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domingo, 15 de septiembre de 2013

LA DIOSA MADRE EN LAS ISLAS CANARIAS-XVII-II





VOLUMEN III

CAPITULO XVII-II



Eduardo Pedro García Rodríguez
Viene de la entrega anterior.
La presión ejercida por los dominicos y por el brazo secular para posesionarse del icono de la Diosa fue constante y continuando en el tiempo hasta el extremo de que nuestros ancestros se vieron obligados a defenderse con las mismas armas legales de los invasores, dando comienzo así al denominado Pleito de los insulares. En realidad fueron varios los pleitos entablados por el clero y fieles guanches para evitar el ser despojado de la posesión de la imagen de la Diosa. Esta valiosa documentación fue rescatada y conservada por don Manuel de Ossuna y hoy forma parte de los archivos históricos del Ayuntamiento de La Laguna por donación testamentaria de su propietario, y hecha publica por el historiador Manuel A. Fariña González, en sus anotaciones a la obra de Juan Bethencourt Alfonso Historia del Pueblo Guanche. Documentos que reproducimos íntegramente el Anexo Documental de este trabajo.
Veamos un ejemplo de esta documentación procesal:
“En el lugar de la Orotava de esta isla de Tenerife, treinta e un días del mes de Diciembre de mil y quinientos y ochenta e ocho años conforme a la cuenta de nuestro Salvador Jesucristo ante el Bachiller Juan Pereira de Lugo, Abogado, y en presencia de mí Juan Benítez Zuazo, Escribano público de dicho lugar y sus términos, por el Rey nuestro Señor, pareció Pedro Hernández, natural de esta Isla, por sí y en nombre de los demás //Folº. 40 vtº.// Naturales della, sus consortes, e presentó una provisión ejecutoria de la Real Audiencia de Canaria según por ella parecía, su tenor de la cual es el que se sigue= Juan Benítez Zuazo, Escribano público=____
El Regente, oidores de la Real Audiencia destas Islas de Canaria, por el Rey Nuestro Señor, en presencia del Bachiller Juan Pereira de Lugo, Abogado, e vecino de la isla de Tenerife en el Lugar de la Orotava , salud e gracia: sepades qué pleito y causa pende ante nos, en esta Real Audiencia, por caso de corte, el cual se intentó criminalmente por parte de Pedro Hernández, Francisco Hernández, Juan Fernández, Luis Rodríguez, Francisco Gon- //Folº. 41 rtº.// zález, el Capitán Pedro Rodríguez, Salvador González, Alonso Rodríguez, Juan Rodríguez, Diego Díaz de Vera, Antón Sánchez, Andrés Hernández, Lázaro Sánchez, Rodrigo Martín, y los demás sus consortes, Naturales de esa Isla en el término de Candelaria, contra Cristóbal Trujillo de la Coba e Gaspar Yanes Delgado, regidores desa Isla, a la qual causa salió la parte del Consejo, Justicia e Regimiento de esa Isla, sobre inquietación de posesión y costumbre en que han estado los dichos naturales de sacar la Imagen de Nuestra Señora de Candelaria en sus andas a los tiempos que se hacen las //Folº. 41 vtº.// procesiones e sobre las demás causas e razones contenidas en el proceso del dicho pleito en el cual parece que ante nos en esta Audiencia, en dos días del mes de Marzo pasado de este año de ochenta y siete, por parte de los dichos Naturales nos fue presentado un escrito de querella del tenor siguiente=___
Muy l1ustrísimos Señores= Diego de Peñafiel en nombre de Pedro Hemández, Diego Díaz de Vera, Francisco Hemández, de los demás vecinos e Naturales de la isla de Tenerife en el término de Nuestra Señora de Candelaria de quien tengo poder que es este que presento en la vía e forma que mejor haya lugar de derecho / /Folº. 42 rtº./ / por caso de corte notorio me querello ante vg.sg., criminalmente, de Cristóbal Trujillo de la Coba e de Gaspar Yanes, Regidores de la dicha Isla e de los que parecieren culpados y contando el caso que estando los dichos Naturales en posesión antiquísima desde que la dicha Isla se ganó de cristianos y es uso e costumbre tan antigua de en todos los años por el día de Nuestra Señora de Candelaria que se hace procesión de la Casa de Nuestra Señora hasta la iglesia de San Blas, y en otras procesiones extraordinarias como en procesión de agua e para salud de otras cosas que la Imagen sale en sus andas y en procesión de llevarla sobre //Folº. 42 vtº.// sus hombros los Naturales que descienden de los Naturales, que eran antes que la Isla se ganase y en contorno y en redondo de la dicha Imagen suelen ir todos los Naturales porque es fiesta suya y la Imagen les pareció a ellos mucho tiempo antes que cristianos ganasen la dicha Isla, los cuales Naturales antes de tener lumbre de fe, reverenciaban y tenían en mucho la Imagen y aunque personas poderosas de estas Islas, e por su voluntad e contra de los dichos Naturales, la quitaron dentre los dichos naturales y la llevaron a la isla de Lanzarote, de donde milagrosamente la Imagen / /Folº. 43 rtº./ / hizo señales de no querer estar en la dicha isla de Lanzarote, y se volvió a la de Tenerife entre los dichos Naturales en el dicho lugar que dicen de Candelaria y en esta devoción los dichos Naturales han estado y están hasta ahora teniendo por particular privilegio la dicha Imagen entre sí, y así como cosa suya él y los propios la sacan en sus andas y han sacádola desde el dicho tiempo a esta parte y estando en este uso antiguo e posesión, el día de Nuestra Señora deste mes pasado de Febrero, continuando los dichos Naturales su posesión e costumbre queriendose hacer / /Folº. 43 vtº./ / la dicha procesión, cuatro de ellos tomaron las andas de la dicha Imagen yendo los demás junto a ella y la sacaron desde su altar, trayéndola a la capilla de la dicha iglesia de donde se recomenzaba a hacer la procesión y trayéndola sobre sus hombros los dichos Naturales, y estando congregada mucha gente, el dicho Cristóbal Trujillo de la Coba, y Gaspar Yanes, Regidores y otros con alboroto y escándalo, diciendo el dicho Trujillo que tenía comisión del gobernador e que venía en su lugar, e con vara de Justicia en las manos, fueron rempujando a los dichos Naturales y llegando / /Folº. 44 rtº./ / a los que tenían las dichas andas por fuerza, y sin reverencia de Nuestra Señora se la quitaron por fuerza y porque los dichos Naturales con modestia e mansedumbre decían e requerían al dicho Trujillo de la Coba que no les quitase de su posesión e que aquello les pertenecía por ser Naturales, el dicho Trujillo y los demás les afrentaron delante de la dicha Imagen llamándoles de bellacos e majaderos e pícaros y en son de quererlos afrentar les decían que eran unos Guanches de baja suerte y porque no pasase adelante el dicho escándalo se hizo que la Imagen se volviése a el altar de donde //Folº. 44 vtº.// los Naturales la habían traído, y el Vicario del Convento de la dicha Imagen viendo la injusticia del dicho Trujillo, e los demás, e porque la procesión no se dejase por hacer, hizo que dos frailes y dos naturales tornásen asacar la dicha Imagen y ansí la sacaron, y llevándola, y saliendo por la puerta de la iglesia, tornó el dicho Trujillo e los demás a hacer el mesmo alboroto, y escándalo, queriendo quitar la dicha Imagen a los dichos Naturales e Frailes y lo hicieran si el Vicario de la isla de Tenerife no lo impidiera con excomuniones que les puso, y prosiguiendo la dicha procesión des- / /Folº. 45 rtº./ / pués que iba la Imagen buen rato de la dicha iglesia e llevándola los dichos Naturales e Frailes, y el dicho Trujillo y los demás ejecutaron su mal propósito, e sin reverencia de la Imagen fueron contra los dichos Naturales que llevaban la dicha Imagen, y los demas que iban junto, y les tornaron a afrentar con las mismas palabras e dar de rempujones apartándolos de la dicha Imagen e rompiéndoles sus capas y herreruelos que llevaban y hubo tanto escándalo, y alboroto que hicieron amotinar toda la gente de la procesión, muchos romeros que haido en romería / /Folº. 45 vtº./ / de las demás Islas, de suerte que yendo los dichos frailes con tan gran alboroto y escándalo y tan poca reverencia a la Madre de Dios y que estaban las andas quebradas por los empellones que los dichos Regidores e Trujillo habían dado a los que la llevaban que un Niño Jesús había caído en tierra e quebrádose un brazo, por causa del dicho Trujillo e los demás volvieron la dicha Imagen a su casa, y ansí no se hizo la dicha procesión que fue gran desconsuelo para los romeros y peregrinos que habían ido a ello, por lo cual cometieron delito digno de punición y castigo / /Folº. 46 rtº./ / porque pido a Vªs.Sªs. me admitan esta querella por caso de corte, por ser contra Juez e Regidores y admitida me reciban información al tenor de ella e dadas les condene a los susodichos en las penas en derecho establecidas e contra los que semejantes alborotos, y escándalos hacen, e pido justicia e costas e incidentes del oficio de Vªs.Sªs. que para ello imploro, y les condenen e manden que de aquí en adelante que en las dichas procesiones no perturben a los dichos Naturales ni les inquieten en la posesión e costumbre que tienen en llevar a la Imagen y andas de Nuestra//Folº. 46 vtº.// Señora y los Naturales ir en contorno de ella, y amparen en la dicha posesión antigua a los dichos Naturales declarando estar en su posesión e uso de sacar ellos la dicha Imagen en sus hombros, e ir junto a ella, e para que los susodichos sean acusados les mande prender e presos les protesto acusar más en forma, e pido ut supra, e juro en forma no ser de malicia= El Licenciado Borrero=____
Con fecha 7 de diciembre de 1587, la Audiencia de Canaria dicta sentencia a favor de nuestros antepasados y en contra del Cabildo de la Isla en las personas de sus regidores Cristóbal Trujillo de la Coba e de Gaspar Yanes.
 “…(Al margen: Sentencia) Fallamos los dichos Pedro Hernández, Diego Díaz de Vera, y consortes, haber probado su querella como probarles convino para haber victoria en esta causa en lo que de yuso será contenido, e los dichos Cristóbal Trujillo de la Coba , y el dicho Concejo no haber probado cosa que les excuse de condenación, atento a lo cual debemos de amparar e amparamos a los dichos Naturales en la posesión que han tenido de sacar la dicha Imagen de Nuestra Señora de Candelaria, desde su altar hasta San Blas y volverla a el dicho su altar y lo mismo se entienda en cualquier otra procesión Que se hiciere con su bendita Imagen en la cual/ /Folº. 56 vtº./ / dicha posesión les amparamos y defendemos y mandamos que en ella no sean inquietados, ni perturbados so pena de cada cinquenta mil maravedíes para la Cámara e Fisco de Su Majestad y estrados de esta Audiencia…”.[1][1]
A pesar de esta y otras sentencias favorables, en el transcurso del tiempo los dominicos consiguieron hacerse con el control de la imagen de la Diosa Madre Chaxiraxi, con su santuario y con el rebaño sagrado de la Diosa , relegando a sus verdaderos propietarios a la representación anual de una humillante mascarada donde unos supuestos guanches escenifican la supuesta “aparición” de la imagen  de la Diosa , con unos gestos absurdos y un lenguaje ininteligible como si una de las lengua más ricas de la antigüedad careciera de palabras para dirigirse a una estatua, además el autor de esta farsa el fraile Espinosa seguramente supuso que estos “buenos salvajes” no sabían distinguir una figura de madera de una persona y, para más escarnio les visten con unas azaleas de ovejas merino, ovejas que fueron introducidas por los colonizadores, calzándoles además con alpargatas fabricadas en Valencia, ¡todo un homenaje a la rigurosidad histórica!
Todas las Diosas negras una vez que son sincretizadas por la iglesia católica son rodeadas de una recurrente leyenda piadosa, se niegan a ser cambiadas del lugar donde “aparecieron”. Especialista la orden dominica en este tipo de fabulas, Fray Alonso de Espinosa, crea una ingenuo mito en torno al robo del icono de la Diosa Chaxiraxi por parte de los piratas del colono Sancho de Herrera, dándole, como es habitual en el catolicismo, un tinte milagrero, cuento que han venido asumiendo ciegamente la mayoría de historiadores posteriores sin someterlo a un mínimo estudio analítico:
“Llevaron los de Lanzarote la santa imagen de Candelaria a su isla, muy gozosos y con­tentos de tener tal huéspeda en ella, y de haber alcanzado tal abogada y ganado tal joya y hecho un tal robo. Y pusié­ronla en el altar mayor en la iglesia de San Salvador; pero los hombres ponen y Dios dispone. ¿Quién creyera que la imagen de Candelaria, que los de Lanzarote para amparo su­yo y regalo llevaban, había de ser cuchillo y disgusto suyo? No era el Señor servido (cuyos secretos son inescrutables y de los juicios humanos muy remotos) de que la santa reliquia estuviese entre ellos; y así lo dio luego a entender con paten­tes señales; porque otro día de mañana, yendo muy gozosos a ver su imagen, la hallaron vuelto el rostro a la pared y las espaldas al pueblo, que no fue poca confusión para él. Por­fían otra y otras veces a volverle el rostro al pueblo, y tantas veces la tornaban por la mañana a hallar vueltas las espaldas. Toman pareceres en el caso, y resuélvense en que se hagan procesiones generales y plegarias y disciplinas a Nuestro Se­ñor, para que tenga por bien dejarles aquella santa reliquia, pues la sabrían ellos mejor venerar y servir que los gentiles guanches donde había aparecido…
[…]Esto hizo todo el tiempo que la santa imagen estuvo en Lanzarote, para que más testigos hubiese deste milagro; y en todo este tiempo, oían muchas músicas deleitables y so­noras de ángeles, vían grandes resplandores, procesiones y luminarias, y sentían suavísimos olores aquéllos que tenían cargo de la guarda de la imagen Y por esta razón, cuando los de Lanzarote volvían con la dicha imagen a traérsela y restituírsela, no les querían dar crédito, hasta que desde el navío se la enseñaron; y viéndola, para certificarse, van a la cueva; y no hallándola entonces, quedaron confusos. Y que­riendo el rey hacer justicia de los que la tenían a cargo, fue­ron tantos los que afirmaron haberla siempre visto en su cueva y lugar, que hubo de perdonarles; y así con mucho contento la recibieron y pusieron en su lugar, añadiendo guardas y cuidado. A Sancho de Herrera le dijeron lo que pasaba, y cómo nunca había faltado de la cueva donde solía estar, aunque ellos la hubiesen tenido en Lanzarote; de lo cual admirado él y los suyos, se confirmaron más en la devo­ción desta santa imagen y en que era su voluntad estar en esta isla. Y así encargaron a los naturales la reverencia que a la santa reliquia debían tener.” (A. Espinosa, 1980:72-75).
La realidad más que probable del fondo de  esta ingenua leyenda sería que el colono y pirata Sancho de Herrera en sus habituales correrías por las Islas aún no sometidas, a la captura de esclavos, ganados y cualquier cosa que tuviese algún valor, desembarcase por las entonces despobladas costas de Igueste y, a falta de mejor presa, decidiese robar la imagen de la Diosa Chaxiraxi, más que por una cuestión de fe, por el valor crematístico que podía suponerle. De hecho la supuesta devolución no sería otra cosa que el pago de un rescate por parte de los guanches de Güímar para la recuperación de la imagen.
Por otra parte, tal como recoge la investigadora María Jesús Riquelme, en otra oportunidad la imagen mostró su deseo de no ser trasladada de su cueva-santuario al nuevo templo construido por los católicos.
[…] Sin embargo, una vez construido el nuevo templo, dicen que  milagrosamente la imagen retornó varias veces a su antigua morada. De forma obligada volvió a usarse la cueva como albergue de la Virgen en el periodo comprendido entre 1789-1803 por incendio del segundo santuario construido por el obispo García Jiménez, obra que databa de 1672.” (M. J. Riquelme, 1990:35).
Esta claro que el clero guanche no estaba dispuesto a permitir que la estatua de la Diosa Chaxiraxi no fuera desplazada de su antiguo santuario de Achbinico para ser colocada en el nuevo templo construido por los colonos, por ello es probable que tomasen la imagen y la restituyesen a su verdadero santuario tantas veces como los frailes la colocaban en la ermita. Esto debió de ser así porque entre otras cuestiones los frailes eran pocos y la mayoría ancianos, lo que les incapacitaba para enfrentarse al clero guanche. Una vez conseguido el pleno dominio de la imagen, prefirieron ocultar estos hechos bajo el ropaje milagrero,  tema en lo que eran unos verdaderos artistas.
Un caso similar tuvo lugar unos años más tarde (en 1555) cuando la imagen fue llevada a La Laguna en rogativa de petición lluvias y por temor a los franceses, colocada en el convento dominico de la ciudad, la afluencias de fieles a visitar a la Diosa fue tal, y las ofrendas económicas de tal magnitud, que los dominicos maquinaron la posibilidad de dejar de manera permanente la imagen en su convento, poniendo toda clase de trabas para su regreso al santuario de Candelaria e incluso oponiéndose abiertamente a tal retorno. Así las cosas, el clero guanche decidió poner las cosas en su sitio y una madrugada entraron en la iglesia del convento “secuestraron” la imagen y sin hacer paradas en el camino la instalaron en su templo de Candelaria, a partir de estos hechos, mucho le costó al Cabildo colonial de la Isla el que le fuera permitido trasladar la imagen a La Laguna cuando era demandada en casos de sequías prolongadas o de otras calamidades públicas.
Posiblemente, a partir de estos hechos la iglesia católica astutamente decidió contentar a ambas partes contendientes –como paso previo a la usurpación para sí-creando una doble festividad, la fiesta del 2 de febrero en que la iglesia católica sigue la tradición evangélica de la purificación y presentación de Jesús en el templo, al que corresponde según el dogma católico la imagen de madre portadora del infante y la vela simbólica, a la que concurrían la justicia y regidores del Cabildo colonial, beneficiados de los Remedios y la Concepción , y los curas párrocos de la Isla.
Y la otra más importante, la del 15 de agosto, festividad nacional canaria, a la que asisten romeros de todas las Islas, durante las cuales se celebra el Beñesmer[2][4] o fiesta de la cosecha guanche, enmascarada, como es habitual por el catolicismo, como la Asunción de Nuestra Señora.
A cuatro leguas al sur de Santa Cruz, cerca del mar, hay una cueva con una capilla e iglesia llamada de Nuestra Señora de Candelaria, en la que se encuentra una imagen de la Virgen María muy reverenciada aquí, como la gran Diosa Diana lo era en Efeso. (George Glas, [1764] (1976:69)
Sobre la fecha de llegada y procedencia de la imagen, hay variadas teo­rías, pues nada se halló escrito que satisficiera y sacara de la oscuridad de aquellos tiempos…
Pero vayamos analizando con objetividad los datos que nos suministran autores de diferentes épocas sobre tan polémico tema y atendamos principal­mente a nuestra lógica.
En primer lugar, respecto a la cronología, observamos las primeras dis­crepancias, es natural, pues cada autor se ha guiado por el criterio referencial más adecuado, dados los acontecimientos conocidos de la etapa a analizar.
Un grupo de autores reseñados siempre como “clásicos” en el tema que comentamos, fijan la llegada de la imagen a la isla entre 1390-92. Otros, en cambio, las establecen entre 1400 y 1450.
Se basan estos autores en variados hechos, unos que exceden la lógica natural, otros en situaciones concretas y los menos aluden a la tradición. (M.J. Riquelme Pérez, 1990:27-28).
Por su parte Bethencourt Afonso recoge: “Las inscripciones de la imagen de la Virgen de Candelaria son tan etruscas como si hubieran venido de un cementerio toscano, en el cual descansan los huesos de muchos Caius.
La imagen es la de la diosa Menera y su hijo —que con muy poca probabilidad es Minerva, una diosa virgen o una diosa madre— cuyo nombre está compuesto de la palabra vasca men, “poder o au­toridad…” (J. Bethencourt Afonso, 1991, t. I: 163)
Sobre el origen de la imagen de la Diosa Madre Chaxiraxi ya sincritizada como Nuestra Señora de Candelaria, el historiador Lorenzo Santana Rodríguez ha realizado un excelente trabajo de investigación del cual no nos resistimos a reproducir  parte del mismo pues consideramos que es un documento bastante esclarecedor en cuanto a la leyenda de la supuesta “aparición” de la imagen en la playa de Chimisay:
“Para concluir este somero estudio sobre los inicios del culto candelariero hemos escogido un tema que nos permitirá retrotraernos a la época anterior a la Conquista de la isla, pues nos proponemos hacer un primer intento de reconstruir la tradición de los guanches sobre la Candelaria a partir de los detalles que ellos mismos aportan en el conocido como pleito de los naturale, pues no es lo mismo oír lo que Espinosa dice que a su vez dicen los guanches, que el escuchar a estos directamente. En otro estudio adelantamos el comienzo de este pleito hasta el año 1544, como se deduce de una carta de poder otorgada en la ciudad de La Laguna el 11 de septiembre de ese año:
Sepan cuantos esta carta vieren cómo yo, Pedro Goçón, cl[é]rigo presbítero, beneficiado de este término de Güímar, que es en esta isla [d]e Tenerife, y cómo nos, Pedro Delgado, y Juan Gaspar, y Juan Hernández, y Juan Castellano, y Luis Hernández, y Juan Castellano, y Luis Hernández, y Pedro Madalena, y Juan de Santa Cruz, y Antón Gutiérrez, y Juan de Baltazar, y Juan de Tacoronte, y Luis García, y Pedro Hernández y Luis Hernández de Ibavte, vecinos y naturales de esta isla de Tenerife, moradores en el dicho término de Güímar y de Nuestra Señora Candelaria, por [n]os y por los demás vecinos y moradores del dicho término, por los [c]uales hacemos y prestamos voz [y] caución (…otorgan poder general de Gutierre de Trejo, clérigo presbítero, beneficiado de Nuestra Señora de la Consolación de Santa Cruz, para…) pedir y suplicar que no c[on]sientan ni den lugar a que la iglesia de Nuestra Señora d[e] Candelaria, que al presente est[á …] se mude del lugar dond[e …] está hecha y edificada […] allí donde está nosotr[os y nuestros] padres la ayudaron a [… edi]ficar con limosnas que […] dieron. Y, así mismo, [… pue]da pedir que la ima[gen de Nuestra] Señora no se saque ni […] dicha iglesia para la ll[evar …] a otra parte, por[que donde(?) al(?)] presente está ha esta[do …] continua desde que la [dicha(?) imagen(?)] se hizo. Y, así mis[mo, pue]da pedir y pida [que en la dicha] iglesia de Nuestra Señor[a de(?) Cande]laria se nos admini[stren los(?)] sacramentos de la Igles [ia …] bautismos, como de vela[ciones …] entierros y otras cosas […] todo no se hace en la dich[a iglesia] por estar en po[der(?) …] de la Orden de Santo Domingo, de que todos nosotros y los demás vecinos del dicho término padece[m]os por no tener quién en la dicha iglesia de Nuestra Señora nos administre los dichos sacramentos.
Como dicen nuestros antepasados guanches: “porque ellos ayudaron a hacer la dicha iglesia e imagen”; o como dicen en el documento que se elevó a público: “porque donde al presente está ha esta[do …] continua desde que la dicha imagen se hizo”. Por la significación o novedad que supone esta afirmación, hemos optado por reproducir la minuta en su totalidad y el poder en su mayor parte, pues para defender sus derechos sobre la imagen los guanches manifiestan, sin ninguna clase de reparos o dudas, que tienen memoria de cómo sus antepasados ayudaron a hacerla, es decir que ayudaron a costear su pago, lo que entra en flagrante contradicción con el relato de Espinosa, que afirma que ésta había aparecido en una playa a los naturales ciento y cinco años antes de la Conquista de Tenerife.
La cuestión que nos proponemos clarificar es que en el caso de la Candelaria , al igual que en el la Virgen de Pino de Gran Canaria, se produjo una sustitución de la imagen original, y en ambos casos, aunque inicialmente no parece haberse planteado un problema devocional, finalmente se acabó ocultando este hecho. El profesor Hernández Perera dató hacia la década de 1440-1450 la imagen de la Candelaria, la que los conquistadores encontraron en la cueva de Achbinico y que desapareció arrastrada al mar por el aluvión de 1826. Valiéndose de los testimonios gráficos que nos han quedado de la misma estableció esta fecha aproximada en base a su análisis estilístico. Esta fecha ha confundido a los historiadores, pues está tan arraigado el relato de Espinosa que hasta la fecha de hoy se ha aceptado, sin cuestionarlo, que la imagen a la que se refiere la narración de la aparición tenía que ser necesariamente la que estaba en la cueva de San Blas. Es por esta razón, por citar a modo de ejemplo un solo historiador, que Rumeu de Armas, que un primer momento la relacionó con las misiones mallorquines-catalanas de finales del XIV, tras la publicación del estudio de Hernández Perera rectificó su parecer inicial.” (Lorenzo Santana Rodríguez, 2010)
Si como recoge el documento de 1544: “porque ellos (y sus padres) ayudaron a hacer la dicha iglesia e imagen”; ¿A que representación de la Diosa Madre sustituyeron con esta nueva imagen? ¿La descrita por Espinosa en 1590? Supuestamente “aparecida” en Chivisay y que según dice el fraile: Esta es la descripción desta santa imagen, que tantos años ha que en esta isla apareció, y con haber hoy ciento y noventa años que apareció y haberla traído de un cabo a otro y sacado mil veces en procesiones, y vistiéndola y desnu­dándola, que no puede dejar de manosearse, está el día de hoy, 25 de octubre de 1590 años (que para haber de hacer esta relación la vi desnuda), tan linda, tan hermosa, y los co­lores, oro y matices, tan perfectos, como si hubiera pocos días que se hubiera hecho.” (Espinosa 1980:77). Esta afirmación de Espinosa indica que la imagen por él descrita no es la supuestamente “aparecida” en Chivisaya y que posiblemente nunca existió siendo toda la parafernalia de la “aparición” pura creación literaria del dominico.
En la época precolonial en la Isla Chinech cada menceyato poseía una o varias representaciones antropomórficas o anicónicas de la Diosa-Madre Chaxiraxi. Al ser sometidos por las armas los menceyatos del norte, y según la jurisprudencia castellana de la época, los invasores no les reconocieron ningún derecho ni consideración a los vencidos, arrasando de cuajo los sitios cultuales, esto propicio que los guanches sobrevivientes a la masacre y los alzados se visen obligados a continuar sus cultos y ritos en los menceyatos del sur, lo que posiblemente dio lugar a las romerías  Tajo, (Diosa de La Luz ) Chimisay (El Socorro) y Achbinico (Candelaria), entre otros lugares.
Creemos que nuestros antepasados adoraban a nuestra Magné Chaxiraxi de manera intelectual y sus representaciones eran aniconicas, esto se deduce de los múltiples Betilos y Menhires que han perdurado hasta nuestros días y que han pasado desapercibidos para los iconoclastas, Bethencourt Afonso nos reseñas algunos de ellos en  Ayesa e Itote en Arafo y otro en Valle Marcos, Abikure (San Andrés). (B. Afonso: 418 y 432).
Pero una piedra, o un menhir nunca fue objeto de devoción, veneración y de respeto en sí mismo, sino por aquellos que implicaba y significaba, es decir, por lo que tenía de proyección. Por este motivo la mayoría de las piedras relacionadas con el culto han tenido un fin utilitario.
Pero el más singular de ellos es el situado en la cueva de Chinguaro, verdadera representación aniconica de la Diosa Madre Chaxiraxi y que siempre ha estado  en su santuario donde además, en las excavaciones realizadas recientemente en este santuario por la arqueóloga Jiménez Gómez destaca la verificación de que existió en las cuevas principales una gran hoguera fija del Fuego Sagrado que nuestros ancestros guanches utilizaron con fines religiosos durante generaciones, cuyo altar fue sacado a la luz con centenares de restos de ceramica y alimentos usados como ofrenda.
Una hoguera similar de Fuego Sagrado tuvo otro santuario de la Diosa, el de Achbinico tal como recoge el investigador Dr. Ignacio Reyes: “El análisis morfosemántico sugiere que el ordeño practicado en esta gruta, orientada hacia el naciente y con restos arqueológicos de un ara permanente donde el fuego habría alcanzado altas tem­peraturas, debió de poseer alguna dimensión ritual o simbólica. Además, tras ella, en su vertiente occidental, discurre el Barranco de los Samarines, orden de especialistas en materia religiosa y prácticas adivinatorias, que, como señala su denominación perso­nal, zammarin o 'poderoso', desarrollaba algunas de sus activi­dades en dicho ámbito. Todo esto indicaría que el lugar poseía la dignidad necesaria para recibir la imagen sacralizada. Un culto a la Diosa creadora, Chaxiraxi, que asumiría en poco tiempo la perso­nalidad de Sep Meri, la Virgen María de los ocupantes cristianos. (Ignacio Reyes, 2006:55).
El santuario-auchón  de Chinguaro modernamente ha sido usurpado por la iglesia católica so pretexto de la creación de un triangulo mariano en cuyos vértices se encuentran los sitios cultuales guanches de Chivisaya, achbinico y Chinguaro, para la creación de esta nueva fuente de ingresos económicos para el obispado de Tenerife, se expropiaron los terrenos a bajos precios con la connivencia del Cabildo Insular de Tenerife y Ayuntamiento de Güímar, quienes con dineros públicos (De momento llevan gastado más de un millón de Euros) han profanado este lugar sagrado guanche con toneladas de cemento y hierro, todo ello en beneficio del obispado nivariense que será quien administre los futuros ingresos económicos generados en Chinguaro y Chivisaya, pues los generados por la Basílica de Candelaria lo son por los dominicos.
Las usurpaciones han sido una constante histórica en nuestras Islas. En los principios de la colonización el catolicismo se va a encontrar con formas culturales guanches aprovechables y no dudará en sacarles partido.
Gran número de las ermitas que hoy se levantan en nuestros campos no son otra cosa que la catolización de lugares que en la más remota antigüedad fueron el marco en el que se desarrolló un culto guanche.
Con la llegada del catolicismo vamos a asistir a un hecho transformador. La cultura eclesiástica católica tratará de imponerse y derrotar a la cultura guanche mediante tres procesos: 1) La destrucción de todo lo guanche; 2) La sustitución de los antiguos cultos por otros católicos parecidos (obliteración); y 3) La conservación de las formas rituales, aunque mutilando el significado (desnaturalización). Son los dos últimos aspectos, es decir, la sustitución de cultos siempre que no suponga una ruptura y la conservación de los actos aunque orientados a las nuevas divinidades, los que incidirán en nuestras Islas. En los menceyatos del sur, al producirse la penetración foránea de manera más tardía, como consecuencia de los pactos de paces y, especialmente, por ser zona de amplia influencia de los alzados guanches, donde los colonos europeos durante los primeros decenios de la invasión y conquista no se aventuraban más allá de Güímar, perduraron durante mucho más tiempo la veneración original. Por el contrario, en la zona norte de la isla, donde tuvieron lugar los primeros asentamientos europeos, la acción del rodillo iconoclasta fue más avasalladora y brutal
Son varias las figuras de la Diosa Madre Chaxiraxi que en diferentes aspectos existentes en la Isla en los momentos previos e inmediatamente posteriores a la invasión europea, de las cuales la Historia colonial nos ha dejado suficientes reseñas como para ser identificadas actualmente.
El fraile Alonso de Espinosa nos informa de las mismas aunque como es habitual en el dominico nos las presenta rodeadas de las inevitables e infantiles fabulas con que adorna sus relatos:
“Otra imagen de Nuestra Señora está en Garachico, cuyo aparecimiento pasa así:  
Después que la isla se conquistó muchos años, yendo unos barqueros vecinos de La Orotava a pescar a las calmas de La Gomera en una barca o barco de Gonzalo Bueno, ve­cino del dicho lugar, llegaron en el término de Adeje a una caleta (que por el caso que vamos contando se llamó de Nuestra Señora), en la cual hallaron una imagen de Nuestra Señora de mazonería, con un niño en brazos al siniestro lado; y muy contentos con el hallazgo, la meten en el barco, con intento de volverse a su pueblo y poner la imagen en la igle­sia del. Pero Dios, que tenía determinada otra cosa, no fue servido, porque, aunque venían con mar bonanza y próspero viento navegando, en llegando al paraje de Garachico les dio tanto viento y mar, que les fue forzoso entrar en el puerto.
Ellos dentro, la mar y viento sosegados, tornan a querer proseguir su viaje; y en saliendo del puerto, tornó de nuevo la tempestad. Y así les fue forzoso volverse al puerto, donde, habido su consejo, concluyen en que saquen a tierra la ima­gen, y por tierra la lleven con el secreto que sea posible; mas no pudo ser tanto que no viniese a noticia de los del pueblo de Garachico, y, aunque los barqueros la sacaron encubierta, envuelta en una bernia y con una gorra colorada, no bastó para que los vecinos de Garachico no diesen con ella; y, ha­bida a las manos, la pusieron en la iglesia parroquial, donde hoy día está. De ahí a pocos días, viniendo de las islas de abajo a ésta ciertos portugueses, conocieron la dicha imagen y afirmaban haberla visto y haber estado en la isla del Fuego, y que poco antes que aquélla isla se abrasase, desapareció esta imagen de allá…”.
Continua.




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