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martes, 29 de abril de 2014

LA DIOSA CHAXIRAXI SINCRETIZADA COMO VIRGEN DE CANDELARIA





HISTORIA DE UNA USURPACIÓN

Eduardo Pedro García Rodríguez


CAPITULO V


Usurpaciones.-
 
  



La historia es una ciencia social que hace posible el logro de un conocimiento científico similar al de las demás ciencias sociales. La historia logra captar, comprender y exponer los orígenes del presente. La historia se ocupa de las sociedades, en movimiento o sea de los cambios.
   Desde la invasión de los españoles a la isla Chinech (Tenerife), la formación de la sociedad criolla tinerfeña estuvo marcada por la violencia explícita e implícita de la imposición de un grupo minoritario y la necesidad, por parte, de estos de asentar un proyecto de dominación y de ordenamiento de la sociedad invasora; lo que Rolando Mellafe ha denominado la captura del poder, y que impuso la adopción de formas católicas para los matrimonios y bautizos, así como la entrega o esclavización de mujeres guanches para formar estas nuevas familias criollas que trataría de perpetuar un nuevo tipo de asentamiento europeo en una cohabitación  de los invasores con el grupo de origen.
   Paralelamente a la conquista bélica de la isla, se fueron estableciendo estructuras de poder europeo organizados en torno a centros administrativos y poblados-fuertes, desde donde se originaron los actuales pueblos y ciudades de nuestra isla.
   La imposición de un sistema político-económico, acompañado por la fuerza militar, ha dejado a los pueblos sin la oportunidad de participar en decisiones fundamentales de su nación y de recibir los beneficios que tal proyecto pudiera significar.
   Se puede decir que el militarismo ha estado vinculado al fenómeno religioso desde hace mucho tiempo y de diversas maneras. Tanto el militarismo como la religión pertenecen a la infraestructura ideológica de la sociedad invasora. Por lo tanto, no es de extrañar que en muchos sentidos se encuentren, ya sea para complementarse o para conflictuarse mutuamente.
   El poder político-económico suele revestirse con características divinas a fin de consolidar su poder y conseguir la adhesión de las masas populares.
   En este contexto fue donde se impusieron esencialmente las nuevas formas de vida, comportamientos, creencias, la religión cristiana y normativas impuestas por el grupo conquistador que coexistieron con las prácticas y ritos de la población guanche, aunque los espacios vitales se diseñaba y controlaba desde las instancias del poder centralizado por la metrópoli: Real Audiencia, Cabildo y Prescripciones eclesiásticas.
   Los invasores tuvieron que hacer frente en el plano espiritual a una realidad que no había cambiado, a pesar de los intentos llevados a cabo por algunos frailes en el eremitario y casa de contratación que el siglo anterior habían construido en Güimar, la adoración del pueblo guanche por la Diosa-Madre Chaxiraxi continuaba firmemente arraigada en la mente y el corazón del pueblo, ofreciendo un fuerte rechazo al adoctrinamiento cristiano, a pesar de los castigos infligidos.
   La tarea evangelizadora no progresa muy bien por lo arraigado de las creencias ancestrales del pueblo guanche. Las conversiones no son numerosas, ni mucho menos espectaculares. Y cuando se producen, en no pocos casos, se da un sincretismo con ritos locales, o, lo que era más frecuente, los neo-conversos vuelven a prácticas ancestrales luego de un tiempo.
   ¿Qué utilidad tenia convertirse a un culto con creencias semejantes pero con una tradición mas moderna?
   La solución la encontraron algunos hombres, que, llamándose cristianos, pensaron en algo que era habitual en la misma iglesia católica en materia religiosa: respetar sus imágenes cuando no podía destruirlas, eso sí, siguiendo la tradición católica convirtiéndolas en símbolos cristianos. Pero, ¿cómo mantener esta imagen “pagana”?, ¿existían coincidencias doctrinales que permitiesen el cambio de nombre? Sí.
      Se trata de la progenitora de todo lo que existe en el universo: “La Diosa-Madre Chaxiraxi en todas sus manifestaciones, es el símbolo de la unidad de la vida en la naturaleza. Su poder está en el agua y en la piedra, en los animales y en los pájaros, en los peces, en las montañas, los árboles y las flores”. Las representaciones más conocidas de la Diosa resaltan esos poderes, su don de regenerar la naturaleza, su capacidad de multiplicar los animales y su bondad para derramar los bienes necesarios al mantenimiento de la vida humana
   Las funciones que hasta ese momento había tenido la Diosa-Madre Chaxiraxi , como madre de todos los dioses, Reina del Cielo, de la fertilidad, fecundidad y del crecimiento, Diosa de la mañana y del atardecer, -  algunos de cuyos aspecto compartía con Magek, Achuguayu y Chayuga-, son atribuidos a María madre de Jesús y se le empieza a llamar Santa María de Candelaria o Nuestra Señora de Candelaria, el término “virgen”, se le aplicaría mucho más tarde.
   El dominico Fray Alonso de Espinosa fue uno de los primeros europeos que en su libro Del origen y milagros de la Santa Imagen de Nuestra Señora de Candelaria, que apareció de Tenerife, con la descripción de esta isla, (1594), nos trasmite su personal visión de la Diosa Chaxiraxi ya transformada, por obra y gracia del clero católico, en Santa María de Candelaria. En dicha obra se ocupó en recoger algunos aspectos relativos a la invasión y asentamiento europeo en la isla Chinech (Tenerife) con algunos pasajes relativos a la sociedad guanche, y un largo glosario de supuestos milagros atribuidos a la  imagen, la descripción de los mismos muchos de los cuales están refrendados por documentos notariales de la época, a la luz de los conocimientos actuales, nos trasmiten idea clara del profundo fanatismo e ignorancia que embargaba a los colonos, aún a los supuestamente ilustrados como debía ser el clero católico.
 
   Del supuesto suceso de la “aparición” otro fraile, J. Abreu Galindo, nos da la siguiente versión:
 
“Hay en esta isla de Tenerife una imagen y figura de Nuestra Señora Santa María, con un Niño Jesús en brazos, intitulada Nuestra Señora de Candelaria, por cuya figura Dios Nuestro Señor obra ordinariamente muchos milagros. No se sabe ni se ha entendido como haya venido ni quién la haya traído, ni qué tanto tiempo ha, sino só1o una fama confusa que hay de cien años, antes más que menos, que la isla se ganase de los cristianos. Según la cuenta de los antiguos, fue su aparecimiento año de 1390.
 
   Dicen que en el término de Güímar, a la banda del Sur, cuatro leguas de la ciudad de San Cristóbal de La Laguna , en un lugar desierto junto al mar, a la boca de un barranco, donde hoy está una cruz sobre una piedra junto a una cueva, yendo dos guanches naturales de esta isla por la costa apacentando su ganado, habían de pasar el ganado por la playa y meterlo en aquella cueva, como solían, a ordeñar las cabras; y, yendo un día comiendo derramado por la boca del barranco, se espantó el ganado, y, por más que hacían y silbaban, no querían pasar las cabras para entrar en la cueva; de que se admiraron los dos pastores, viendo remolinar las cabras como espantadas. El uno de los pastores, creyendo fuese alguna gente que le quería robar su ganado, como otras veces lo habían hecho y era costumbre entre ellos hurtarse unos a otros, y, para certificarse, se pasó adelante. Y, mirando hacia aquella parte del barranco, vió la santa imagen que estaba en pie sobre una piedra grande; y, como persona que está desviada a ver semejantes visiones, con mucho miedo y temor se la puso a mirar y considerar, y pareció1e mujer, aunque extraño el traje. Y, porque entre ellos era costumbre, si topaban alguna mujer en lugar solitario, no hablarle, porque incurrían en grave pena, por ser delito, hízole señas que se apartase, para que el ganado pasase a la cueva, porque no podía por otra parte, sin rodear. Y, como la santa imagen no hiciese movimiento, amohinado el pastor, tomó una piedra y, levantando el brazo para tirársela y queriéndola desembrazar, se le quedó el brazo sin poderlo menear, con la piedra en la mano y gran dolor.
 
   El otro pastor y compañero, como vio el bulto que no se meneaba, cobró más atrevimiento y có1era y, llegándose cerca de la imagen, para satisfacción suya, con una tabona o laja de pedernal muy aguda quiso cortar la mano a la santa imagen; y, pensando cortaba la mano a la imagen, que tenía con su mano, se cortaba su misma mano, sin hacer daño en la imagen. Y, como se vía salir sangre de su herida y mano, ciego de la có1era y siendo porfiado, tornó otra vez a querer cortar la mano a la imagen, y cortaba su propia mano, de las cuales heridas corría mucha sangre; y la mano de la imagen quedo sin lesión ni daño, y los pastores quedaron el uno tullido del brazo, y el otro herido.
 
   Los dos pastores guanches, viéndose tan mal tratados, entendiendo ser aquella imagen cosa del cielo, acordaron dar aviso y noticia de lo que habían visto y con ellos había pasado, al rey de Güímar. El rey, como los vio tullido y herido, determinó llamar a consulta a los más principales y allegados de sus tierras y casas (aqueste llamamiento y consulta llaman ellos en su lenguaje tagoron); y acordaron todos ir a donde la santa imagen estaba, y con ellos toda la gente de la comarca.
 
    Llegados al lugar y vista la santa imagen todos quedaron admirados y espantados, viendo la gravedad y majestad que representaba, y ninguno se atrevió ni osaba tocar en ella, no les sucediese lo que a los pastores. El rey dijo a los pastores que estaban lisiados, que ellos, que la habían tocado, fuesen con reverencia y la tomasen, para llevarla a su casa, donde quería ponerla; y así se hizo y en tocando los pastores a la santa imagen, luego a vista de todos fueron sanos, que causó grande admiración.
 
   Vista por el rey de Agüímar la maravilla que en su presencia había obrado, considerando ser cosa del cielo, dijo no era justo villanos tocasen a ella, estando él allí y los principales de su tierra; y así la tomaron con mucho acatamiento y decencia y gran temor. Llevándola en brazos como a un tiro de arcabuz, se hizo tan pesada, que no pudieron menearla. El rey y todos los que le acompañaban, visto esto, siendo antes liviana y que se podía llevar, se hincaron todos de rodillas, suplicándole se dejase llevar donde querían ponerla. Luego tornaron a tomar a la santa imagen en brazos y, haciéndose liviana, tornaron a caminar con grande contento, dejándose llevar, haciendo en aquel lugar señal, que después los cristianos hicieron allí una ermita intitulada Nuestra Señora del Socorro, y llegaron con la imagen a la cueva, que era como despensa del rey, que llamaban Avehon, media legua de donde apareció, en un barranco que llaman agora Chinguaro, donde en un canto de la cueva, sobre unas pieles de cabras, le hicieron su estancia; donde esta santa imagen hizo y al presente hace muchos milagros.” (Fr. J. Abreu Galindo, 1977:302-304)
 
    Leyendas o cuentos infantiles como este han sido creados y sostenido como dogmas de fe por el catolicismo para desarraigar la conciencia espiritual del pueblo guanche, redescribiendo y reinterpretando una tradición milenaria ya pre existente y obligada a asumir mediante el terror a la esclavitud y la muerte, armas catequizadoras muy efectivas en manos de los fanáticos cristianos de la época ¿Acaso una sociedad como la guanche, con profundos conocimientos en astronomía, matemáticas y dotada de amplios conceptos morales era incapaz de distinguir una imagen de reducidas dimensiones de una mujer adulta? ¿Es propio de una sociedad que tenía prohibido por ley, bajo pena de muerte, el dirigir la palabra a mujer alguna en descampado, que algún individuo se atreviera a agredir a una supuesta mujer? El tema de los pastores y el excesivo peso de la imagen o el “negarse” a ser movida del lugar de la “aparición” es recurrente en leyendas o falacias históricas similares reproducidas en América, especialmente, como he dicho, allí donde catequizaban dominicos y franciscanos.
 
    El gusto por estas fábulas, como método didáctico de adoctrinamiento, ha sido de siempre empleado por las órdenes religiosas, así el fraile Espinosa se inventa una leyenda en torno a procesiones de ángeles que acompañaban a la Diosa-Madre , naturalmente ya sincretizada como Santa María. Pero lo que el fraile ignoraba era que nuestros ancestros continuaban haciendo en secreto sus procesiones nocturnas por las playas de Chimisay y la de Abona a Nuestra Diosa-Madre Chaxiraxi, a pesar de la férrea persecución a que estaban sometidos, con tanto sigilo y discreción que el fraile dominico, a pesar de sus indagaciones, no encontró  explicación, si no era obra sobrenatural, a los restos de cera verde procedentes de las luminarias, dando lugar este episodio al levantamiento de la célebre acta de la cera.
 
    Veamos en palabras del propio Espinosa como interpretó estos sucesos:
 
 “En la playa que dicen de Abona, que será cuatro leguas désta de Candelaria, hacia la Montaña Roja , se velan también ordinariamente estas procesiones, principalmente por la fiesta de la Asunción de Nuestra Señora; y esto es tanta verdad, que ahora, en estos tiempos, personas que las han visto se van a la dicha playa y hallan velas de cera acabadas de apagar, y algunos las han hallado encendidas y pegadas a los riscos y me enseñaron el lugar y yo lo vide, y así en esta playa, como en la de Candelaria, se halla por la orilla de la mar gran cantidad de gotas de cera que de las procesiones que los ángeles hacen en honra de la Candelaria gotean, y yo doy fe que las he hallado y visto, y las tengo en mi poder, y oído a otros muchos lo propio.
 
   Las candelas o velas que en estas playas se hallan, no son muy blancas, mas el pabilo no se deja entender de qué sea, porque ni es estopa ni algodón, antes en alguna manera parece de seda blanca torcida. Lo que toca a estas procesiones, que después acá que la Isla es de cristianos, se han visto, adelante, cuando tratemos de los milagros, se hará mención, dellas más particular”.[1] (A. Espinosa 1980: 64)


  La Diosa Chaxiraxi con la piel "aclarada" en la restauracion a que fue sometida.

 En torno a estas procesiones Marín de Cubas recoge: “Tenían en sus términos muchos ganados sueltos y salvajes, y otros tenían manso, y tenían dedicados a la virgen de Candelaria otros pintados de blanco y varios colores; tenían juegos y fiestas en diversos tiempos del año, y venían de África al trato de carnes, cecina, sebo y cueros, traían cera y hacían procesión y encendían luces a la virgen paseando la playa donde fue hallada, y esto hicieron en secreto aún hasta el tiempo de la conquista; en sus casamientos llevaban luces en la mano.” (Marín de Cubas, [1694]1993:221-223)
 
   El mismo fraile Espinosa atestigua la existencia de imágenes representativas de nuestra Magné Chaxiraxi algunas de las cuales fueron asumidas por el catolicismo como virgen de La Luz. Veamos como se expresa sobre el particular el culto pero ingenuo Espinosa:
 
“Otra imagen de Nuestra Señora está en Garachico, cuyo aparecimiento pasa así:
 
Después que la isla se conquistó muchos años, yendo unos barqueros vecinos de La Orotava a pescar a las calmas de La Gomera en una barca o barco de Gonzalo Bueno, vecino del dicho lugar, llegaron en el término de Adeje a una caleta (que por el caso que vamos contando se llamó de Nuestra Señora), en la cual hallaron una imagen de Nuestra Señora de mazonería, con un niño en brazos al siniestro lado;
 
   Otra imagen dicen haber aparecido en la playa de Abona, de alto de poco más de un palmo, que la llaman Nuestra Señora de Tajo. Todas las cuales he visto y las tienen en mucha veneración y refieren algunos milagros de ellas, que por no ser de mi intento, no los escribo.
 
   Sin estas imágenes que aparecieron, hay otras de mucha devoción y que hacen muchos milagros.
 
   Nuestra Señora de Guía está en el mal país de Isora, entre Santiago y Adeje, que es imagen de mucha devoción y de quien se refieren milagros.” (A. Espinosa, 1980:78-80).
 
   (De este aspecto de la Diosa-Madre Chaxiraxi en su representación asumida por el catolicismo como virgen de Guía trataré más ampliamente mas adelante).
    Así mismo, dicho autor reconoce la existencia de una orden religiosa guanche encargada del cuidado y culto de la Diosa , el clero guanche de Kankus y Maguadas, los cuales fueron masacrados en Achbinico por el invasor Alonso Fernández de Lugo. Inmediatamente después de acordada las denominadas “paces de Los Realejos”. Una vez consensuadas dichas “paces”, el siguiente movimiento del invasor consistió en subir  por las cumbres del Realejo con parte de su ejército de mercenarios y bajar a Achbinico (Candelaria) y tomar posesión por las fuerzas de la imagen de Nuestra Señora Chaxiraxi, ordenando cortar el cuello de los Kankus y Maguadas que cuidaban de la misma. Con este acto, los invasores dieron por sometida la isla, pues la Diosa Chaxiraxi era el elemento unificador y cohecionador de todos los meneceyatos de Chinech (Tenerife), el cuidado de la imagen secuestrada quedó a cargo del anciano capellán francés Pedro Roberto Sablé, conocido por Pedro de  París.

   La metamorfosis a que ha sido sometida  la imagen de la Diosa Chaxiraxi.-

    Una vez usurpada la imagen hubo que crear la leyenda de su aparición que, con ligeros matices, es siempre la misma, suelen encontrarlas pastores o animales, en huecos de árboles, en zarzales, pinos o espinos, cuevas y lugares y por el motivo que sea, al intentar trasladarlas, obran un “milagro” que lo impide y convence a los testigos que allí es en donde quiere permanecer la imagen.
   Además las imágenes negras de estas “apariciones” mantienen unas constantes que son las siguientes:
Facciones negras, no de etnia negroide; realizadas siempre en madera (excepto algunas muy raras que son de terracota, por ejemplo la de Las Nieves en La Palma, sincretización de la Diosa Abora); hierática Majestad; aspecto oriental acusado; los rasgos de la Diosa muy cuidados mientras que los del niño menos; color de vestuario: blanco, rojo, azul (a veces negro o verde); dimensiones específicas constantes: 70x30x30 cm. en etapa inicial, en etapa tardía desde 30 cm. como talla reducida, (Caso Diosa de La Luz o Tajao en Tenerife) hasta un metro talla aumentada (caso de la Diosa Chaxiraxi ) conservándose la proporción 7 a 3; lugar de emplazamiento continuidad con un entorno dedicado a la Gran Madre ; objeto de peregrinaciones importantes y famosas; milagros asociados; rituales con procesiones, culto, ofrendas de frutos y flores, cera verde etc…
 
   Noventa y cuatro años después de la apropiación de la imagen de la Diosa-Madre Chaxiraxi por los invasores, el tantas veces citado, Alonso de Espinosa, nos trasmite una detallada descripción de la misma.
 
“Esta imagen es de mazonería hecha, perfecta y acabada, cual nunca ví otra en mi vida.
 
   Es de estatura de casi cinco palmos,[2] con la peana en que tiene los pies, que tendrá dos dedos de grueso… El rostro tiene, según  la proporción del cuerpo, muy perfecto, un tanto largo, los ojos grandes y rasgados, que a cualquier que uno se ponga, parece que los tiene enclavados en él; y tanta gravedad y majestad representa en ellos y en el rostro, que ninguno la mira de hito que no se le ericen los cabellos y encojan los hombros.
 
    El color es algo moreno, con unas rosas muy hermosas en las mejillas…
 
    Está en cabellos, sin toca ni manto, y es todo el cabello dorado, con muy lindo orden compuesto y en seis ramales trenzados y por las espaldas tendido. Tiene un lindo niño al diestro lado, desnudo y con ambas manos asido un pajarito dorado. Este niño está sentado sobre el brazo derecho de la imagen, y en ella lo tiene con la mano. En la otra mano izquierda tiene un pedazo de vela verde de la misma madera, del tamaño de un jeme,[3] y un agujero encima para poder añadir más vela.
 
    Está vestida a lo antiguo, con una ropa toda dorada desde la garganta hasta los pies, entera sin abertura alguna.” El dominico afirma en 25 de octubre de 1590 que: “a pesar de los muchos años que la imagen tenía el manoseado en el vestir y desvestir y las miles de procesiones, la imagen estaba tan perfecta que parecía obra de ángeles… que para haber de hacer esta relación la ví desnuda.  (A. Espinosa, 1980:75)
 
   La escultura tan minuciosamente descrita por Espinosa estaba perfectamente conservada y corresponde a las denominadas de bulto y extraordinariamente policromada, las cuales, tanto en sus representaciones de pie como sedentes, eran exhibidas y expuestas al culto tal cual eran. Entonces ¿por qué el inusitado empeño de los franciscano primero y de los dominicos después en vestir a la imagen de la Diosa?  ¿Acaso había que ocultar el manto de la Diosa por estar cuajado de estrellas doradas de ocho puntas, y que Espinosa describe con el silogismo de: florones dorados por delante y por detrás?
 
    La estrella de ocho puntas es el símbolo universal de la Diosa-Madre, además de  su  condición de  creadora del universo y Reina del Cielo, o como apunta el Dr. Ignacio Reyes en su extraordinario libro “ La Madre del Cielo”: la madre del espíritu que sostiene al firmamento.

   Debemos tener en cuenta que Espinosa describe la imagen 94 años después de usurpada. Todos los cronistas e historiadores posteriores que han tratado el tema de la Diosa Chaxiraxi (virgen de Candelaria) se han limitado a seguirle al pie de la letra.
   Durante casi un siglo, antes de ser descrita por el dominico, indudablemente la estatua fue sometida a cambios externos para adecuarla al ideario mariano católico ortodoxo.
   En el orbe católico las estatuas que representan a María, tanto las que la figuran de pie como las sedentes, de origen egipcio o romano (cristianizadas), generalmente son exhibidas y expuestas al culto tal cual fueron realizadas por el artista correspondiente, pero no es este el caso de la Diosa Chaxiraxi, es fácilmente comprensible el hecho de que se tratara de variar su aspecto externo, pues, desde el mismo momento de la usurpación por parte de los invasores, como he dicho, los franciscanos primero y los dominicos después, mostraron un inusitado interés en “vestir” a la imagen. La cuestión es: ¿Por qué la cubren totalmente dejando ver solamente el rostros y las manos) ¿Qué trataban de ocultar cubriendo las formas y la rica policromía de la imagen con vestiduras? ¿Acaso pretendían ocultar el manto azul de la Diosa cuajado de estrellas doradas de ocho puntas, atributo de su condición de creadora del universo y de Reina del Cielo?
   La estrella de ocho puntas es el símbolo universal de La Diosa-Madre y se asocia al planeta Venus, estrella de la mañana y del anochecer, a la Sol, al Luna, y a las estrellas reunidas en constelaciones. De ahí deriva la palabra estelar: todo el firmamento lleno de estrellas, proveniente de su nombre, es decir, la verdadera soberana del mundo, la Diosa-Naturaleza o como apunta el Dr. Ignacio Reyes en su extraordinaria obra “La Madre del Cielo”: Madre del espíritu que sustenta el firmamento.
   ¿Son estos atributos de la Diosa-Madre Chaxiraxi los que pretendían ocultar bajo tupidos y costosos ropajes el clero católico?
   La naturaleza les proporcionó a los dominicos una excelente oportunidad para deshacerse del pesado legado que representaba la presencia de la imagen de la Diosa-Madre Chaxiraxi. Como consecuencia del terrible temporal que azotó al Archipiélago en durante los días 6 y 7 de noviembre de 1826, una barranquera asoló el santuario católico de Candelaria arrastrando parte del mismo hasta el mar, con él, las aguas se llevaron la primitiva imagen. De este desastre los dominicos sólo pudieron salvar “milagrosamente” el tesoro de la Diosa.
   En sustitución de la primitiva imagen los dominicos encargan otra nueva al escultor orotavense Fernando Estévez del Sacramento (quien la concluye en 1830), pero en lugar de una copia de la primitiva, deciden que sea de “vestir” es decir, una cabeza y dos manos montada sobre un caballete de madera y, cuyo parecido con  la anterior es solamente en el color negro.

   La cuestión del niño.-

   La imaginería católica nos muestra siempre las figuras de la virgen portando un niño en brazos, en ocasiones cuando esta imágenes son de procedencia “pagana”, especialmente en la serie de vírgenes negras, caso de Isis o las madonas romanas, estas presenta al niño sujeto al brazo izquierdo, en el regazo (pj. Monserrat)  o sentado sobre el muslo izquierdo de la estatua, pero nunca lo portan en el brazo derecho. Algunas como la Guadalupe no portan niño caso raro en la mariología.
   ¿Tenia la primitiva imagen de la Diosa-Madre Chaxiraxi un niño el brazo derecho? Creo que no: Si estudiamos la copia que actualmente está depositada en la parroquia católica de Santa Ursula, en Adeje, podemos observar ciertas particularidades que inducen a suponer que la imagen original no portaba un niño, no es habitual que una madre cargue a una criatura en el brazo derecho, normalmente el infante apoya sus glúteos en el antebrazo de la madre, la postura de la mano de la imagen ligeramente curvada hacia el pecho es impropia para sujetar a un bebe, el niño descansa en el pecho y es sujetado por la pierna derecha postura anti natural y que no tiene ninguna otra imagen mariana. ¿Entonces que portaba la imagen original en la mano derecha? Creo que portaba un un ave (de ser así  ésta le fue añadida a la figura del niño), una esfera o una rosa. Tengamos en cuenta que la rosa ya era considerada como símbolo de belleza por babilonios, sirios, egipcios, romanos y griegos y era ofrecida como ofrenda a la Diosa.
 
   Recordemos que Espinosa nos habla de la “virgen” de Guía, es decir, otra advocación de la Diosa-Madre Chaxiraxi, de esta imagen también fue desposeído el pueblo guanche.  

   Diosa de La Luz versus virgen de Guía.-

   La apropiación de las imágenes casi siempre va acompañada de una leyenda mas o menos piadosa que auto justifique el expolio. Veamos como nos cuenta el boticario español, establecido en La Orotava, Cipriano de Arribas y Sánchez la apropiación de la imagen de la Diosa de La Luz o de Guía por parte de los colonos: “Por el año 1670, una señora de la familia de los Pontes de Garachico acompañada de un fraile, su capellán y un criado partieron del valle Santiago hacía el barranco de lxora donde aún no existía ninguna vereda.
                 
Guiando la señora y atravesando un terreno cubierto de tabaibas, cardones, balos y otros diversos árboles añosos, entre piedras de lava, llegaron al sitio que hoy ocupa la iglesia, donde hicieron alto y se les apareció un pastor semisalvaje, el que refirió á los viajeros que allí cerca de él por una veredita iba y venía á menudo un perro como queriendo indicar alguna cosa; entrándoles la curiosidad dirigiéronse todos al ignorado sitio al que el perro guiaba. A él llegado, detúvose gruñendo el can con los ojos dirigidos á un objeto que dentro de una cuevecita divisábase. Arrodilláronse y notaron entonces una pequeña imagen, que recogida fue trasladada á la choza del pastor. La señora tomó la imagen por su cuenta, ofreciendo hacerla en el llanito de Ixora una capilla y además hacer venir el agua desde la cumbre, cuyas ofertas cumplió. Cuando Garachico fué inundado de lavas ardiendo del volcán que le destrozó, invocaron á dicha imagen, ofreciendo traerla a la población si cesaba la corriente, con gran pompa y procesión; acaeció así y todos los años sucesivos celebrábanla su fiesta, con lo que agrandó mucho el naciente pueblo que se denominó por esta causa de Guía. Cada cinco años traíse la imagen de Guía á Garachico en pública procesión, con gran ruído y parrandas, por cuyo motivo se la llamó de los borrachos y á, consecuencia de estos hechos, suprimióse tan larga y alegre romería. Los de Garachico á puro trabajar consiguieron de los de Guía que la primitiva imagen la tomaran los de Garachico y los de este pueblo les dieron en cambio otra nueva y mayor. Los Brieres y los Pontes disputáronse luego en el pueblo de Garachico la posesión de la imagen, cortándose al fin la polémica depositando la virgen en el convento de las monjas Claras, donde hoy existe.” (Cipriano de Arribas y Sánchez; 1993:128).
 
 
[1]Estas velas estaban confeccionadas con cera de abejares salvajes abundantes en la isla y los pabilos con corteza de la planta Chahora y otras similares. Marín de Cubas recoge que en un asalto efectuado antes de la invasión reglada a la isla Chinech (Tenerife) por el mercenario Alonso de Lugo al menceyato de Icod, entre el botín saqueado figuraba “gran porción de velas y cirios”.
 
[2] 102’765 Cm.
 
[3] 24 Cm.

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