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jueves, 23 de agosto de 2012

Los intermediarios: Los espíritus.


Los intermediarios: Los espíritus.


Entre el hombre y la Diosa Madre no debe existir ningún vacío. Entre el cielo y la tierra existe un universo poblado de seres. Existen unos seres que hacen de puente. A estos intermediarios se les llama: mediadores, enviados, mensajeros.

La mediación es un concepto básico en todas las culturas africanas. El africano tiene la costumbre de dirigirse a alguien superior a él, por medio de algún intermediario.

Cuando ha de dirigirse a una persona que él considera superior, tiene que ser presentado por otro que está ya en relación con esa persona de grado superior. Este principio aún hoy es válido en lo que atañe a toda relación política, social y religiosa.

Los Espíritus Vitales son de naturaleza espiritual, son invisibles, (Maxios), pero pueden tomar cualquier forma visible para poder manifestarse a los hombres. Su inmaterialidad les sitúa fuera de las condiciones del espacio y del tiempo. Se pueden desplazar instantáneamente y tienen toda clase de facilidades para metamorfosearse.

Con estas cualidades los Espíritus Vitales son mucho más fuertes y mucho más hábiles que los humanos en su estado terrestre. Estos Espíritus Vitales son muchedumbre, aunque algunos sean más relevantes que otros, por su presencia y su acción. Entre ellos mencionemos a alguno de ellos tal como los concebimos los guanches.

Entre las potencias espirituales he de hacer mención especial a la categoría de los Yenus.

Son seres míticos que se distinguen de los espíritus corrientes. Estos espíritus son los grandes iniciadores que ayudan al individuo a integrarse en la sociedad. En su caminar por esta tierra, el niño se encuentra envuelto en una especie de alianza misteriosa con estos espíritus que le hacen pasar progresivamente del mundo prenatal al mundo de los habitantes de la tierra. Estos espíritus se encargarán de guiar a ese niño en su caminar por la vida. Vienen a ser como un alter ego, aún más identificado que lo que las religiones monoteístas atribuyen al ángel de la guarda.

La presencia y el actuar de estos Yenus son indispensables para aquellos que han de participar en los ritos "iniciáticos", sobre todo cuando llega el momento de la "muerte-resurrección" de los candidatos. Nadie puede participar en la iniciación si no ha sido confiado, consagrado a los Yenus.

Los espíritus están rodeados de un cierto misterio. Su invisibilidad y su poder les hacen
superiores: terribles y temibles. El hombre mortal se siente desprovisto e impotente ante ellos.

Conscientes de esta superioridad, los espíritus se comportan con los hombres de manera descarada e impertinente. La arbitrariedad y el despotismo caracterizan las intervenciones de los espíritus. Se podría afirmar a veces que hasta se burlan de los hombres. Estos espíritus tienen el nombre fatídico de (Tibicenas): aquel a quien es imposible satisfacer. (tibicena (*tibizzănah, color negro, fig. malvado, peligroso. Ignacio Reyes) Estos son legión.

Intentando dar una explicación filosófica diré que los espíritus son la esencia misma de los seres naturales, son la realidad ontológica de las cosas de la naturaleza, una realidad personificada.

La gente sencilla concibe los espíritus como esos seres a quienes la Diosa les ha concedido la salvaguarda de la creación. Se les llama los pastores de la Diosa. Son los agentes inmediatos de la providencia divina sobre el universo entero.

Gracias a todas sus prerrogativas, los espíritus están situados más cerca de los humanos
que de la Diosa. No pueden compartir la perfección y la auto-suficiencia de la Diosa, al contrario, por su susceptibilidad y por su temperamento sombrío, se asemejan más a los humanos. Se les atribuye la mayor parte de los defectos humanos, en particular una susceptibilidad exacerbada y primaria.

Se les atribuye también gran parte de las necesidades de los mortales: hambre, sed, sueño, cansancio… Por si acaso, más vale tener muchos amigos entre ellos. (Eugenio Bacaicoa Artazcoz)



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