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miércoles, 26 de marzo de 2014



OBSERVACIONES A UNA SERIE DE ARTÍCULOS DE DON FERNANDO BAÉZ EN TORNO A LA RELIGIÓN DEL PUEBLO GUANCHE


Capitulo VI

El dinero hace hombres ricos, el conocimiento hombres sabios, la humildad hace hombres grandes.

Chaurero n Eguerew




3- 4. PRECISIONES SOBRE LA RELIGIÓN DE LOS GUANCHES


Continuando con nuestras observaciones a este artículo de don Fernando Báez  vamos a analizar los siguientes párrafos:

“Por otra parte, difícil fundarse en la religión de un pueblo, cuando ha desaparecido, cuando la experiencia religiosa es algo intransferible, y no haya libro que la contenga, y si faltan sus trasmisores personales; si una religión se inventa, y se apoya en suposiciones y deducciones de pueblos y culturas antiguas, es algo nuevo, sin base (y hasta es muy posible se trate de una nueva secta).”

A pesar de que los frailes predicadores habían establecido un eremitario-casa de contratación en Güímar, -tema que trataremos en otro lugar-, la labor misional de estos no debió tener buena acogida entre la población guanche, pues el conocimiento que esta tenía sobre la religión católica a juzgar por la repuesta dada al mercenario invasor  esclavista Alonso de Lugo por el gran caudillo de la matria canaria Kebehi Benchomo en el encuentro que mantuvieron en la actual Gracia en Aguere en mayo de 1494, en los momentos previos a los enfrentamientos armados era nulo. Veamos lo tratado en dicho encuentro según recoge el historiador Antonio Rumeu, quien sigue al dominico Alonso de Espinosa: “El monarca de Taoro compareció puntual a la cita convenida con un nutrido séquito de trescientos guanches vasallos. Llegados frente afrente, Alonso de Lugo y Benitomo entablaron diálogo, valiéndose como intérprete de Guillén Castellano, quien conocía el habla indígena. Lo que el capitán gallego-andaluz demandó, con sibilinas palabras  el régulo taorino es fácil de adivinar. En primer lugar, la amistad con los reyes de Castilla y la sumisión política a este reino, circunstancia la segunda que invalidaba virtualmente la primera. En segundo término, la conversión al cristianismo.

A cambio de un vejamen y una claudicación les prometía, como recompensa, que el “rey de España...”Los tomaría y recibiría debajo de su amparo y protección y les haría muchas mercedes”.
La repuesta del altivo Kebehi Benchomo fue de una mesura y dignidad sorprendentes, digna del gran caudillo que era. En lo relativo a la prometida amistad puntualizó “Que ningún hombre que no fuese provocado de otro e irritado, la había de rehusar”
En punto a religión “Que ellos no sabían que cosa era cristiandad, ni entendían esta religión, que se verían en ello y se informarían, y así con más acuerdo darían repuesta”.
Especial énfasis puso el monarca guanche en replica a  la tercera demanda, que le humillaba y hería. Rechazó de plano someterse al rey de España, no era de ese parecer porque nunca había reconocido sujeción a otro hombre, pues libre había nacido y así pensaba morir.”[1] (A. Rumeu de Armas, 1975)

Es de suponer que ante tan digna repuesta el invasor optara por aplicar la formula conminatoria por esa época  al uso en la invasión de América:

"Yo os certifico que, Dios mediante, entraremos a la fuerza a vuestro país y os haremos la guerra....y os sujetaremos al yugo y obediencia de la Iglesia.....y le haremos todo el daño que podamos, como a vasallos que no obedecen y rehúsan a recibir a su Señor y lo resisten y contradicen.”

A pesar de la cruenta cruzada del catolicismo contra la Iglesia del Pueblo Guanche en los albores de la invasión y conquista de las denominadas Islas realengas, aspectos estos que están recogidos en la Historia colonial de este pueblo, que como sabemos una vez que la metrópoli se vio obligada a poner coto a los desmanes esclavistas que en nombre de dios llevaban a cabo tanto en Tanarant como en Benahuare y Chinech los cristianos invasores, se optó por la formula siempre efectiva de almas a cambio de cabezas, es decir, aquellos de nuestros antepasados que deseaban conservar la cabeza sobre los hombros y una relativa libertad debían pasar por el rito del bautismo católico, y así sin mas, se daba por sentado que los así bautizados eran cristianos, como quien dice “por imperativo legal”.

Ello no supone que el primigenio pueblo canario asumiese el cristianismo totalmente entre otras muchas cuestiones por que la mayoría lo  desconocían y además porque la mayor parte de las poblaciones guanches estaban alejadas de los centros de asentamiento europeos y continuaban con sus prácticas religiosas ancestrales tal como recoge la documentación de la época, entre ella las actas del Cabildo colonial de de Chinech (Tenerife).

Son considerables los procesos abiertos por la “Santa Inquisición” española en Canarias a guanches y canarii “porque no asistían a los oficios religiosos y vivían como gentiles”, prueba evidente de que en los primeros tiempos del sometimiento del país, la mayoría de quienes asumieron el cristianismo lo hicieron de manera forzada para salvar como queda dicho la vida y una relativa libertad, bastaba escarbar un poco en la piel del guanche para que aflorara el adorador de la Diosa Madre, y sus ancestrales tradiciones.

“Por otra parte, difícil fundarse en la religión de un pueblo, cuando ha desaparecido,”

Estimado don Fernando, no es lo mismo desaparecer que subyacer, como usted no ignora los europeos interpretaron la religión de los antiguos canarios en función de la suya, nombrando a un dios superior llamado Acorán en Tamaránt (Gran Canaria), Achamán en Chinech (Tenerife), Abora en Benahuare (La Palma) o Eraoranzan en Esero (El Hierro). Como queda dicho el estudio de estos nombres indica que los primeros canarios designaban al Sol como femenino y a la Luna de forma masculina, como en las culturas imazighen continental. Como demostraremos en su momento todas estas divinidades son femeninas no masculinas como interesadamente han venido sosteniendo los apologistas del catolicismo. Como usted no debe ignorar la transmisión histórica y cultural en los antiguos canarios era oral mediante la tamusni y, precisamente una de las primeras medidas tomadas por los invasores para desarraigar al pueblo sometido fue la de cercenar de manera cruenta la lengua matria, -los colonos aún los pocos ilustrados que hubieron, no prestaron la menor atención a la legua guanche, pues les era más fácil imponer la suya-, con ello, la mayoría de las primeras generaciones de canarios después de la conquista ya ignoraban los fundamentos de su cultural y religión,[2] quedando estos resguardados en un número muy reducido de familias, las cuales los han venido conservando y trasmitiendo de generación en generación.

A pesar de esta represión, en algunos pueblos del sur de Chinech (Tenerife) hasta la primera mitad del pasado siglo XX algunas familias hablaban en guanche, de hecho durante el periodo nacionalcatólico del franquismo, en las escuelas rurales de la Isla los maestros castigaban severamente a los niños que se atrevían a pronunciar algunas frases en guanche en las  clases, esto está corroborado por personas mayores.[3]

Por otra parte, es conocida la singular maestría de la iglesia católica para siguiendo la tradición romana, sincretizar aquellos aspectos dogmáticos, doctrinales o rituales que le interesa de las religiones sometidas, son abundantes los ejemplos de ello en América y en Canarias, por su parte la Iglesia del Pueblo Guanche también se aprovecho de esta política para mantener determinados ritos y tradiciones bajo el paraguas del catolicismo, tales como la fiesta de la rama en Agaete, los hachitos de Icod de Los Vinos, la romería del Socorro en Güimar, el Beñemer (15 de agosto) en Candelaria, así como ciertas fiestas y romerías celebradas bajo la advocación de determinados santos católicos cuyo orígenes guanches no han sido debidamente divulgados, ¡cosas del sistema.!
En esta línea el investigador Ignacio Reyes expone: “Las misiones cristianas en Canarias, cuya actividad allanó considerablemente el proceso de conquista y colonización de las Islas, aplicaron un procedimiento similar. Las creencias isleñas no oponían conceptos o devociones indigeribles. El fundamento astral y naturalista de su religión, que aparecía gobernada por una potencia creadora, ofrecía incluso elementos suficientes para inducir un sincretismo nada traumático.
La estrategia desplegada por los frailes minoritas en el Archipiélago tomó esa dirección.
La institución de cultos marianos asociados al pino, en Teror (Terûghe, “La Dorada o Rojiza”),[4] o a la estrella Canopo, en Candelaria, tal y como revelan los estudios del Dr. José Barrios García (1997), proporcionan ejemplos muy concretos. De esta manera, a través de la apropiación de las principales referencias que componían la cosmogonía isleña, preparan la asimilación del modelo social y cultural vinculado a la colonización.” (Ignacio Reyes, 2001)
No deja de ser interesante los siguientes párrafos: “cuando la experiencia religiosa es algo intransferible,”. Si la experiencia religiosa es intransferible ¿Cómo es que las primitivas sectas cristianas pudieron trasmitir sus experiencias religiosas a los paganos? ¿Cómo los primitivos cristianos asumieron las experiencias religiosas de los paganos? ¿Cómo el cristianismo ha conseguido trasmitir sus experiencias religiosas a otras confesiones si estas son intransferibles? ¿Cómo transfirió el catolicismo parte de sus dogmas a los guanches si la experiencia religiosa es intransferible?

“… y no haya libro que la contenga”..  Estimado, no todas las religiones basan sus fundamentos, ritos y prácticas en libros más o menos inspirados, dictados o revelados por dios, es más, casi todas ellas surgieron como una revelación espiritual y tomaron formas de expresiones naturales mucho antes de que se creara la escritura en las diferentes civilizaciones, fueron los poderes políticos y militares quienes deseando dominar a los pueblos mediante el control religioso propiciaron una Pléyade de “ilustrados” teólogos, filósofos y sumos sacerdote mediante los cuales reglamentar y controlar la vida espiritual y religiosa para ponerla al servicio del Estado, así las religiones fueron dependiendo cada vez más de los poderes políticos y militares hasta el extremo de que en muchas culturas el gobernador de un país, era al mismo tiempo el máximo pontífice de su religión.

En cuanto a la escritura era conocida por la sociedad guanche, de ello dejo fe el fraile Alonso de Espinosa, además de las cortezas de árboles y las pieles fácilmente destruibles, emplearon como soporte uno de los materiales más perennes la piedra, siendo abundantes en nuestras Islas los yacimientos con grabados alfabetiformes, los cuales están a la espera de nuestro particular Champollion  que nos facilite su traducción.


Para su información sepa que la Iglesia del Pueblo Guanche posee su libro denominado TAGORAL, pero este no es Sagrado ni Santo, simplemente contiene nuestros Fundamentos, Ritos y Ceremonias, así como las normas Éticas, Morales y Filosóficas, Derechos y Obligaciones que los fieles debemos observar entre nosotros y con el resto de la humanidad.

Cuando expone: “…y si faltan sus trasmisores personales;”. ¿Quiere decir con ello que usted asume la falacia histórica creada por el colonialismo y sostenida durante mucho tiempo de que los guanches fuimos exterminados?  Si no hubo trasmisiones personales ¿Quiénes trasmitieron los conocimientos que sobre la religión guanche que le fueron dados recoger a  los cronistas e historiadores aún varios siglos después de la invasión y conquista? La pervivencia de ritos guanches actualmente arropados por el catolicismo ¿Como se trasmitieron? ¿No esta usted informado de los modernos estudios genéticos que demuestran científicamente la pervivencia del pueblo guanche en la actual sociedad canaria en una mayoría abrumadora frente a la de origen europeo?  ¿Acaso su tan pregonado amor a los guanches se refiere sólo a los guanches muertos? Nos viene a la memoria el dicho popular: Tirar la piedra y esconder la mano…”

Como queda dicho la transmisión de la cultura e historia en el pueblo guanche era mediante la tamusni (historia de transmisión oral) aspecto este corroborado entre otros historiadores  por  el medico teldense e historiador canarii Tomás Arias Marín de Cubas, en el siglo XVII -dos siglos luego de la con­quista- nos descubre en su extraordinaria obra que la tradición oral del pueblo canario se mantenía firme aún en aquella época, lo que nos confirma, sin ningún tipo de posibles dudas, que nuestros antepasados pensaban en africano pues sus referencias señalaban en todo momento a nuestras raíces, a nuestros orígenes mazigios continentales: “barruntaban lo porvenir y eran faixages observaban algunas moralidades, y en corridos savian de memoria las historias de sus antepassados, que entre ellos se quedaban contaban consejas de los montes claros de Atlante en África en metáforas de palomas águilas...”. (Marín de Cubas, [1694] 1993)

Imploraban a los espíritus de sus antepasados continentales en los momentos en que, desde época inmemorial, los mazigios celebramos nuestras fiestas de solsticio de verano y dicha celebración nunca se ha perdido. Esta fiesta se sigue manteniendo, con el mismo ritual antiguo, entre los mazigios continentales. Son los momentos en que los naturales norteafricanos imploran a la fertilidad de la tierra y del ganado, pues creen que esta tafaska “fiesta” de la Achura[5] celebrada con fogaleras la víspera del día mayor del año (22 de junio), posteriormente cristianizada y trasladada a la del día de San Juan (24 de junio), protegen a los hombres contra los maleficios y a los rebaños contra las enfermedades; en esta ocasión se celebran también los matrimonios del clan, cuyas ceremonias duran nueve días, tanto entre nuestros antepasados canarios como entre los imazighen continentales.

Por su parte el amusnau tinerfeño, Dr. Bethencourt Alfonso, hablando sobre tradiciones precoloniales mantenidas hasta aquellos momentos, añade que: “de igual manera que conservamos las legendarias hogueras sagradas guanchinescas de Chirche y Aripe en Guía de Isora. En la iglesia de Chasna, en Nochebuena, durante la misa del Nacimiento del Redentor, por medio de pellizcos hacen prorrumpir en balidos a un cabrito, del mismo modo que lo hacían los guanches para implorar al Dios de los animales Guanana”. (B. Afonso, 1991).

Similar tradición se observaba en la parroquia del Salvador en La Matanza de Acentejo, donde además se bailaba al niño en la nave del templo al ritmo del Tajaraste.

El investigador Hermógenes Afonso de la Cruz recoge un testimonio de finales del pasado siglo XX: “Francisco Hernández Graja, de Túnez (Arona, Tenerife), que fue pastor dice: que los guanches acostumbraban un día del año en el mes de Junio, que cree que era el mismo día de San Juan, la víspera, hacer una hoguera y echar dentro reses degolla­das con un faime (cuchillo) de sabina, hasta que el humo saliera derecho al cielo que creían en esto como si fuera cosa de reli­gión. Que no sabe más, pero que esto lo oyó muchas veces a los pastores viejos. “(Hupalupa, 1987:57)

 “Todavía mi abuelo Isidro Hernández, natural de Agache y sus amigos iban el amanecer del día21de junio alas Piedras de Ayesa y saludaban la salida del Sol vertiendo la leche que tenían en un gánigo y gritando tres veces el Achún Magec.

Esto era su ritual de año nuevo” (Fernando Hernández González, comunicación personal. En: Ignacio Reyes García).

Estimado Sr. Báez, lo expuesto en torno a la pervivencia de ritos y tradiciones etnográficas que en ocasiones se mezclan y confunden debido a las sincretizaciones, está claro que ha venido existiendo medios de trasmisiones ¿o no?

Y continua don Fernando en su artículo: “si una religión se inventa, y se apoya en suposiciones y deducciones de pueblos y culturas antiguas, es algo nuevo, sin base (y hasta es muy posible se trate de una nueva secta).”

Veamos Sr. Báez, mucho nos tememos que esta usted imbuido del espíritu emanado del tantas veces citado Concilio de  Nicea, en el cual los dirigentes cristianos del momento apoyándose en culturas antiguas como la griega y la romana entre otras, inventaron una nueva religión que por disposición del Emperador Constantino paso a llamarse Católica Apostólica Romana, cuyo epíteto de cristiana sólo lo ha conservado como recordatorio de sus orígenes y como señuelo para captar a ingenuos.

Por el contrario, La Iglesia del Pueblo Guanche, hunde sus raíces espirituales, doctrinales y rituales en el tiempo, unos mil ochocientos años antes de la era occidental actual, y aún así, es relativamente nueva en relación al periodo de tiempo en que  la humanidad viene adorando a la Diosa Madre Universal, -aspectos estos que trataremos más ampliamente cuando desarrollemos nuestras observaciones a su artículo “Él no es Ella”-.

Por tanto, no estamos creando nada, simplemente tratamos de recuperar y actualizar nuestros fundamentos espirituales, filosóficos y culturales desde la óptica de los tiempos actuales, pues al fin y al cabo somos canarios del siglo XXI.

Para su mejor  información sobre nuestra Congregación permítanos algunas notas:

El primero de nuestros fundamentos recoge: Reverenciamos y celebramos el Universo como la totalidad de lo que existe, pasado, presente y futuro. Es la manifestación de La Diosa-Madre Chaxiraxi, está en perpetua evolución, y es inagotablemente diverso. Su sobrecogedor poder y belleza y su fundamental misterio provocan la más profunda reverencia y maravilla humana.

El último: Promovemos la separación de la religión y el Estado, y el derecho humano universal a la libertad de religión. Reconocemos la libertad de todos los seres humanos para expresar y celebrar sus creencias, como individuos o en grupos, en cualquier ritual, símbolo o vocabulario que no cause daño y que sea significativo para ellos.
La Iglesia del pueblo guanche es una Congregación de hombres y mujeres y niños de los tiempos actuales que quieren vivir su vida espiritual en íntima comunión con los espíritus de nuestros ancestros con la pureza espiritual conque ellos la vivieron, alejándonos de la nefasta contaminación espiritual y moral negativa recibidas de otras confesiones religiosas foráneas que nos han sido impuestas de manera traumática.
Nuestros esfuerzos van dirigidos a conseguir que la Diosa-Madre Chaxiraxi, Tanit- Tara- Abora o Diosa Celeste, (que por estos y otros miles de nombres es conocida por la humanidad) ocupe abiertamente en el corazón de los fieles canarios el lugar que hasta la fecha le ha venido siendo usurpado de manera sincretizada, viéndonos los fieles obligados a venerarla bajo nombres extranjeros, como si fuese una extraña para sus hijos, siendo esta situación impuesta una tactica más empleada por los invasores en sus propósitos de desenraizar al sometido pueblo canario.

Nuestra fe y creencias han sido practicadas por nuestros ancestros como mínimo 1.800 años antes de que se creara el cristianismo. Hace solamente poco más de quinientos años que nuestra religión primigenia fue erradicada -aunque de manera aparente- por la fuerza de las armas, esa erradicación a pesar de su virulencia fue solamente superficial, pues en lo más profundo del ser canario ha venido perviviendo aunque de manera sincretizada como hemos dicho, lo esencial de nuestra fe, en la mayoría de los casos nos hemos limitado a aceptar el cambio de nombre de nuestras ancestrales deidades por los impuestos por otra confesión extranjera, ello explica la peculiar manera en que un amplio sector de los canarios han venido viviendo el catolicismo. De hecho, las divinidades del catolicismo no han arraigado plenamente en la mayoría del pueblo canario, este orienta sus devociones y ritos hacia la Diosa en sus aspectos catolizados como vírgenes, y hacia los santos tras los cuales se ocultan nuestras ancestrales deidades paredros.

Han transcurrido más de quinientos años antes de que se diesen las circunstancias favorables que permitiesen a la Iglesia del Pueblo Guanche salir del anonimato y poder practicar abierta y públicamente nuestros Ritos,  Ceremonias y Credos sin ser perseguidos abiertamente por parte de la religión imperante y su brazo secular, no obstante, somos conscientes de que no dejarán de hacerlo encubiertamente. Tampoco será fácil que una buena parte de nuestro pueblo se desprenda fácilmente de la carga de inercia y castración mental que han supuesto más de quinientos años de imposición del etnocatolicismo, pero confiamos plenamente en nuestra Diosa-Madre Chaxiraxi, en la guía de los Espíritus de nuestros ancestros y en el profundo amor que le profesamos los canarios desde lo más profundo de nuestros genes, para rendirle culto públicamente con el honor, dignidad y decencia con que lo hicieron nuestros antepasados.

 Todo ello en nuestra común unión con todos los seres humanos que desde los primeros tiempos del hombre hemos venido recibiendo la protección y amparo de la Gran Diosa-Madre Chaxiraxi bajo cualquiera de sus múltiples advocaciones.

Nuestros y cultos y ritos son públicos y notorios, a ellos pueden asistir todo el que lo desee sin más requisito que el respeto mutuo, no practicamos el proselitismo, quienes se acercan a nosotros generalmente lo hacen por curiosidad, otros porque esperan ver en nuestras ceremonias y ritos algo exótico. En todo caso de quienes así vienen a nosotros, unos siguen de largo una vez sastifecha su curiosidad, otros valoran solamente los aspectos etnográficos de los ritos, pero la mayoría perciben el mensaje de amor de nuestra magné y deciden abrazar la fe de sus ancestros. En la última ceremonia colectiva de purificación celebrada el 20 de marzo de 2011, tuvimos la sastifacaccion de que 32 nuevos hermanas y hermanos  ingresaran en el seno de nuestra Iglesia, por lo cual damos gracia a nuestra magné Chaxiraxi.

No cobramos por la dispensación de los ritos o consuelos espirituales, nuestro clero ejerce su ministerio por vocación y se sustenta de su trabajo, contribuyendo además con su peculio personal al sostenimiento de nuestras ceremonias.

Por otra parte, igual que fuimos desposeídos de nuestra tierra,  nuestra libertad y nuestros medios de producción, fuimos desposeídos de nuestra espiritualidad, e igual que nos asiste el derecho universal para reclamar en justicia nuestra libertad y nuestra tierra, no asiste el mismo derecho para reclamar nuestra espiritualidad secuestrada por una religión extranjera impuesta por avatares históricos sobradamente conocidos.

En cuanto a su presunción,…(y hasta es muy posible se trate de una nueva secta). No deja de ser paradójico este planteamiento por su parte. Veamos, el concepto de secta en su aspecto peyorativo suele ser empleado especialmente por aquellas religiones que cuentan con el apoyo institucional y por consiguiente se consideran la “religión oficial” “la verdadera”, este fue el caso del “paganismo romano” y del judaísmo, religiones oficiales del Imperio romano y de su colonia de Judea respectivamente en los momentos históricos de las predicas de Jesús de Nazaret, cuyo movimiento espiritual y libertario fue inmediatamente tachado como secta, tanto por los judíos como por los romanos.

Veamos el concepto de secta en los tiempos actuales según determinados estamentos católicos.

“En el lenguaje religioso, que es el más adecuado para tratar el problema, una secta es un grupo que se ha separado de las grandes iglesias, de las iglesias populares. A menudo las sectas conservan algunos valores, ideas religiosas o formas de vida de las comunidades eclesiales fundamentales, pero los absolutizan, aíslan y realizan en una vida comunitaria rígidamente separada de la unidad originaria y orientada a la conservación y la protección de sí misma. He aquí algunos signos distintivos, vinculados con estos datos fundamentales: ideas religiosas desequilibradas (por ejemplo, la inminencia del fin del mundo); el rechazo de toda comunicación espiritual con personas que piensen de otra manera; un entusiasmo exagerado al presentar y realizar la propia visión; un fuerte proselitismo y un convencimiento exagerado de su misión con respecto a un mundo al que se desprecia; un absolutismo de la salvación que limita la posibilidad de alcanzarla a un número determinado de personas que pertenecen a dicho grupo.”

Como puede constatar don Fernando el calificativo de secta con que usted pretende calificarnos nada tiene que ver con nosotros y si posiblemente con algunos movimientos en el seno del catolicismo.

De hecho en la actualidad entre las múltiples sectas  cristianas no rehúsan aplicarse mutuamente el apelativo de secta, concretamente la denominada “Cristianos libres por el Cristo del Sermón de la Montaña” con relación a la iglesia católica romana dice:

“En un punto sobrepasa sin embargo, a todas las demás que tanto le gusta apostrofarlas como “sectas: Según el juicio de peritos históricos no existe otra organización mundial, que en la antigüedad, edad media y tiempos modernos, inclusive y en especial en el siglo 20, se ha cargado tan abominablemente con crímenes, como la iglesia cristiana, y en especial la iglesia católica-romana”, Karlheinz Deschner. Y el ex jesuita Conde Hoensbroch constata: Durante siglos los papas han estado a la cabeza de un sistema de asesinato y sangre, que en nombre de Dios y en nombre de Jesús ha asesinado más personas, ha culturas y ha causado más desolación que cualquier guerra, y alguna peste.”

Para concluir este apartado en torno a las modernas sectas en el orbe católico y como simple ejercicio de memoria reciente nos permitimos reproducir parte de un documento presentado por el sociólogo y ex numerario del Opus Dei Alberto Moncada, al XII Congreso Mundial de Sociología celebrado en Julio de 1990:

 Sectarismo católico. El Opus Dei.
“Ni la Iglesia española ni la sede romana han abordado el sectarismo intraeclesial. Hay una cierta literatura teológica, cercana a la sociológica, que contempla la fenomenología grupal intraeclesial, a partir de la conocida tesis weberiana que contrapone iglesia a secta. Recientemente, el canadiense Turcotte ha tratado de profundizar en el análisis de Ernst Troeltsch sobre la dinámica grupal eclesiástica (Paul André Turcotte, C. S. V, L'Eglise, la secte, la mystique et l'ordre religieux, en Eglise et Théologie, 20, 1989).
Pero una cosa es la especulación y otra el gobierno. El centralismo vaticano no permite disidencias grupales, los fundamentalismos y grupos radicales de derecha son tolerados si son fieles a Roma, y los movimientos contestatarios, como el reciente de Lefebvre, más fundamentalista que sectario, o son reconducidos o apartados de la comunión apostólica. En ello juegan también razones de política eclesiástica que, hoy, por ejemplo, tiende a proteger a instituciones que, como el Opus Dei, presentan, en su evolución histórica, un carácter crecientemente sectario. Cuando obispos católicos, como el de Londres, testigos y críticos del sectarismo opusdeista, han tratado de influir en Roma para controlarlo, no han encontrado interlocutores propicios más que en privado.
Hay que reconocer, además, que sociedades como la española, donde el propio Opus Dei nació y se ha desarrollado principalmente, no parecen muy dispuestas a encararse con esos fenómenos castizos de la misma manera que lo hacen con las sectas de importación. Los propios analistas españoles del fenómeno muestran esa especie de timidez inducida por las circunstancias. De los dos últimos libros aparecidos en el mercado (Pilar Salarrullana. Las sectas. Un testimonio vivo sobre los mesías del terror en España, Ediciones Temas de Hoy, 1990, y Pep Rodríguez. El poder de las sectas, Ediciones B. Zeta, 1989) sólo el segundo caracteriza, muy de pasada, actividades de la Obra como sectarias.
Pero lo cierto es que, con cualquiera de los criterios científicos en uso, e incluso con la propia definición de la Iglesia española (“Grupos sin voluntad de diálogo, que hacen proselitismo sin escrúpulos y se resguardan en la ambigüedad y el misterio”), el Opus Dei es perfectamente incorporable a esa lista de sectas peligrosas que figura en los libros publicados y que, en algunos países, sirve de referencia para la actuación del poder civil en ayuda de sus victimas.
Bien es verdad que el carácter sectario de la institución, que estaba de forma germinal en el diseño fundacional, se ha ido acentuando con el tiempo, especialmente en el proselitismo infantil.” (Alberto Moncada. Historia del Opus Dei, Plaza & Janés, 1986)
La Evolución del Opus Dei
“En el Opus de la primera hora, años treinta y cuarenta, la oferta de Escrivá, ejemplificada doctrinalmente en el libro del fundador, “Camino”, y traducida a táctica apostólica, consistía en invitar a jóvenes universitarios a recristianizar la ciencia y la cultura españolas, castigadas, a su juicio, por el europeismo y la modernidad intelectual que se convirtieron en objetivo fundamental de ataque del bando vencedor en la guerra civil. En ese sentido, los prosélitos de Escrivá eran principalmente varones jóvenes con estudios universitarios completados o iniciados, que se dedicaban, mayoritariamente, a la actividad académica y que competían, a veces ásperamente, por las cátedras y las plazas de investigación de la enseñanza superior española.
El modelo de numerario era un intelectual de buenos modales. Para subrayarlo, y de acuerdo a las primeras Constituciones, hacía falta tener título universitario para incorporarse a la Obra. Las mujeres, destinadas a la intendencia doméstica, sólo debían poseer esa suma de virtudes burguesas, que Escrivá resumía en: “Basta que sean discretas”.
A mediados de los años cincuenta aquello cambió por razones conocidas. Escrivá necesitaba poder y dinero, tanto para alimentar su expansión apostólica, como para responder con fuerza a los grupos antagónicos y, sobre todo, para luchar, desde una plataforma más contundente, por la aprobación vaticana. A tal fin, los superiores organizaron la promoción de gentes de confianza, numerarios solteros y, también, supernumerarios casados, a zonas de la economía y de la política española y, más adelante, italiana, portuguesa, francesa, latinoamericana.
El socio paradigmático, entonces, ya no es el intelectual académico sino el ejecutivo mercantil, el gestor. La transformación coincide con el relativo fracaso de la operación intelectual, al acentuarse las censuras doctrinales al pensamiento de los socios y carecer éstos, también por las urgencias de la labor apostólica, de un ambiente propicio a la investigación creadora.
El cambio de arquetipo rompe, también, el esquema de observancia diseñado por Escrivá para los solteros. El numerario del Opus está obligado a observar unos preceptos, unas prácticas, calcadas de la vida de perfección de instituciones religiosas, como la Compañía de Jesús. No en balde Escrivá se había dirigido espiritualmente con los jesuitas. El numerario del Opus Dei tenía, tiene, que llevar una extensa e intensa vida de rezos y otras observancias, con votos muy estrictos de pobreza -entrega de ingresos y control de gastos-, castidad y obediencia- intelectual, en la aceptación de la indoctrinación ideológica, y práctica, en la manera de organizar su vida, su profesión.
Aquello no era muy difícil de conseguir cuando se trataba de estudiantes o profesores, pero comenzó a serlo con comerciantes y políticos.
Ahí empezaron las dificultades internas, de solución de conflictos de observancia y contabilidad, y externas, de atribución a los superiores de los compromisos políticos y comerciales de los socios. Esa es la sustancia de la crítica generalizada contra la Obra, en los años sesenta, que, acusada de complicidad con el franquismo político y de solidaridad con el capitalismo de la época, ve en peligro su status canónico y su imagen social.
Por ello, y también por razones de oportunidad, en los años setenta, el Opus abandona la actividad comercial directa -las llamadas obras comunes o sociedades auxiliares- trata de reconducir su régimen externo, y se concentra en dos nuevas actividades: la educación de los menores, que era nueva en el sentido de que Escrivá no la contemplaba en su fundación, aunque terminó estimulándola, y la apología del catolicismo tradicional.
La asunción de estas nuevas metas coincide con una cierta retirada de congregaciones, como los propios jesuitas, de la educación de las clases acomodadas, donde el Opus los reemplaza, y con la llegada a la sede romana, ya muerto Escrivá, de un Papa favorable, que concede el deseado status de autonomía eclesiástica y utiliza el Opus, junto al novísimo movimiento populista, Comunión y Liberación, como puntas de lanza de su neoconservadurismo doctrinal.” (Alberto Moncada, 1992)
Sr. Báez, reconocemos que nos hemos extendido un poco –quizás innecesariamente-, en la cita de este último documento, pero sabemos que gusta de estar informado, posiblemente el estudio de este y otros documentos similares nos ayude a entender el porque un importante sector de nuestra sociedad continua comulgando con piedras de molino.



[1] Los resaltes en negrita son nuestros.
[2] Creemos interesante recordar que antiguas culturas técnicamente más avanzadas que la guanche, tales como la egipcia, la maya azteca etc., dentro de los primeros cien años de su colonización habían perdido toda noción de sus escrituras, ritos y tradiciones, por el contrario, el pueblo guanche en este aspecto ha sabido resistir mejor el empuje colonial conservando un número considerable de sus ancestrales tradiciones.
[3] Comunicación personal de D. Domingo Delgado Morales, de 82 años de edad.
[4] Recordemos que el color rojo ocre es el color sagrado de la Diosa Tanit, la mayoría de los santuarios guanches están situado en montañas de toba roja, así como en cuevas o lugares donde afloran vetas de almagre.
[5] Achún Magec. loc. det. Tf. p. us. Cron. Expresión pronunciada en el amanecer del solsticio de verano para celebrar la entrada del año nuevo.
*ăswĭh n maɣəɣ, prop. nom. lit. triunfo del Sol’. (Dr. Ignacio  Reyes)


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