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sábado, 21 de septiembre de 2013

LA DIOSA MADRE EN LAS ISLAS CANARIAS-XVIII-IV







VOLUMEN III

CAPITULO XVIII-IV

Eduardo Pedro García Rodríguez


BASILICA MENOR DE CANDELARIA:


Al calor de la Cueva de Achbinico primitivo santuario de la Diosa Madre Chaxiraxi creció el pueblo de Candelaria, por entonces el más poblado del Valle Sagrado de Güímar y habitado en un principio, exclusivamente, por guanches de Chinech (Tenerife.) En la tazmía de 1552 ya era el pueblo más importante del Valle, con veintiséis casas y 148 personas, mientras que Güimar y Arafo juntos sólo sumaban quince casas y 75 personas.
Hacia 1499 en los acuerdos del Cabildo colonial de Tenerife ya se hablaba del “Camino de Señora Candelaria”, en 1501 del “Camino de Santa María de Candelaria” y en 1509 del “camino real que va para Nuestra Señora de la Candelaria”; éste era el comienzo de la única vía terrestre que unía los pueblos del Sur con la ciudad de La Laguna Sede del Cabildo.
El 2 de febrero de 1526 la Santa Imagen fue trasladada de la Cueva Achbinico, al ser instalada en la nueva ermita mandada a construir por el segundo Adelantado, Pedro Fernández de Lugo; a partir de entonces como queda dicho, la famosa cueva fue conocida con el nombre de San Blas, pues en ella se colocó la imagen de este santo.
En la obra Historia de la Devoción del Pueblo Canario a Nuestra Señora de Candelaria, del presbítero José Rodríguez Maure,  narra cómo, en 1526, se construyó el primer templo de la Candelaria, cerca de la actual cueva de San Blas -donde se celebró la primera misa en 1497- como hemos dicho por encargo del segundo Adelantado, Pedro Fernández de Lugo. “Este primer templo de fábrica parece que no fuese del total agrado de la Virgen, pues de él, según cuenta la leyenda, se restituía la Santa Imagen a su primitiva cueva, por las noches y de un modo sigiloso e inexplicable”, esta claro que nuestros ancestros no deseaban que la imagen fuera expuesta fuera del santuario de Achbinico, por lo que trataba de restituirla al mismo.
El Cabildo colonial construye a principios del  siglo XVII una casa como residencia temporal de los regidores de la isla para el disfrute de las fiestas de la virgen y procesión del 2 de febrero.  Por esa razón, también es conocido como antigua Casa del Cabildo.

Varias familias criollas imitan la decisión del Cabildo y edifican sus residencias ocasionales en la calle San Blas, y en la zona de Santa Ana, en torno a la ermita. Si bien esta segregación se ha desleído con el tiempo, aún nos encontramos en las inmediaciones del templo varias casas terreras que aprovechan antiguas cuevas y auchones de piedra seca.
El 17 de agosto de 1530 se hicieron cargo del santuario los religiosos dominicos, en cumplimiento del auto del obispo católico Luís Cabeza de Vaca, y en 1534 construyeron su primer convento. Simultáneamente, en 1533 se creó el medio Beneficio de Güimar y Candelaria, que sería cubierto por elección del Cabildo y confirmación del Rey, por ser la Diócesis Canariense de Regio Patronato. No obstante, el cuidado de la escultura originó fuertes desavenencias y choques entre el clero regular y el secular, que se resolvieron definitivamente por bula del papa Paulo III de 11-III-1542, al concederse a los frailes a perpetuidad, la imagen y el santuario de Nuestra Señora de Candelaria
El Papa católico Paulo III, habituado como sus antecesores a usurpar y repartir bienes ajenos, en bula fechada en Roma el 11 de marzo de 1542 concede a los predicadores Dominicos, a perpetuidad, la imagen y el Santuario de Nuestra Señora de la Candelaria,
En el año 1559 había sido declarada Patrona de Canarias por el papa Clemente VIII.
En 1543 se instaló la parroquia del Valle en la Cueva de San Blas, que a tal fin habían ofrecido los dominicos. En 1575 se fabricó por los vecinos la iglesia de Santa Ana, pasando a ésta la parroquia. En 1576 se hicieron obras de aumento en el santuario Achbinico  (San Blas,).
 En 1587 se entabló el primer “Pleito de los naturales”-ver anexo documentañ-, formulado ante la Real Audiencia de Canarias contra el Cabildo colonial de Chinech  (Tenerife) por los guanches, que fue resuelto a favor de éstos en el sentido de ampararlos en la posesión que tenían de sacar a la Diosa-Madre Chaxiraxi (virgen de Candelaria) sobre sus hombros siempre que saliese en procesión. Este pleito se volvió a repetir en 1601 y esta vez contra los frailes del convento, obteniendo los guanches igual resolución a su favor.
El historiador y cronista oficial de Candelaria, Octavio Rodríguez Delgado, ha recopilado todos los datos históricos del santuario de la Virgen en una extensa y muy completa labor. Rodríguez destaca que, durante todo el siglo XVI y hasta el año 1668 -fecha en la que el monarca tuvo que pronunciarse-, duró la incertidumbre de la estabilidad del Santuario y de la imagen, pues se intentó el traslado a otros lugares en repetidas ocasiones, entre ellos a Santa Cruz, La Laguna, Güímar, Arafo, El Rosario o Puerto de la Cruz. “Las razones alegadas eran, además de la aridez de la comarca, su aislamiento y soledad, que lo exponía a un golpe de mano de los piratas, y a las malas comunicaciones con la ciudad de La Laguna, por entonces capital de la Isla y que fue la más empeñada en llevarse a la Virgen”. (Octavio Rodríguez Delgado).
El hecho que casi puso fin al conflicto ocurrió en 1668, fecha en la que, por una sequía persistente, se acordó llevar la imagen a La Laguna. El Cabildo se reunió ese 20 de marzo para discutir qué hacer y, entre las múltiples propuestas, “los más opinaron que se hiciera en el Valle de La Orotava, en el sitio denominado La Paz, sobre el Puerto de la Cruz”, recoge Rodríguez Maure, quien relata en su obra como se produjo un tumulto que, incluso, trató de llevarse a la Virgen a la fuerza. “Serenado el motín y tras un debate, se acordó devolverla y que nunca jamás se pudiera volver a tratar la traslación del santuario”, tras lo que se procedió a construir la primera Basílica, a la que la imagen se trasladó el 2 de febrero de 1672.
Pero el santuario también podría estar hoy en Arafo, ya que “en 1620, el rumor de una invasión imazighen puso en alarma al Cabildo y, por su acuerdo, fueron obligados los frailes dominicos a dejar su convento de Candelaria y a refugiarse con la imagen en el de la orden en La Laguna”. Pero en los libros capitulares consta “la oferta del Cabildo de fabricar el nuevo convento y el sitio designado fue en el Valle de Arafo”.
CAPILLA “LA GRANJA DE LOS FRAILES” EN ARAFO:


[…] el asentamiento dominico de Arafo, en la conocida como “La Granja de los Frailes”, que pertenecía al Convento Real de Nuestra Señora de Candelaria. Contaba con unas amplias instalaciones y en ella vivían los medianeros, así como temporalmente los frailes que administraban dicha hacienda.
Poseía una capilla u oratorio de considerables dimensiones, preparada para albergar a la imagen de la Virgen de Candelaria, en la que se veneraba un antiguo cuadro que la representaba, hoy expuesto en la Basílica.
     En 1620 los frailes dominicos de Candelaria compraron terrenos en Arafo a don Tomás Pacheco Solís, con el fin de trasladar allí el santuario de la Virgen, por temor a los ataques de piratas que se acercaban hasta las costas del Valle atraídos por sus tesoros; asimismo, se acordó construir la capilla mayor del nuevo convento a costa de los bienes de propios del Cabildo. Aunque no se realizó la traslación prevista, ignoramos si por aquel entonces se llevó a cabo la proyectada edificación o si ésta se retrasó; lo cierto es que en las ruinas de “La Granja” se conservan las paredes de una capilla de gran tamaño, para tratarse de un simple oratorio, pues tiene 150 m².” (Octavio Rodríguez)
El citado investigador Rodríguez Delgado recoge  que el 2 de febrero de 1672 se consagró la primera basílica de Candelaria, dada la pequeña capacidad y estadio ruinoso del santuario anterior, un templo nuevo de tres naves y que fue destruido por un incendio -al igual que el convento- el 15 de febrero de 1789, reduciéndose a cenizas el archivo, así como la importante biblioteca de la Basílica contigua. Religiosos y vecinos lograron salvar la imagen de la Virgen y otras tallas, que albergaron en la cueva de Achbinico, donde permanecieron 14 años. (Octavio Rodríguez Delgado)
En 1803 se puso la primera piedra de la segunda basílica para la Patrona, que se comenzó a construir sobre la anterior destruida, con planos del arquitecto Manuel Martín Rodríguez. Pero las obras de este templo de tres naves quedaron paralizadas en 1817, cuando ya estaban levantadas las paredes y las columnas. La Virgen se trasladó a la capilla del convento, donde no se pudo proteger, porque el terrible temporal de 1826 derribó parte de la iglesia y convento, una docena de casas en la calle de La Arena, pero, sobre todo, provocó la desaparición de la primitiva imagen gótica, que fue arrastrada por las aguas. (Octavio Rodríguez Delgado)
En el año 1835 la Ley de Desamortización de Mendizabal, obligó a los dominicos a dejar los conventos, las iglesias y los bienes que poseían. Los bienes pasaron al Estado y los religiosos se tuvieron que trasladar a España.
El 17 de diciembre de 1921, el obispo de Tenerife Gabriel Llompart y Jaime devolvió el Santuario a los frailes dominicos, cediéndoles el usufructo del convento, que estaba en estado ruinoso. Así, tras 86 años de ausencia, los dominicos regresaron a su convento de Candelaria, con todos los derechos, el 9 de julio de 1922, al ser aceptada la donación por el Consejo Generalicio de la Orden el 19 de febrero anterior; formaron la primera comunidad Fray Benjamín Gutiérrez y Fray Ángel Peinador. De ese modo se reabrió el convento de Santa María de Candelaria y se hicieron cargo de nuevo de la custodia y cuidado de la Virgen y su Santuario, hecho que fue recibido con gran júbilo por el vecindario. Además, asumieron la labor parroquial de la matriz de Santa Ana, única existente por entonces en el municipio; incluso inicialmente su labor de servicio a los demás se extendió a una zona más amplia, que se extendía desde el caserío de Machado en El Rosario hasta Arico. A medida que se fueron creando nuevas parroquias en los distintos barrios del municipio, les fueron encomendadas a los dominicos las funciones de párrocos de ellas, tarea que han llevado a cabo con total entrega y dedicación, como pueden atestiguar los vecinos de los distintos núcleos de población. (Octavio Rodríguez Delgado)
Se pensó entonces en un proyecto más modesto, que se encargó al arquitecto Laredo, dirigido a terminar la Basílica iniciada en 1803 e interrumpida catorce años más tarde, en el lugar que ocupa el actual santuario. Un proyecto que comenzó en 1934 y se abandonó dos años después debido a la guerra civil de los españoles.
La obra se retomó y concluyó gracias al apoyo del obispo güimarero Domingo Pérez Cáceres, primer tinerfeño puesto al frente de la Diócesis Nivariense quien, tras su toma de posesión, en 1947, decidió terminar el santuario y, para ello, comenzó la recaudación para financiarla, donde hubo una importante colaboración de los canarios emigrados a Hispanoamérica. Así, tras diez años de trabajos y superar los más de 7 millones de pesetas presupuestados para la obra inicialmente, el 1 de febrero de 1959, se llevó a cabo la solemne consagración de la actual Basílica por el nuncio del Papa en España. (Octavio Rodríguez).

El 23 de junio de 1980, la Comisión Provincial para la Protección del Patrimonio Histórico-Artístico acordó solicitar que se procediese a la declaración de Basílica a favor del Santuario de Ntra. Sra. la Virgen de Candelaria, al considerar que reunía condiciones suficientes para ello. El Papa Benedicto XVI, el 24 de Enero de 2011, confirió a este templo el Título de Basílica Menor, tras la petición de la comunidad de Dominicos de Candelaria, siendo Prior Fray Alexis González de León, haciéndose público dicha declaración el la festividad del 2 de Febrero de 2011. Siendo Obispo de la Diócesis  Bernardo Álvarez Afonso.

El 19 de abril de 2005, la Basílica y el Real Convento  de Candelaria fueron declarados Bien de Interés Cultural de esta colonia Canarias (BIC), con la categoría de monumento. Ese día concluyó un expediente iniciado con una Resolución de la Dirección General de Bellas Artes y Archivos del Ministerio español de Cultura de 11 de abril de 1983.


 LOS DOMINICO EN CANMARIAS SEGÚN ESTA CONGREGACION
Los frailes de la Orden de Predicadores llegaron a las islas en 1520, concretamente a la isla de Gran Canaria y procedían de Jerez de la Frontera; eran Fray Pedro de las Cañas y Fray Juan de Lebrija que en 1522, estrenaron el convento de San Pedro Mártir en Las Palmas de Gran Canaria.
El despliegue de la Orden en las islas Canarias, se produce al irse perfilando la invasión y colonizando las Indias, para cuya faena las Canarias sirvieron de base y se beneficiaron de ello. Al erigirse la primera provincia autónoma de América –la de Santa Cruz de Indias, 1530-, desgajada de la de Andalucía, se pusieron bajo su jurisdicción los conventos canarios. Pronto se notaron los inconvenientes de la medida y se volvió a la estructura antigua, es decir, a que siguieran perteneciendo a la provincia de Andalucía. Las actas de los capítulos provinciales de Andalucía van indicando el nacimiento y aceptación de nuevas casas, plasmado en fundaciones en casi todas las islas. Fruto de este notable crecimiento se formó una vicaría provincial de la cual era vicario, en 1522 Fray Domingo de Mendoza y en 1527 Fray Tomás de Santiago. El capítulo general de Roma en 1644, siendo Maestro de la Orden Fray Tomás Turco (56º MO 1644-49) la eleva a Congregación y la pone bajo el régimen del Maestro de la Orden. Esta semi-autonomía se puede considerar como el anuncio de la autonomía total y nacimiento de una nueva provincia.
El capítulo provincial celebrado en Córdoba el 30 de septiembre de 1645 aceptó como hecho jurídico consumado la independencia. Era prior provincial de Andalucía Fray Juan de los Ángeles. El capítulo general de Valencia de 1547, confirmó la decisión del celebrado en Roma tres años antes. Fue en el año 1650 cuando el capítulo celebrado en Roma elevó oficialmente la Congregación de las islas Canarias a Provincia, bajo el nombre y tutela de nuestra señora de Candelaria. Fue el primer prior provincial Fray Ruiz Dieba.
Volviendo a la fuente de Viera y Clavijo encontramos que en el año 1745, la Provincia de Nuestra Señora de Candelaria contaba con trece conventos y aproximadamente 251 frailes. De estos trece conventos, siete se encontraban en la isla de Tenerife:
Convento de san Pedro mártir (aprox. 1610) con 20 frailes en Santa Cruz de Tenerife. Convento de santo Domingo (1527), de 45 frailes con colegio, estudios generales de filosofía y teología en La Laguna (en esta época capital de la isla).
También existía en este municipio (continúa hoy en día) un convento de monjas dominicas de clausura (1611), llamado de Santa Catalina de Siena con 75 monjas de velo negro y con novicias y criadas 130 mujeres. Convento de santo Domingo en La Orotava (aprox. 1593), del cual Viera y Clavijo no especifica el número de frailes pero sí da el dato de numeroso; además destaca que tiene estudios generales de filosofía y teología (es en este convento donde se forma Viera y Clavijo) y que, junto con el de los agustinos, el mejor edificio del municipio. También en La Orotava un convento, Santa Catalina de Siena, con 50 monjas dominicas de clausura. En el Puerto de la Cruz, un convento de Santo Domingo (1661) con 16 frailes y uno de monjas con 40. En Garachico un convento de santo Domingo (1580) del cual no se dice el número de frailes, pero si consta que tenía 12 frailes el convento de santo Domingo in soriano de Güímar (1649).
Destaca Viera y Clavijo el municipio de Candelaria, del cual dice que se reduce a un hermoso convento (1530) que se intitula Real. La comunidad es de 25 frailes y hay celdas destinadas para huéspedes y romeros, pues es aquí donde se encuentra la imagen de la virgen de Candelaria, patrona General Canarias.
LOS DOMINICOS EN CANDELARIA
Dicen los historiadores que el convento de Santo Domingo de La Laguna fue convento famoso y, como ya hemos dicho, Estudio general, Colegio Mayor, con una biblioteca celebradísima y nutrida comunidad, cuyos religiosos eran los capellanes titulares del ayuntamiento. Dicen también los historiadores que en 1530 el obispo buscaba incansable una comunidad de religiosos que se hiciera cargo del santuario de la Virgen de Candelaria. Estando muy acreditados los frailes predicadores por su reciente fundación de La Laguna, no dudó en entregarles el santuario para que, dando diario culto a la Santísima Virgen y agasajando en caridad a los peregrinos, restauraran la retraída piedad, que por lo que cuentan las crónicas, era necesario. Gran misión y apropiada, para quienes deseamos hacer vida la predicación, siguiendo el ideal de nuestro Padre Santo Domingo, quien creó uno de los proyectos de vida cristiana más apasionantes que se puedan imaginar.
El obispo de Canarias (entonces había un solo obispo para todas las islas), en documento oficial dispuso: “Nos, don Luís Cabeza de Vaca[2], obispo de Canarias, en este año presente de mil y quinientos y treinta, ordenamos y mandamos que la iglesia e imagen de Nuestra Señora de Candelaria sea dada a la Orden de Santo Domingo.
Esta data fue en la ciudad de San Cristóbal, en nueve días de agosto del año dicho”.
Los frailes tomaron posesión el 17 de agosto de ese mismo año y quedaron establecidos en el santuario. El cabildo secular, protector real del santuario, reunido en asamblea el 4 de diciembre de 1534 emite un documento que dice:
“Los reunidos, que son los Regidores del Cabildo, acordaron que daban e dieron, cedían e cedieron, traspasaban e traspasaron en la dicha Orden e Religión del Señor Santo Domingo y en los padres religiosos della, que agora son e serán de aquí en adelante la dicha Casa e Hermita e Imagen de nuestra Señora de Candelaria con todo el sitio a ella perteneciente e Cueva en que primero estuvo, e con todo el dicho sitio desde los riscos hasta el mar, e dende el Pozo Viejo hasta la dicha cueva que agora se llama de San Blas, con la huerta que está hecha con su noria a costa de las rentas de este cabildo, con todos los demás edificios que están fechos y edificados en todo el dicho sitio, así para morada de los frailes como para acogimiento de los peregrinos, más la ermita de señora santa María Magdalena, que está encima de los riscos camino de Güimar, con más todo el sitio que sea necesario para edificar otras ermitas y oratorias que a los padres pareciese e quisieran edificar”[3].
El emperador Carlos V, máxima autoridad civil, ratifica las anteriores concesiones:
Confirmamos y aprobamos la dicha escritura de donación y cesión que así hiciste de la dicha ermita a los dichos frailes y orden de Predicadores que de suso se ha mención para que se guarde y cumpla según y como en ella se contiene y mandamos a nuestro corregidor que es o fuere de dicha Isla, o a otros cualquier jueces o justicias que sean, que contra el tenor y forma della no les consientan ir ni pasar agora ni en algún tiempo, so pena de la nuestra merced y de dos mil maravedís para la nuestra cámara a cada uno que lo contradijera. Dada en la Villa de Madrid a 24 días del mes de Diciembre año del Señor de 1.535.”[4]
Y por si fuera poco, para evitar dudas y disipar confusiones, en Cédula Real de 6 de agosto de 1.539, confirma la donación, tal como ha sido formulada por el Cabildo Secular de la Isla.
El Papa Paulo III (1534- 1549) en bula fechada en Roma el 11 de marzo de
1542, concede a los frailes dominicos, a perpetuidad, la imagen y el santuario de Nuestra Señora de la Candelaria. Fray Alonso de Espinosa[5] afirma categóricamente: “Todos estos recaudos están originales en el Archivo del Convento»[6]. Apoyados en tan sólidos pilares, y nada menos que durante tres siglos, los frailes dominicos, rectores del santuario, llevan a cabo el fin para el cual Santo Domingo de Guzmán fundó su Orden: “La Predicación, y la salvación de las almas”[7].
A mediados del siglo XIX (1835) se produce la interrupción. Fue causada por la Ley de Desamortización de Mendizábal, pues obligó a que los frailes abandonaran sus conventos, las iglesias y los bienes que poseían, que pasaron al Estado, y los frailes marcharon a la Península. Cuentan las crónicas que en la despedida hubo escenas conmovedoras, pues a los frailes les dolía el tener que abandonar la imagen de la Virgen, motivo principal de su estancia en la Candelaria. El obispo se hace cargo de la iglesia y nombra capellanes a sacerdotes del clero diocesano, donde es obligado nombrar a don José Rodríguez Moure.
Hubo que esperar hasta el 17 de diciembre de 1921, cuando el obispo de Tenerife, don Gabriel Llompart Jaume (22 de Octubre de 1918 – 19 de Diciembre de 1922), expide un documento que merece la pena leerse con detenimiento:
“Considerando que el Excmo. e Iltmo. Cabildo Catedral y el Consejo de Administración diocesano de este obispado han dado su consentimiento favorable para que cedamos el usufructo del convento de nuestra Señora de Candelaria a los frailes Dominicos de la Bética. Considerando que es indiscutible el derecho que la Orden de Predicadores tiene a la propiedad de la iglesia de nuestra Señora de La Candelaria por haber sido despojada injustamente por la exclaustración del año 1835 y no haber habido por parte de ella renuncia de sus derechos ni transmisión de propiedad por parte de la Santa Sede, quedando dicho templo desde aquella fecha bajo la simple custodia diocesana por ausencia violenta de sus legítimos dueños. Considerando que en este expediente se han observado todas las formalidades exigidas en los cánones. Considerando lo útil y provechoso que ha de ser para esta diócesis la restauración en la misma de la Orden de los frailes Predicadores.
Decretamos.- que debemos devolver y devolvemos el santuario de nuestra Señora de Candelaria y cedemos en legal forma el usufructo del convento al M.R. Fr. Manuel Herba, como prior Provincial de los frailes Dominicos de la Bética, a fin de que servatis de jure servantis, funde en dicho convento una residencia con todos los derechos y privilegios que a la susodicha Orden de frailes Predicadores están concedidos”[8].
A raíz del contenido de este documento, el 9 de julio de 1922, Fray Ángel Peinador y Fray Benjamín Gutiérrez tomaron posesión del santuario y del convento. Desde esta fecha, en esta tierra de “Nivaria”, los frailes de la Orden de Predicadores siguen predicando que la humanidad de Jesús, nacido de María de Candelaria madre de toda la humanidad, es transparencia de Dios; que por eso el hombre, en Jesús, se encuentra con el Dios bueno que le brinda a compartir su propia vida. (Fray Ángel L. Fariña Pérez OP)
[1] El 10 de octubre de 1514, León X (11 de marzo de 1513 – 1 de diciembre de 1521) expidió en Viterbo el breve Exposuiti Nobis por el que erigió la provincia dominicana de Andalucía, separándola jurídicamente de la de Castilla llamada de España, y tomaba el nombre de Bética o Andalucía.
[2] Obispo de la Diócesis de Canarias durante los años 1523-1530.
[3] Archivo del Convento de Candelaria.
[4] Ibid.
[5] Nacido en Alcalá de Henares el 17 de mayo de 1543. En 1564 hizo su profesión en la Orden de Predicadores. Insigne predicador e historiador, conocido por su magna obra: “Del origen y milagros de la Santa Imagen de nuestra Señora de Candelaria”
[6] Del origen y milagros de la Santa Imagen de nuestra Señora de Candelaria; Fray Alonso de Espinosa.
[7] Párrafo II de la constitución fundamental de la Orden de Predicadores.
[8] Archivo del convento de Candelaria.

ALGUNAS EFEMERIDE EN TORNO A LA BASILICA MENOR DE CANDELARIA EN CHINECH

En 1391, cien años antes de la invasión y conquista de Chinech (Tenerife) por la corona de Castilla, en la playa de Chimisay (hoy Socorro, en Güimar) según una leyenda creada por el dominico Fray Alonso de Espinosa “apareció” la Virgen a los guanches. Acaymo la lleva a su residencia, una cueva contigua a la que él habitaba en el barranco de Chinguaro.

Unos años después, posiblemente 73/74: Añaterve, hijo de Acaymo, a instancias de Antón Guanche dispuso que fuera llevada a una cueva más segura, más amplia, de mejor aspecto: la cueva de Achbinico (llamada desde hace mucho tiempo, y hasta hoy, Cueva de San Blas).

En 1404: la imagen fue robada y llevada a Lanzarote por Diego de Herrera, de donde fue devuelta al poco tiempo, “por el descontento divino que hubo al ser llevada allá”, a su Cueva de Achbinico.

El 1 de febrero de 1497: apenas terminada la invasión Conquista de Tenerife por los mercenarios castellanos, acudió el Adelantado Alonso Fernández de Lugo con sus tropas a la Cueva, y deja al cuidado de la misma a un anciano sacerdote francés, Pedro, de París.

En 1520: El invasor y  colono Pedro Fernández de Lugo segundo Adelantado le hizo fabricar un templo católico en las inmediaciones del Santuario guanche de Achbinico.

El 17 de agosto de 1530: toman legal posesión del Convento y Santuario los religiosos de la secta católica los Dominicos.

El 4 de diciembre de 1534: se hace la fundación formal del Convento de Nuestra Sra. De Candelaria, con la aprobación del Rey de la metrópoli  Carlos I.

De 1562 a 1771: a petición del Cabildo colonial de la Isla Chinech, y con ocasión de calamidades públicas, la imagen de Virgen fue llevada a La laguna (“29 veces durante estos dos siglos y nueve años”).

En 1559: Clemente el Papa católico VIII declara a la Virgen de Candelaria Patrona de Canarias.

El 2 de febrero de 1672: que es la fiesta, se inauguró un nuevo templo católico, situado donde lo mandara hacer  Pedro Fernández de Lugo, a instancias del Obispo. Bartolomé García Jiménez.

El 15 de febrero de 1789: Se produce un gran incendio que destruyó el Santuario y el Convento, pero lograron resctar la imagen de la Virgen.

En 1803: se trasladó la imagen al nuevo templo, levantado tras el incendio, y “que se había comenzado a construir sobre planos de Fray Andrés Carrillo, Prior de los Dominicos.

El 7 de noviembre de 1826: fue una noche triste para la historia del santuario: Un gran aluvión que azotó al archipiélago con fuertes lluvias y vientos huracanados hicieron que las aguas crecieran, que las paredes del templo se desplomaran y que la Imagen de la la escultura de la Virgen fuera precipitada al mar. Desaparecida esta Santa Reliquia (de la que hay algún vestigios en el museo) recibió culto un gran cuadro (que también se conserva en el museo), durante los casi tres años que tardó Fernando Estévez del Sacramento en tallar la imagen que hoy recibe culto, y que es para muchos más perfecta que la anterior, ya que no se limitó a copiar, sino a perfeccionar sus rasgos, imagen “de vestir” es decir solo consta de la cabeza y manos, el resto es un armazón de madera.

El 12 de diciembre de 1867: por la S. Congregación de Ritos, la imagen de la  Virgen, en el misterio de su Purificación (Candelaria) fue declarada por la curia romana Patrona Principal del Archipiélago Canario, y Pío IX señaló su fiesta para el día 2 de febrero.

El 13 de octubre de 1889: fue coronada pontificalmente por el Obispo católico de Tenerife, Ramón Torrijos y Gómez.

En 1921: después de un tiempo tras de la desamortización eclesiástica, volvieron los Dominicos a hacerse cargo del Convento y Santuario.

El 1 de Marzo de 1949: por iniciativa del Obispo católico, el guimartero Domingo Pérez Cáceres y la constancia de los Dominicos se comienza la nueva Basílica, con planos del  arquitecto Enrique Marrero Regalado.

En 1959: tuvo lugar la solemne consagración e inauguración de la actual Basílica.

El 24 enero de 2011: el papa Benedicto XVI Declaró el templo actual Basílica Menor. Siendo Rector de la Basílica y Prior del Convento Fray Alexis González de León, o.p., a petición del Obispo catolico, el awara (palmero) Bernardo Álvarez Afonso.



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