final dos imágenes y dos procesiones, una venerada por los guanches y la de Abona por un nuevo grupo de pobladores, los vecinos.” (Francisco Castellano, 2007) 


 
    Tal como recoge el ilustre filólogo Ignacio Reyes: “El lexema [Gh], que podría también estar en la base de ese Tajo, se relaciona con el hecho de “encender, prender, alumbrar, iluminar.
 
   Por lo menos, parece claro que había un culto a la luz, aunque no sabemos si también aquí figura ligado a alguna estrella.

   Quizá se trate siempre de la misma referencia divina, sólo que reflejada por sus advocaciones locales.” (Ignacio Reyes, 2007)
 
   Continuando con  el tema de la imagen de la Diosa de La Luz, Tajo o virgen de Guía de Izora, la estatuilla actualmente depositada en el convento de clausura de Las Concepcionistas de Franciscanas de Garachico, imagen cuya tipología a pesar de su reducido tamaño es la de la Diosa Chaxiraxi (La Candelaria), según recoge José María Mesa Martín refiriéndose a la de Guía:
 
“no en balde, existía una dualidad de culto entre las dos, y una era a Garachico lo que la otra era a La Laguna. Quizás debido a esta dualidad la imagen de la Diosa de La Luz se la venera en diversos puntos de la isla entre ellos Ntra. Sra. de Guía en La Matanza en 1673, y la entronización de su imagen en la iglesia de Santa Ana de Garachico, en la de El Sauzal, Tacoronte, o incluso en el templo de Los Remedios de La Laguna, así como en varias localidades del archipiélago.
 
   El mencionado autor nos ofrece la descripción de un cuadro que representa a la Diosa de La Luz o virgen de Guía del que asevera que: “es una vera efigie excepcional que se puede datar cronológicamente a mediados del siglo XVIII, y en un periodo comprendido entre 1721 y 1771. Este cuadro de la Virgen de Guía tiene un enorme valor documental, pues sería el único retrato conocido (a excepción del estandarte conservado por las monjas de Garachico) de la antigua imagen a la que se le dio culto en el Malpaís de Isora durante el siglo XVII y XVIII, y evidencia que la pequeña escultura de escasos treinta centímetros que custodian las monjas en la Villa y Puerto nada tiene que ver con ésta.”
 
   Y continua el autor: “Este rico elemento iconográfico (refiriendo a unas cintas negras) asociado a la imagen durante más de cuatrocientos años, al igual que la rosa de plata que llevaba en la mano, llega hasta la década de 1940, en los tiempos que, siendo párroco don Eusebio Méndez, la iconografía de la virgen sufre un auténtico varapalo.
 
   Entonces, no solo desaparece la tan emblemática cinta, sino que incluso la rosa de plata, que por la decadencia del culto y por la pobreza había sido sustituida por una de tela, que también desaparece.” Y mas adelante: “ La Encarnación , que sirvió a los marinos y navegantes como soporte iconográfico al que le rindieron veneración como Virgen de Guía o Luz, o del Buen Puerto, o de Puerto Seguro, (es significativo que el puerto de winiwuada-Las Palmas- se denomine precisamente Puerto de La Luz) borrando estas advocaciones de su antigua iconografía, máxime teniendo en cuenta que a partir de 1684, a la Virgen se le coloca un Niño Jesús en los brazos, conviviendo desde entonces los atributos de Virgen Madre, con la rosa (símbolo de fertilidad y fecundidad), y con la cinta (distintivo propio del estado de buena esperanza). (José María Mesa Martín, 2006)
 
   Estos datos nos indican que es más que probable que la primitiva imagen de la Diosa-Madre Chaxiraxi portase en la mano derecha una rosa no un niño.
 
   La ultima innovación  aplicada a la talla de la virgen de Candelaria ha consistido en cambiarle la vela verde símbolo de luz por un largo báculo de plata símbolo de mando. ¿En que consistirá el cambio siguiente?

   Por otra parte, existe un desmedido afán en aclarar el color negro de determinadas imágenes, empleando como excusa que dicho color es debido al humo de los cirios, así cuando las restauran o retocan, aprovechan para darles un tono de piel mas claro, mas acorde con los gustos e intereses étnicos europeos.

   Diosa Abora o virgen de Las Nieves.-
 
   Son múltiples las “apariciones” marianas registradas en el archipiélago conforme iba avanzando la invasión europea y que, “casualmente” se produjeron en el entorno de antiguos santuarios guanches. Para no extenderme en este ya largo pero insuficiente discurso en torno a estas supuestas apariciones cuyo fin ultimo es divulgar los documentos que tratan del denominado “Pleito de los Naturales” en su lucha por recuperar la usurpada imagen de la Diosa Chaxiraxi, voy a exponer solamente otro ejemplo, el de la Diosa Negra   o virgen de Las Nieves de Benahuare (La Palma), imagen cuya leyenda de la “aparición” y culto guarda un total paralelismo con la de Chaxiraxi.
   Esta imagen Negra es tenida por una de las más antiguas del archipiélago, los orígenes de su culto se pierden en un pasado tan remoto como oscuro y  ha sido motivo de debate insular en todo tiempo, ya que era adorada por awuaras (palmeros) antes de la invasión y conquista de los europeos. En la Bula del Papa Martín V, fechada en Roma el 20 de noviembre de 1423, hace referencia  de un templo dedicado a la imagen bajo la advocación de “Beatae Mariae de La Palma”.
   El investigador awuara Miguel A. Martín González escribe: “La pequeña talla de la Virgen de Las Nieves fue recogida por los aborígenes en un punto de la costa de Santa Cruz de La Palma y conducida al poblado del Morro de Las Nieves, siendo adorada. La consideración del Sol como ser supremo por excelencia, al que relacionaban como una divinidad femenina como ocurre en las culturas bereberes o amazigh de nuestro continente africano, explicaría por qué los europeos las utilizaron como mediadoras, al entender que así sería fácil sustituir una creencia por otra.
 
En el extremo E del Morro de Las Nieves existe un pequeño santuario precolonial en forma de canales y cazoletas excavados sobre un bloque de toba volcánica, cuya disposición se orienta hacia la salida del sol durante el solsticio de verano, acompañado por dos grabados rupestres. Pues bien, después de la conquista castellana de la Isla se levanta el Real Santuario en el lugar donde fue nuevamente hallada la talla de la Virgen , en una vaguada situada al N del Morro, respetándose la orientación de la cabecera de la iglesia hacia el mismo sol que surge durante el solsticio de verano.
 
El catolicismo, al mantener la imagen femenina a través de María, logró un mayor arraigo en Canarias, pues en el símbolo María, no existe contradicción con las Diosas femeninas que los antiguos habitantes de esta y del resto de las islas poseían, tal es el caso de la virgen de Las Nieves como sustituta de Abora (la Diosa Sol).” (Miguel A. Martín González, 2006)
El profesor Pérez Morera afirma que “El santuario fue fundado o superpuesto sobre algún lugar que los aborígenes consideraban sagrado”. No deja de ser curioso que como la virgen de Guía la de La Nieves luzca una  “Rosa Aurea” una gran rosa de oro macizo que luce entre sus manos la Virgen en las grandes solemnidades.
El Padre franciscano Fray Diego Henríquez, en su obra sobre las sagradas imágenes aparecidas en Canarias (1714), describía el icono original con las siguientes palabras: “es esta venerable imagen de escultura algo menos de una vara de alto; su materia de piedra extraordinaria entre roja y blanca; el rostro es perfecto y lleno; los ojos, rasgados y abiertos que parecen mirar a todas partes; las mejillas rosadas; el color moreno, no con exceso obscuro; obstenta majestad y mueve a veneración y devoción; la túnica es roja y ceñida con cíngulo; el manto es azul; el Niño le sale del corazón, dentro de la cual esta incluida la mayor parte del cuerpecito; falta a la imagen la punta de la nariz y al Niño en algunas cuasi fisuras su primero barniz y, aunque diestros pintores han procurado suplirlo, no o aceptan ni el hijo ni la Madre , pues luego lo expelen, demostración que bastantemente explica la desigualdad y que no se proporcionan ni estos betúmenes a aquellos barnices, ni los maestros mas diestros”.
En 1753 el dominico palmero, fray Luis Tomás Leal, en el prólogo de la novena a la Morenita dice: “ignorase el cuándo, quién y de dónde vino aquel portentoso simulacro, que de piedra es,  y no muy sólida, de tres cuartas de alto, de color clarimoreno y con la preeminencia de todas las señales que, según arreglada crítica, califican por extraordinarias y milagrosas otras santas imágenes”.
Según recoge José G. Rodríguez Escudero: “La imagen es una pequeña escultura medieval de los siglos XIV-XV de posible origen sevillano (según Pérez Morera, entre otros investigadores). Fernández García escribió que es “una obra gótica con reminiscencias románicas”.  Mide 57 cms. y está realizada en barro cocido, material en el que modelaron sus esculturas los artistas flamencos o franceses activos en la ciudad hispalense en el siglo XV.



Hernández Perera nombraba como ejemplos de ellos a Lorenzo Mercadante de Bretaña o Miguel Perrín. Otros estudiosos, como el Marqués de Cubas en 1694, señalaban que es de “barro portugués con letreros en la orla o manto que no pueden leerse”.”
En el último tercio del siglo XVI comenzó la costumbre de sobrevestir la sagrada escultura, con tocas, mantos, joyas y sayas. El progresivo deterioro sufrido por el paso del tiempo obligó a encerrar la imagen bajo una campana textil. Así quedó configurada su iconografía tal y como la conocemos, embutida dentro de una percha triangular de corte barroco. 
El pueblo la ha venerado siempre bajo esta apariencia y descubrir su interior es un tabú que hasta ahora no ha sido desvelado. Paz y Morales decía en 1920 que esta forma exterior es la “propia de las imágenes de la Edad Media, teniendo para acomodarle los vestidos dos brazos añadidos, lo mismo que otro Niño Jesús que se pueden mover y separar de su cuerpo a voluntad. En sus vestidos usa de todos los colores, menos el negro, abuso intolerable y que debiera ordenarse el blanco como el único y exclusivo”.
Y concluye el autor: “Estas vestimentas fueron incrementándose con los años y se colocaban de forma que las manos de ambas tallas quedaran al exterior, costumbre que se siguió, al menos, hasta 1637. Por esta época, debido a las señales que el tiempo había hecho sentir, sobre todo, en la figura del Niño, fue necesario tomar nuevas determinaciones acerca de cómo se vestiría la Virgen, “con objeto de dar la impresión de que toda ella había sido hecha para este fin, aparte de coincidir con los años en que fue costumbre aparecer cubiertas algunas figuras de la Virgen”.  

Este deterioro que la imagen iba sufriendo con el paso del tiempo, obligarían a tomar algunas medidas a fin de evitar su desgaste. Una de ellas fue embutirla dentro de una especie de “percha triangular de corte barroco” o de una suntuosa campana textil, de donde sólo asoma la cabeza de la Virgen. Sus manos y el Niño son postizos. Así quedó configurada su iconografía tal y como la conocemos en nuestros días.” (José G. Rodríguez Escudero) 

 
El catolicismo mantiene la estrella de ocho puntas atributo de la Diosa-Madre Chaxiraxi, en su representación católica como Virgen de Candelaria, cuya imagen primitiva como queda dicho  tiene una serie de estrellas de ocho puntas grabadas en su manto.
La actual está coronada por un arco, compuesto de estrellas doradas de ocho puntas, arco que también tiene la Diosa Abora en su aspecto como virgen de Las Nieves, así como otras muchas tallas marianas. Así mismo, este símbolo asociado a otros representativos de la Diosa-Madre existe en los diversos yacimientos de grabados rupestres diseminados por todas las Islas Canarias. 

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