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viernes, 24 de agosto de 2012

El nacimiento, victoria sobre la muerte


El nacimiento, victoria sobre la muerte.


En el contexto agrícola del mundo tradicional  canario y por consiguiente africano, tener muchos hijos sigue siendo una necesidad, porque:
- antes, y aún ahora, muchos morían en edad infantil, de ahí la necesidad de engendrar cuantos más hijos mejor y así tener la mayor cantidad de hijos.

- Era y sigue siendo necesaria la mano de obra para cubrir las necesidades elementales de la familia: cultivar la tierra, guardar los rebaños, ocuparse de la casa en sus múltiples facetas…
- los hijos son eventuales soldados para lucha contra toda clase de enemigos: los humanos, los enemigos del campo, los enemigos de la naturaleza…
- quien tiene muchos hijos, puede estar seguro de que, a su muerte, habrá alguien que perpetuará su memoria, y llevará a cabo todos los proyectos inacabados. Tendrá también derecho a un entierro digno, es decir, los vivientes en esta tierra le ayudarán a pasar al otro lado, por medio de sacrificios no cruentos y ritos apropiados.

La muerte de un célibe es considerada como una desdicha, puesto que es un ser que no ha llegado a su plenitud: no ha transmitido el don más importante, el don de la vida. En este mismo sentido, la esterilidad es una adversidad grave para la mujer. El ideal de la mujer, su realización completa llega al cenit de su vida cuando se constituye en madre.

La vida de una mujer célibe es un contrasentido. Excepto cuando está dedicada al bienestar y felicidad de la comunidad. (Eugenio Bacaicoa Artazcoz)


jueves, 23 de agosto de 2012

Los intermediarios: Los espíritus.


Los intermediarios: Los espíritus.


Entre el hombre y la Diosa Madre no debe existir ningún vacío. Entre el cielo y la tierra existe un universo poblado de seres. Existen unos seres que hacen de puente. A estos intermediarios se les llama: mediadores, enviados, mensajeros.

La mediación es un concepto básico en todas las culturas africanas. El africano tiene la costumbre de dirigirse a alguien superior a él, por medio de algún intermediario.

Cuando ha de dirigirse a una persona que él considera superior, tiene que ser presentado por otro que está ya en relación con esa persona de grado superior. Este principio aún hoy es válido en lo que atañe a toda relación política, social y religiosa.

Los Espíritus Vitales son de naturaleza espiritual, son invisibles, (Maxios), pero pueden tomar cualquier forma visible para poder manifestarse a los hombres. Su inmaterialidad les sitúa fuera de las condiciones del espacio y del tiempo. Se pueden desplazar instantáneamente y tienen toda clase de facilidades para metamorfosearse.

Con estas cualidades los Espíritus Vitales son mucho más fuertes y mucho más hábiles que los humanos en su estado terrestre. Estos Espíritus Vitales son muchedumbre, aunque algunos sean más relevantes que otros, por su presencia y su acción. Entre ellos mencionemos a alguno de ellos tal como los concebimos los guanches.

Entre las potencias espirituales he de hacer mención especial a la categoría de los Yenus.

Son seres míticos que se distinguen de los espíritus corrientes. Estos espíritus son los grandes iniciadores que ayudan al individuo a integrarse en la sociedad. En su caminar por esta tierra, el niño se encuentra envuelto en una especie de alianza misteriosa con estos espíritus que le hacen pasar progresivamente del mundo prenatal al mundo de los habitantes de la tierra. Estos espíritus se encargarán de guiar a ese niño en su caminar por la vida. Vienen a ser como un alter ego, aún más identificado que lo que las religiones monoteístas atribuyen al ángel de la guarda.

La presencia y el actuar de estos Yenus son indispensables para aquellos que han de participar en los ritos "iniciáticos", sobre todo cuando llega el momento de la "muerte-resurrección" de los candidatos. Nadie puede participar en la iniciación si no ha sido confiado, consagrado a los Yenus.

Los espíritus están rodeados de un cierto misterio. Su invisibilidad y su poder les hacen
superiores: terribles y temibles. El hombre mortal se siente desprovisto e impotente ante ellos.

Conscientes de esta superioridad, los espíritus se comportan con los hombres de manera descarada e impertinente. La arbitrariedad y el despotismo caracterizan las intervenciones de los espíritus. Se podría afirmar a veces que hasta se burlan de los hombres. Estos espíritus tienen el nombre fatídico de (Tibicenas): aquel a quien es imposible satisfacer. (tibicena (*tibizzănah, color negro, fig. malvado, peligroso. Ignacio Reyes) Estos son legión.

Intentando dar una explicación filosófica diré que los espíritus son la esencia misma de los seres naturales, son la realidad ontológica de las cosas de la naturaleza, una realidad personificada.

La gente sencilla concibe los espíritus como esos seres a quienes la Diosa les ha concedido la salvaguarda de la creación. Se les llama los pastores de la Diosa. Son los agentes inmediatos de la providencia divina sobre el universo entero.

Gracias a todas sus prerrogativas, los espíritus están situados más cerca de los humanos
que de la Diosa. No pueden compartir la perfección y la auto-suficiencia de la Diosa, al contrario, por su susceptibilidad y por su temperamento sombrío, se asemejan más a los humanos. Se les atribuye la mayor parte de los defectos humanos, en particular una susceptibilidad exacerbada y primaria.

Se les atribuye también gran parte de las necesidades de los mortales: hambre, sed, sueño, cansancio… Por si acaso, más vale tener muchos amigos entre ellos. (Eugenio Bacaicoa Artazcoz)



miércoles, 22 de agosto de 2012

Las comunicaciones inteligentes entre los Espíritus y los hombres


Las comunicaciones inteligentes entre los Espíritus y los hombres pueden tener lugar por medio de signos, a través de la escritura y por la palabra.


Los signos consisten en el movimiento significativo de ciertos objetos y, más frecuentemente, en la producción de ruidos o de golpes. Cuando esos fenómenos poseen un sentido, no permiten dudar de la intervención de una inteligencia oculta, en razón de que si todo efecto tiene una causa, todo efecto inteligente debe tener una causa inteligente. Bajo la influencia de ciertas personas designadas con el nombre de médiums, y a veces espontáneamente.

Daremos a este modo de comunicación el nombre de sematología, palabra que da perfectamente la idea y que abarca todas las variedades de comunicaciones por signos, movimiento de cuerpos o golpes. Uno de nuestros corresponsales nos ha propuesto designar especialmente este último medio el de los golpes con la palabra tiptología.

El segundo modo de comunicación es la escritura; la designaremos con el nombre de psicografía, igualmente empleado por un corresponsal.

Para comunicarse a través de la escritura, los Espíritus emplean, como intermediarios, a ciertas personas dotadas de la facultad de escribir bajo la influencia del poder oculto que
las dirige, las cuales ceden a una fuerza que evidentemente está fuera de su control, puesto que ellas no pueden detenerse, ni proseguir a voluntad y, a menudo, no tienen conciencia de lo que escriben. Su mano es agitada por un movimiento involuntario y casi febril; toman el lápiz aunque no quieran y lo dejan del mismo modo; ni la voluntad, ni el deseo pueden hacerlas continuar sino deben hacerlo. Es la psicografía directa.

La escritura también se obtiene por la sola imposición de las manos sobre un objeto convenientemente dispuesto y provisto de un lápiz o de cualquier otro instrumento apropiado para escribir. Generalmente, los objetos más empleados son las tablitas o las cestitas dispuestas a ese efecto. El poder oculto que actúa sobre la persona se transmite al objeto, que de esta manera se vuelve un apéndice de la mano y le imprime el movimiento necesario para trazar los caracteres. Es la psicografía indirecta.

Las comunicaciones transmitidas por la psicografía son más o menos extensas, según el grado de la facultad medianímica. Algunos no obtienen más que palabras; en otros, la facultad se desenvuelve con el ejercicio, escribiendo frases completas y, a menudo, disertaciones desarrolladas sobre temas propuestos o espontáneamente tratados por los
Espíritus, sin ser provocados por ninguna pregunta.

La escritura es a veces clara y muy legible; otras veces es solamente descifrable por el que la ha escrito, y que entonces la lee por una especie de intuición o de doble vista.

En general, la escritura de una misma persona cambia por completo con la inteligencia oculta que se manifiesta, y el mismo carácter de escritura se reproduce cada vez que la misma inteligencia se manifiesta nuevamente. Sin embargo, este hecho no tiene nada de absoluto.

Algunas veces los Espíritus transmiten ciertas comunicaciones escritas sin intermediario directo. En este caso, los caracteres son trazados espontáneamente por un poder extrahumano, visible o invisible. Como es útil que cada cosa tenga su nombre, a fin de que nos podamos entender, daremos a este modo de comunicación escrita el de espiritografía, para distinguirlo de la psicografía o escritura obtenida por un médium. La diferencia entre esas dos palabras es fácil de establecer. En la psicografía, el alma del médium desempeña necesariamente un cierto papel, al menos como intermediario, mientras que en la espiritografía es el Espíritu quien obra directamente por sí mismo.

El tercer modo de comunicación es la palabra. Ciertas personas reciben en los órganos de la voz la influencia del poder oculto, similarmente a lo que se hace sentir en la mano
de aquellos que escriben. Ellos transmiten por la palabra, todo lo que los otros transmiten por la escritura.

Las comunicaciones verbales, así como las escritas, a veces tienen lugar sin intermediario corporal. Las palabras y las frases pueden resonar en nuestros oídos o en nuestro cerebro, sin causa física aparente. Los Espíritus pueden también aparecérsenos en sueño o en estado de vigilia, y dirigirnos la palabra para darnos advertencias o instrucciones.

Para seguir el mismo sistema de nomenclatura que hemos adoptado para las comunicaciones escritas, deberíamos llamar psicología a la palabra transmitida por el médium, y espiritología a la que proviene directamente del Espíritu.

Pero como la palabra psicología ya tiene una acepción conocida, no la podemos cambiar. Por lo tanto, designaremos a todas las comunicaciones verbales con el nombre de espiritología, aplicando a las primeras el de espiritología mediata y a las segundas el de espiritología directa.

De los diferentes modos de comunicación, la sematología es el más incompleto; es muy lento y sólo difícilmente se presta a desarrollos de una cierta extensión. Los Espíritus
superiores no lo usan de buen grado, ya sea a causa de la lentitud o porque las respuestas por sí o por no son incompletas y sujetas a error. Para la enseñanza prefieren los más rápidos: la escritura y la palabra.

En efecto, la escritura y la palabra son los medios más completos para la transmisión del pensamiento de los Espíritus, ya sea por la precisión de las respuestas o por la extensión de los desarrollos que traen consigo. La escritura tiene la ventaja de dejar huellas materiales y de ser uno de los medios más indicados para combatir la duda. Además, no se está en la libertad de elegir; los Espíritus se comunican por los medios que juzgan conveniente:y esto depende de las aptitudes.

jueves, 16 de agosto de 2012

LA FUERZA DE LOS ESPÌRITUS




LA FUERZA DE LOS ESPÌRITUS

Los momentos actuales que vive nuestro pueblo y la mayor parte de las naciones del mundo nos conducen a dirigir nuestra atención a la crisis política, social, económica, moral y espiritual que vivimos  y así poder orientar todo el profundo conocimiento transformador de la Doctrina espiritual en miras de rescatar los valores espirituales y morales que el hombre de hoy ha perdido, dándole respuesta a sus necesidades a través del reencuentro consigo mismo, en sus principios, su auto valorización, su capacidad, su moral y su responsabilidad para con el prójimo y con la Diosa Madre Chaxiraxi, tratando de alcanzar una mejor imagen humana, creando al hombre de bien, que como célula social generará cambios en la sociedad al recobrar lo que sus espíritus ha perdido, la paz.

Hoy en día la vida de los seres humanos, sometida al peso del dolor y la prueba, hace que los hombres veamos la paz como una palabra simbólica, como una filosofía inalcanzable en una tierra hostil. Mas el conocimiento espiritual nos lleva a la reflexión y el sentir nostálgico de la que nuestros espíritus ha perdido, comprendiendo que ese elemento que nos hace falta, la paz, en el reflejo de la conciencia de la Diosa en nuestros sentimientos, creando los desequilibrios de vida que nos conduce al dolor y el sufrimiento.

La paz debe considerarse como un estadío armónico espiritual muy particular e individual de los espíritus. Es un tesoro abstracto de la universalidad que corresponde a cada hijo de la Diosa como derecho alcanzado.

La paz por tanto nace a partir del cambio y de la transformación del espíritu, creando en el ser el estadío vibratorio armónico paralelo a la vibración de la Diosa, manifestándose como la energía positiva que mueve creativamente nuestro universo interno y el que nos rodea.

La desobediencia espiritual es la obstinación al orgullo, al egoísmo, sembrando en el hábitat humano guerras, conflictos, desavenencias, y con ello, nacen todas las enfermedades espirituales que hacen que hoy cada pueblo del mundo viva una incertidumbre en sus políticas nacionales e internacionales, generando situaciones catastróficas para el hombre, creando esclavitudes económicas y políticas que hurtan nuestra libertad.

Y todas estas condiciones sumadas a los actos de corrupción y a los intereses avallasadores individuales o grupales del hombre, nos someten a la pobreza y la miseria, donde las características sociales, como la falta de salud, educación, alimentación, vivienda y trabajo, forman rutas de escapes erróneas que conducen al ser a acciones equivocadas, rompiendo el equilibrio de las leyes divinas, atentando contra la ley del amor, al formar conductas delictivas que crean violencia y siembran muerte, arrebatándonos la paz y alejándonos de la tan ansiada felicidad.

Aquí es donde nos preguntamos si la tercera revelación, la espiritualidad, ha venido a este globo para rescatar la humanidad mediante el consuelo que nos trae y nos ofrece.

¿No es hora ya, que escudriñemos y busquemos para encontrar en la filosofía de los espíritus la respuesta que nuestros sentimientos busca? En la profundidad de la sabiduría universal, que es el camino de verdad y vida que nos habla la Diosa Chaxiraxi, y por el cual claman las voces de lo alto, encontramos que no puede haber paz en una tierra donde haya hombres tristes, inconformes y violentos; mas, a pesar de que existen todos estos flagelos, si en el corazón del hombre existe paz, nada que sea negativo podrá entrar en él, y aunque la muerte susurre a su oído, ella pasará sin tocarlo.

Por lo tanto, la mayor defensa del hombre, se encuentra en su propio corazón espiritual al tener paz en sus sentimientos.

Para obtener este objetivo, debemos procurar desarrollar en nuestros espíritus cualidades que nos ayuden a luchar contra nosotros mismos. Así debemos ser:
1. Disciplinados con nosotros mismos
2. Obedientes a la Diosa
3. Abnegados en nuestras tareas

Para crear una fortaleza donde nadie pueda herirnos y una grandeza mediante la humildad, donde no podamos ser alcanzados por la negatividad.

Manteniendo esta personalidad lograremos desarrollar las virtudes esenciales para los espíritus como
1. La humildad
2. El amor
3. La sabiduría

Que nos conducen, al goce de la paz y la felicidad.

Cuando los espíritus están llenos de paz intima, el hombre puede encontrarse en los campos de la tristeza y el dolor, en la tierra de la guerra, y nada de lo que afuera exista pueda afectar su interior, pues sus sentimientos están revestidos de una coraza, de un vibrar positivo que se llama PAZ.

En conclusión, la paz de los espíritus es solo producto de la transformación íntima del ser que se consolida a través de: La convivencia fraterna con el prójimo y el servicio abnegado al mismo.

En Canariass y particularmente, con el propósito de desarrollar esa tesis, hemos tomado como sujeto experimental de trabajo nuestra comunidad espiritual, identificando primero nuestros males para luego luchar contra ellos. Teniendo para ello, una plataforma de sustentación en una mente positiva, alimentada por las orientaciones del
mundo espiritual quienes nos concientizan enseñándonos:

1. La pobreza y la miseria son estadíos mentales de los espíritus humano
2. El poder de los espíritus reside en su fuerza de voluntad
3. El poder de los espíritus no tiene limitaciones
4. Las limitaciones del hombre residen en su mente

Con todo ese aprendizaje eliminamos del vocabulario espiritual la frase “no puedo” y practicamos “todo es posible si queremos”. (Fredy Viril)

LOS ANTEPASADOS






LOS ANTEPASADOS


“Ocupan un puesto privilegiado en el sistema religioso del canario en su vida diaria.

Los antepasados constituyen el vínculo más fuerte entre los seres humanos y el otro lado.

Los antepasados siguen siendo cabezas de familia. Están al corriente de los acontecimientos familiares, favorecen y protegen a los vivos, Son los mejores intermediarios entre el ser supremo y su pueblo.

Son el canal privilegiado por donde nos llegan la vida y las bendiciones de la  Diosa Madre Chaxiraxi.

En cuanto acontece la muerte se les ayuda por medio de ofrendas diversas para que logren llegar lo más rápidamente al lugar de los muertos: al Seno de Magek. Los antepasados no pueden acceder al país de los muertos, si los mortales no les celebran los funerales dignos de su rango, hasta tal punto que se suele depositar comida encima de la tumbas de los difuntos para que se alimenten y puedan atravesar el espacio, que les permita acceder al país de los muertos.

Una vez llegados a ese país de los muertos se les sigue presentando sacrificios no cruentos y peticiones.

Estos sacrificios no cruentos son la manifestación de respeto, de confianza, de gratitud, hacia aquellos que nos transmitieron la vida. Desde el más allá, siguen siendo los guardianes de las costumbres, tradiciones y los guardianes de la moral del pueblo al que siguen perteneciendo.

Los canarios explicamos de esta manera el tránsito a la otra vida del Espíritu Vital: "El que muere se convierte en aire. Vive en el aire y, como el viento, se hace invisible y circula entre las personas y las cosas en toda libertad.

No los vemos, pero están ahí, junto a nosotros. Escuchan nuestras conversaciones, contemplan nuestro trabajo y asisten a nuestras reuniones.

No los vemos, no los podemos ver, como tampoco podemos ver el viento que a veces nos sorprende por su violencia. Sin embargo podemos constatar su presencia en los sueños. Es ahí donde intervienen y nos dan a entender si hemos obrado bien o no, si hemos olvidado alguna ceremonia, o si conviene hacer un sacrificio, una ofrenda, o recriminar la actuación de algún miembro de la comunidad.

Siempre se nos han aparecido en casa o en sus inmediaciones, como los conocimos en vida. Vivimos juntos unos y otros. Somos habitantes de un mismo mundo, esa es la realidad, aunque Chaxiraxi, no quiere que nos veamos".

Los ancianos.

Los ancianos son el eslabón de la cadena que une a la familia-auchón, con los antepasados.

Los ancianos son los depositarios de los mitos y de la sabiduría ancestral. En tierra canaria, los mayores son los garantes y guardianes de las costumbres y tradiciones. De ahí el lugar preponderante que ocupan en el seno de la sociedad y el gran respeto con el que se les rodea.

El hombre, viviendo en contacto permanente con una naturaleza hostil, hace la experiencia constante de su debilidad, de su fragilidad. Encuentra su fuerza y su seguridad en el grupo.

Unido a la gran familia, puede cultivar, cosechar dedicarse a sus actividades laborales, y defenderse del enemigo. Es en el grupo en donde el hombre canario  encuentra su alegría y desarrolla todas sus potencialidades. Con el grupo, el hombre africano canario se siente fuerte.

En las sociedades agrícolas, al grupo le viene la fortaleza por la cohesión interna y gracias a la unión del grupo con sus antepasados. La vida sería arriesgada si tuviera que ser inventada cada día. La tradición es la vida y romper con la tradición es arriesgarse a morir.

- El antepasado ha construido una casa y nosotros hemos de mantenerla para que dure. El antepasado nos ha dado la fecundidad; nos ha dado una azada y nosotros nos hemos agachado para cultivar nuestros campos, para producir nuestra comida y para engendrar nuestros hijos. Así es como la familia perdurará…"

El individualismo es el mayor enemigo de la vida familiar canaria. La vida en familia exige que cada uno de los miembros se ponga al servicio de la comunidad: la solidaridad es el gran valor y el mayor mal es el individualismo. Toda búsqueda del interés particular en detrimento del interés del otro es condenado, como contrario a la vida de la familia. En la familia, nadie puede pretender ser más que el otro y vivir mejor que los familiares que le rodean. Existe una única jerarquía basada en la edad y cada uno tiene que quedarse en su lugar, de lo contrario, la paz familiar está amenazada. Si las diferencias se consumaran, se puede provocar la ruptura y quizá algún miembro esté obligado a emigrar del ámbito familiar y buscar a constituir otro hogar, con los riesgos
que conlleva el aislamiento.

Es la familia la que construye el templo sagrado en donde la "mater familias" ejerce de
sacerdotisa, sobre todo a la hora de ofrecer sacrificios rituales no cruentos a los espíritus. Es en este lugar sagrado en donde se reunirán los miembros de la familia para alabar a la Diosa.

Insisto, el individualismo es el gran enemigo de la cohesión familiar y de la religión de la familia. En estas circunstancias, se llega a sospechar que algún miembro que se haya enriquecido, haya podido emplear sus dones personales para emerger por encima de los demás. La creencia familiar afirma que si una persona se enriquece sin causa suficiente es porque ha roto el pacto de solidaridad familiar y por ende ha roto también la armonía en la relación con los espíritus de los antepasados y con los propios antepasados. Si esto ocurriera, y para recuperar la paz en el seno de la familia, existen ritos de reconciliación en el seno de los cuales se destruyen los posibles genios negativos personales.

Como ya hemos visto, esta religión tradicional canaria está estrechamente ligada a la vida de la familia y a la estructura social de los poblados. Es una religión cercana al hombre que está continuamente enfrentado a necesidades concretas. Está confrontado a las necesidades de la existencia cotidiana y la primera de ellas es la lucha por la subsistencia, la lucha contra la enfermedad, la lucha contra los enemigos de todo tipo.

El núcleo de dicha religión es la vida: su propagación y su preservación. El canario tiene un alto concepto del don de la vida, como el bien supremo que concede la Diosa, dueña suprema de la vida y de la muerte, le ha dado. Este don de la vida le ha sido transmitido por medio de los antepasados.

Es una vida que se vive en comunión con todos los suyos: los de la tierra y los del otro lado.

Esta necesidad corresponde a la voluntad firme de vivir juntos.” (Eugenio Bacaicoa Artazcoz, 2009)


miércoles, 15 de agosto de 2012

LA FUERZA DE LOS ESPÌRITUS




LA FUERZA DE LOS ESPÌRITUS



Los momentos actuales que vive nuestro pueblo y la mayor parte de las naciones del mundo nos conducen a dirigir nuestra atención a la crisis política, social, económica, moral y espiritual que vivimos  y así poder orientar todo el profundo conocimiento transformador de la Doctrina espiritual en miras de rescatar los valores espirituales y morales que el hombre de hoy ha perdido, dándole respuesta a sus necesidades a través del reencuentro consigo mismo, en sus principios, su auto valorización, su capacidad, su moral y su responsabilidad para con el prójimo y con la Diosa Madre Chaxiraxi, tratando de alcanzar una mejor imagen humana, creando al hombre de bien, que como célula social generará cambios en la sociedad al recobrar lo que sus espíritus ha perdido, la paz.

Hoy en día la vida de los seres humanos, sometida al peso del dolor y la prueba, hace que los hombres veamos la paz como una palabra simbólica, como una filosofía inalcanzable en una tierra hostil. Mas el conocimiento espiritual nos lleva a la reflexión y el sentir nostálgico de la que nuestros espíritus ha perdido, comprendiendo que ese elemento que nos hace falta, la paz, en el reflejo de la conciencia de la Diosa en nuestros sentimientos, creando los desequilibrios de vida que nos conduce al dolor y
el sufrimiento.

La paz debe considerarse como un estadío armónico espiritual muy particular e individual de los espíritus. Es un tesoro abstracto de la universalidad que corresponde a cada hijo de la Diosa como derecho alcanzado.

La paz por tanto nace a partir del cambio y de la transformación del espíritu, creando en el ser el estadío vibratorio armónico paralelo a la vibración de la Diosa, manifestándose como la energía positiva que mueve creativamente nuestro universo interno y el que nos rodea.

La desobediencia espiritual es la obstinación al orgullo, al egoísmo, sembrando en el hábitat humano guerras, conflictos, desavenencias, y con ello, nacen todas las enfermedades espirituales que hacen que hoy cada pueblo del mundo viva una incertidumbre en sus políticas nacionales e internacionales, generando situaciones catastróficas para el hombre, creando esclavitudes económicas y políticas que hurtan nuestra libertad.

Y todas estas condiciones sumadas a los actos de corrupción y a los intereses avallasadores individuales o grupales del hombre, nos someten a la pobreza y la miseria,
donde las características sociales, como la falta de salud, educación, alimentación, vivienda y trabajo, forman rutas de escapes erróneas que conducen al ser a acciones equivocadas, rompiendo el equilibrio de las leyes divinas, atentando contra la ley del amor, al formar conductas delictivas que crean violencia y siembran muerte, arrebatándonos la paz y alejándonos de la tan ansiada felicidad.

Aquí es donde nos preguntamos si la tercera revelación, la espiritualidad, ha venido a este globo para rescatar la humanidad mediante el consuelo que nos trae y nos ofrece.

¿No es hora ya, que escudriñemos y busquemos para encontrar en la filosofía de los espíritus la respuesta que nuestros sentimientos busca? En la profundidad de la sabiduría universal, que es el camino de verdad y vida que nos habla la Diosa Chaxiraxi, y por el cual claman las voces de lo alto, encontramos que no puede haber paz en una tierra donde haya hombres tristes, inconformes y violentos; mas, a pesar de que existen todos estos flagelos, si en el corazón del hombre existe paz, nada que sea negativo podrá entrar en él, y aunque la muerte susurre a su oído, ella pasará sin tocarlo.

Por lo tanto, la mayor defensa del hombre, se encuentra en su propio corazón espiritual al tener paz en sus sentimientos.

Para obtener este objetivo, debemos procurar desarrollar en nuestros espíritus cualidades que nos ayuden a luchar contra nosotros mismos. Así debemos ser:
1. Disciplinados con nosotros mismos
2. Obedientes a la Diosa
3. Abnegados en nuestras tareas

Para crear una fortaleza donde nadie pueda herirnos y una grandeza mediante la humildad, donde no podamos ser alcanzados por la negatividad.

Manteniendo esta personalidad lograremos desarrollar las virtudes esenciales para los espíritus como
1. La humildad
2. El amor
3. La sabiduría

Que nos conducen, al goce de la paz y la felicidad.

Cuando los espíritus están llenos de paz intima, el hombre puede encontrarse en los campos de la tristeza y el dolor, en la tierra de la guerra, y nada de lo que afuera exista pueda afectar su interior, pues sus sentimientos están revestidos de una coraza, de un vibrar positivo que se llama PAZ.

En conclusión, la paz de los espíritus es solo producto de la transformación íntima del ser que se consolida a través de: La convivencia fraterna con el prójimo y el servicio abnegado al mismo.

En Canariass y particularmente, con el propósito de desarrollar esa tesis, hemos tomado como sujeto experimental de trabajo nuestra comunidad espiritual, identificando primero nuestros males para luego luchar contra ellos. Teniendo para ello, una plataforma de sustentación en una mente positiva, alimentada por las orientaciones del
mundo espiritual quienes nos concientizan enseñándonos:

1. La pobreza y la miseria son estadíos mentales de los espíritus humano
2. El poder de los espíritus reside en su fuerza de voluntad
3. El poder de los espíritus no tiene limitaciones
4. Las limitaciones del hombre residen en su mente

Con todo ese aprendizaje eliminamos del vocabulario espiritual la frase “no puedo” y practicamos “todo es posible si queremos”. (Fredy Viril)

martes, 14 de agosto de 2012

¡HONOR A QUIEN MERECE HONOR!



¡HONOR A QUIEN MERECE HONOR!

Eduardo Pedro García Rodríguez


            En la imagen un grupo de los hijos espirituales del Mencey Bentor.

Las iniciativas cuando se sostienen en el tiempo crean tradición, especialmente cuando estas están cimentadas en retazos de nuestra Historia Nacional, como la de este entrañable y bello Tigaiga, trozo del suelo de nuestro Chinech (Tenerife) que tiene mucho que enseñarnos y mucho más que aportarnos a los canarios.

Canarias no es todo desgracia y tragedia, por fortuna, somos más que eso, más que corrupción y crisis, que los incendios de nuestros montes el crimen y la desventura; Canarias es tierra pródiga llena de hombres y mujeres que tienen sembrada en ella la semilla de los valores fundamentales de la decencia, la moral,  la justicia social y la espiritualidad de nuestros ancestros guanches.

Estas premisas hemos tenido la oportunidad de constatarlas y participar de ellas una ves más el pasado día 29 de julio, cuando siendo fiel a la tradición, en el Mirador de El Lance en Tigaiga, participamos en el XVII homenaje al último Mencey de Taoro  Bentor, hijo primogénito del gran caudillo Kebehi Bencomo, acto que como es habitual estuvo organizado por la Asociación Cultural Auchón Guanil, al frente de la cual están nuestros inestimables amigos Isidro Cedros Rodríguez, para el cual se debería crear un nuevo grupo sanguíneo, pues por sus venas, más que sangre circula glóbulos de profundo amor la matria, su historia y tradiciones, y Juan Manuel Figueras González, maestros de jardineros, notable artesano e incansable “pateador” de nuestros caminos, veredas y barrancos, y incansable  bebedor de nuestros paisajes, y ambos, extraordinarios maestros del juego del palo canario, y destacados interpretes de nuestro folklore ancestral.

Sin dejar de lado la serenidad y la mesura que al más modesto reportero nos exige el cumplimiento de nuestra misión informativa, hoy no podemos esconder, ni lo queremos hacer, el expresar aunque sea con el rigor de nuestra pequeñez narrativa de la emoción que nos llenó el memorable acto conmemorativo del XVII homenaje se hiciera en memoria del Mencey Bentor, héroe que sacrifico su vida para exponer ante nuestros ancestros la angustiosa situación que por culpa de unos desalmados invasores estaba atravesando la matria.

Los actos comenzaron con la tradicional subida a pie desde la Plaza de Tigaiga hasta el mirador de El Lance, acompañada la romería del ancestral sonido de chácaras, tambores y flautas, inundado la ladera con los sones del Tajaraste.

Ya en la plaza del mirador inicio el homenaje a Bentor, Isidro Cedrés quien con su fácil prosa y profundos conocimientos de nuestra historia  y tradiciones, nos condujo mentalmente al pasado, versando en torno a los entresijos del acto y dándonos una magistral lección biográfica en torno a la figura de Bentor, acto seguido se procedió a la ofrenda floral, acompañada de las ondeantes banderas canarias de las siete estrellas verdes, a continuación se procedió a la entrega del Banot de Bentor 2012 a la Asociación de Vecinos de Tigaiga, para seguidamente pasar a una exhibición del juego del palo canario, destacando en el mismo varias féminas quienes hicieron gala de una extraordinaria maestría.

Como dato curioso decir que todos los niños y niñas presentes, han venido participando de estos actos desde el vientre de sus madres, y no es metáfora.

Concluyeron los actos con el tradicional tendido de manteles en el acogedor Bosquito, donde a la grata sombra de de añejos pinos, disfrutamos de una grata comida de hermandad compuesta de las viandas y bebidas aportadas por los asistentes y compartida en franca camaradería, pues para nosotros el hecho de comer no supone solamente el  alimentarnos, sino que representa un acto de verdadera comunión entre hermanos espirituales, que en ocasiones crea lazos afectivos más fuertes que entre hermanos de sangre.


  Tendido de manteles en el Bosquito, el vino del amigo Juan Manuel estaba del diez.
Fue  un acto sacro lleno de pleno laicismo cívico, fuimos testigos de una verdadera lección de histórico civismo, de esos pedazos de energía en los que se entrega los espíritus y que nos dejan huella profunda  e imborrable en nuestro ser y memoria; actos que deberán de ser repetidos y mostrados a las generaciones presentes y futuras, principalmente, a la niñez, para que de ellos respiremos, bebamos, alimentemos y fortalezcamos el orgullo diario de ser canarios. El orgullo al amor matrio. Porque Canarias está hecha de sangre, sudor, lagrimas; pero principalmente de imborrables eternas páginas de ejemplos valerosos llenos de dignidad y heroísmo de sus hijos.
Dicho lo anterior, permítame el amable lector que como modesto homenaje a quienes sienten inquietudes por nuestra Historia y tradiciones tanto humanas como espirituales,  dar unos breves retazos en torno a la figura de Bentor y las circunstancias que le indujeron a ser mensajero personal ante los espíritus de los ancestros del otro lado.

Hace unos años escribí: […] Por el contrario, nuestros héroes Matrios que fueron capaces de ofrendar en sublime sacrificio el bien más preciado del ser humano como es la propia vida en aras de la libertad de su pueblo, fueron y son demonizados por aquellos que presumen de gestas heroicas que nunca fueron suyas, y cuyo estandarte siempre ha sido el oro y rojo, es decir, el oro y la sangre o lo que es lo mismo, Rojo y Gualda, en honor de los cuales y durante siglos, han hecho correr verdaderos ríos de sangre inocente.

Los canarios actuales estamos obligados a no olvidar a aquellos de nuestros ancestros que no quisieron entregarse ante la descomunal y brutal superioridad armamentística de unas hordas invasoras depredadoras e inhumanas, no se prestaron a ser esclavos y no bajaron sus altivas cabezas ante dos maderos cruzados.” (Eduardo P. García Rguez. En: lagavetadeaguere.blogspot.com/.../no-puede-morir-jamas-quien-de-e...).

Algunos aspectos de la  civilización guanche pasó de la memoria de los isleños (Tamusni) a los escritos de los cronistas ya en época de dominación española, y muchos elementos de las creencias precoloniales, a veces mezclados sicréticamente con la doctrina cristiana, han perdurado hasta hoy. El hecho de que  las islas mantengan un porcentaje muy elevado de población natural  rural  ha permitido la pervivencia de los rasgos distintivos de  la religión precolonial.

Como otras culturas espiritualmente avanzadas, los guanches no entendemos la religión como los occidentales. Para nosotros, este término está lleno de implicaciones abstractas, pues refiere un culto a algo que está fuera del plano material o terreno. En cambio nosotros tenemos una concepción mucho más tangible, ya que identificamos el mundo que conocemos (tierra, nubes, manantiales, lagos, plantas, animales) con lo sagrado. Por ello, por ejemplo, el Dios principal de la Naturaleza es  Chayuga. La espiritualidad es sencilla y en armonía con la naturaleza.

Creemos que el paso entre el mundo del más allá y el del más acá no es tan abrupto. De ahí la importancia de los Iboibos. Samarines, kankus y Maguadas, que son los principales intermediarios entre dos mundos que no están claramente separados como en otras religiones, sino unidos por vínculos materiales.

Es la concepción de la muerte como una transición, un viaje el Seno de Magek y al encuentro con los espíritus de nuestros antepasados. Los ritos que la envuelven provienen de la creencia de que la condición humana tiene diversas implicaciones espirituales más allá de la vida que conocemos. Es decir, que la muerte no es más que el tránsito hacia un nuevo tipo de vida, diferente según las personas.

La religión de nuestro pueblo se transmitía de forma oral y se suele dar gran importancia a los lugares: muchos enclaves son sagrados, por lo que las ceremonias deben celebrarse siempre en ellos, ya que así lo designaron los dioses. Esto da la medida de lo trágico que fue para el pueblo guanche verse desplazado por la avasalladora civilización europea a lugares que no eran aquellos en los que siempre habíamos vivido, al tiempo que con la aplicación de su sistema capitalista, nos privaron de la obligación religioso-política de compartir riquezas.

Esta especie de comunismo primitivo, la participación en las ceremonias y en la comunidad suele ser más importante que la creencia en sí. La doctrina es menos importante que el comportamiento de los fieles. Ejemplo de ello es el caso del  calendario ritual que rige el trabajo comunal, y los beneficios se reparten a partes iguales entre todos los miembros de la comunidad. Por el contrario impusieron nuevas normas económicas mediante las cuales solamente los colonos invasores y su iglesia tenía derecho a acaparar las riquezas producidas.

Por estas y otras razones el colonialismo siempre ha tratado la auto inmolación de algunos de nuestros héroes nacionales de manera despectiva, juzgando los hechos desde una visión etnocristiana y con total desprecio de la espiritualidad del sometido, así tenemos que la doble moral cristiana asume que: El suicidio es gravemente contrario a la justicia, a la esperanza y a la caridad. Está prohibido por el quinto mandamiento. (canon 2325). Pero ello no es óbice para que en nombre de su dios hayan inmolado a millones de seres humanos desobedeciendo el quinto mandamiento de su credo.

La mayoría de los hombres y mujeres de nuestra sociedad imbuidos de una religión foránea excesivamente materialista no se preparan para morir, no se preparan para la muerte que, tarde o temprano, a todos nos ha de llegar; la temen, no la ven como un viaje liberador hacía el Seno de Magek. Por el contrario, debido a la doble moral sostenida por dicha confesión, se consideran predestinados a una eternidad de indescriptibles sufrimientos en un supuesto infierno que sólo existe en la mente de sus creadores, el clero fanático católico.

Como otra faceta del culto a los ancestros practicado de siempre en la antigua religión del Pueblo Guanche, esta noción es también una forma de acercar el mundo de los vivos al de los muertos, ambos íntimamente ligados en la espiritualidad guanche.

Morir bien, es la consecuencia de haber vivido bien; pero no, en el sentido que la sociedad le ha dado siempre a esa expresión; y si, vivir bien cultivando los espíritus.
Haciendo crecer en ellos cualidades y capacidades que; a la hora de la llamada "muerte", y después de ella, le ahorrarán turbación y miedo. De ahí que, al no haberle concedido importancia a las cosas espirituales o muy poca importancia; dándole mayor resalte a la forma exterior de las prácticas espirituales con ritos, ceremonias y cultos, que veneran la forma y no el fondo.
Que para nosotros  tienen un muy particular sentido de dignidad personal y honor. Por ello, la muerte es preferible en algunos casos, a la deshonra, tal como lo asumieron entre otros muchos Bentejui, Atanausú,  Bentor o Ichsasagua.  Tal vez haya pasado mucho tiempo; no importa - somos eternos y lo principal ha ocurrido-.
Para concluir estas breves notas creemos interesante reproducir algunos párrafos de un excelente trabajo realizado por el extinto Leopoldo de la Rosa Olivera en torno al Mencey Bentor y su familia:
“La coincidencia expuesta nos condujo a buscar el testamento de la abuela común de los antes citados, Ana Gutiérrez, casada con Martín de Mena, que lo había otorgado en La Laguna, ante el escribano Alonso Gutiérrez, el 18 de abril de 1522. Desgraciadamente el documento se conserva en mal estado y aún le faltan trozos del papel en que fue escrito.

Pero aun así consta claramente del mismo que estaba casada con Martín de Mena; que dejaba tres hijos de su matrimonio Pedro, Juan y Bastián; que debía a su tía «doña Mentía» dos reales y cinco a un sobrino suyo, cuyo nombre no podemos conocer porque falta el trozo del papel en que estaba escrito y que nombra albaceas a su marido y a Gaspar Fernández.

El uso de Bentor y Benchorhe por dos nietos de Ana Gutiérrez no puede ser más significativo. En una época en que raramente se usaba más de un apellido; el llamarse Ana Bentor de nombre de pila como su abuela; el anteponer el Bentor al Mena; el uso por su primo hermano de otra forma, posiblemente más cercana a la de la pronunciación indígena, Benchorhe, no puede tener otra explicación sino la de que conocían y se sentían orgullosos de su ascendencia guanche, sin que parezca dudoso de que lo usaban por que procedían del rey Bentor, y que no cabe lo fueran por otra línea que por la de la citada abuela paterna de ambos

Ha de tenerse en cuenta que aún en aquel momento, fines del xvi, se sentía en la vida isleña la diferencia entre los que descendían de conquistadores o pobladores europeos y aquellos por cuya sangre corrían glóbulos de la raza vencida, a los que despreciaban más o menos abiertamente, como lo prueba el escándalo que se produjo, dentro de la iglesia de Candelaria, el 2 de febrero de 1587, cuando dos regidores de la isla insultaron a descendientes de «naturales», llamándolos, entre otras expresiones despectivas, guanches de baxa suerte», episodio al que luego hemos de referirnos. Esta circunstan- cia refuerza nuestro argumento sobre los sentimientos de los nietos de Ana Gutiérrez.

Y volvamos a su testamento, dejando de momento el referir lo que fuera de sus hijos, para detenernos en la cita que hace de su tía doña Mencía. La única persona de la que tenemos noticia que por aquella época viviera en Tenerife conocida por «doña Mentía» era una indígena, hermana del rey de Abona, como hemos dicho en nuestro anterior trabajo. Ello no solamente confirma la clase de familia a la que pertenecía Ana Gutiérrez, sino también nos hace pensar en la probabilidad de que Bentor hubiese estado casado con otra hermana del citado mencey de Abona. Por otra parte, como hemos dicho, Ana Gutiérrez tenía un sobrino, al que confiesa le debía cierta cantidad y hemos de pensar que pudiera tratarse de un nieto de Bentor.

Hemos de confesar que las conclusiones a que llegamos no pasan de meras deducciones, sin prueba plena, pero también consideramos que los datos conocidos permiten llegar a ellas, fundamentalmente, a que la que en el bautismo se llamó Ana Gutiérrez es más que probable que fuera una hija del rey Bentor, la que intentó liberar a su hermano u otra.

Nos preguntamos el porqué de haber tomado tal nombre y apellido y no podemos por menos de pensar en otra Ana Gutiérrez, hija del conquistador y regidor de Tenerife Guillén Castellano. el que se distinguió por su independencia de criterio y que, es sabido, conocía el habla indígena. aun cuando no supiera escribir Cabe en lo posible que Guillén interviniese en favor de los hijos de Bentor  cuyo gesto no podía por menos de reconocer como digno y que su hija fuese la madrina de bautismo de la que llegaría a ser esposa de Martín de Mena.

Ana Gutiérrez, la hija de Guillén Castellano, fue mujer que no desaprovechó la vida, ya que casó nada menos que cuatro veces[1]: la primera con Pero López de Villera, el fundador del hospital de San Sebastián de La Laguna; la segunda con el escribano y regidor de Tenerife Sebastián Páez; la tercera con el rico mercader catalán establecido en la isla Gabriel Mas, y la última con Cristóbal García del Castillo o de Moguer, de donde era natural, conquistador de Gran Canaria y tronco en aquella isla de las poderosas familias de los Castillo Olivares y de los condes de la Vega Grande de Guadalupe.

Como dijimos, la mujer de Martín de Mena designó albaceas a su marido y a Gaspar Fernández.

“Este último es conocido corno uno de los guanches que mayores repartimientos obtuvo de don Alonso de Lugo, con seguridad en pago a su eficaz colaboración durante la conquista, lo que no es incompatible con que también fuese luego protector y amigo de Ana Gutiérrez. Esta, a su vez, había sido nombrada dos años antes albacea testamentaria por otra Indígena, Francisca de Tacoronte, la viuda del conquistador Gonzalo del Castillo.

Como luego diremos, Gonzalo del Castillo y Martín de Mena realizaban negocios en común, que más tarde continuarían los hijos del uno y el otro. Las esposas de ambos. de una misma raza y quién sabe si hasta unidas por parentesco, debían tener estrecha amistad. Mucho en común las unía: para ambas había tenido que serle difícil la adaptación a modos de ser y de pensar tan distintos a los en que habían nacido; hasta la alimentación; ambas habían pertenecido a familias de los bandos de guerra, que sufrieron las consecuencias de la derrota, bien conocidas, y las dos, como fácilmente puede deducirse, murieron en plena juventud.”

“Pedro de Mena se casó con Polonia de Lugo, cuya filiación conocemos por el ya citado poder que dio su hija Ana Bentor de Mena y en la que nos vamos a detener por tratarse de uno de los casos de mestizaje que se dieron en Canarias.

Ana Bentor de Mena, el 28 de junio de 1589 revocó poder que tenía dado a favor de María Sarmiento, viuda de Diego Sardina y otorgó uno nuevo al vecino de El Hierro, Andrés de Armas, hijo del escribano Pedro Fernández de Tvíoraies, para que hiciese valederos derechos que pretendía corresponderle por parte de su abuela materna.

Ello le obligó a declarar su genealogía. Afirma que era hija de Pedro de Mena y de Polonia de Lugo y ésta, a su vez, de Alonso de Lugo, natural de la citada isla de El Hierro, es decir, de sangre indígena y de Catalina Infante. Sigue haciendo su filiación y añade que su citada abuela materna había sido hija de Alonso Infante y de Catalina Bernal; que Alonso Infante lo era «del Rey del Hierro» y Catalina Bernal de Juan Bernal, «conquistador de las islas».

Alonso de Lugo, el abuelo de Ana Bentor, pasó de El Hierro a establecerse en Tenerife, era descendiente de la familia real de la isla del Hierr. “

Sebastián de Mena

“El Bastián del testamento de su madre. Contrajo matrimonio con Leonor de Ayllón, a la que hizo escritura de reconocimiento de la dote que había recibido al contraer matrimonio, en La Laguna, ante Gaspar Justiniano, el 8 de abril de 1562. Leonor de Ayllón era hija de Miguel de Ayllón, prestamista, que en el testamento que otorgó ante Alonso Gutiérrez, el 9 de mayo de 1533, no olvidó de relacionar cuantas prendas tenia en garantía de los dineros que había dado mejoró a su citada hija y de su mujer, Leonor Vélez, en el tercio y quinto de sus bienes.

Sebastián de Mena tuvo negocios con Juan del Castillo, el hijo de Gonzalo, quien en el testamento que otorgó en La Laguna, el 5 de enero de 1579, declara que debía a los herederos de Sebastián de Mena treinta doblas y dispone le sean abonadas.

Sebastián tuvo tierras en el antiguo reino de Abona. De los hijos de su matrimonio, además de Antón de Mena Benchorhe, ya citado, tenemos noticia de otros dos: Ana Vélez y Pedro de Mena. Este ú1timo estuvo casado con María de los Olivos, hija de Francisco de Albornoz y de Escolástica de los Olivos y tuvieron un hijo, Nicolás de Mena.

Posiblemente fueron también hijos de Sebastián de Mena, Juan de Mena el Viejo, del que vamos a hablar, y otro Sebastián de Mena, vecino de Vilaflor, que estuvo casado con Margarita Hernández y otorgó testamento en 1611.

A quien acabamos de citar. En los dos testamentos que otorgó y que se conservan, no dice de quién fuera hijo, pero en el segundo, de 1622, afirma que heredó partes de una fuente en Vilaflor de Martín de Mena y de Juan del Castillo. En el citado testamento de este último, no menciona a Juan de Mena, pero sí, como hemos dicho, reconoce deuda a favor de los herederos de Sebastián de Mena, hay que pensar que la misma fue pagada en participación de la fuente de Vilaflor, que correspondiera a Juan, como uno de los hijos de Sebastián.

Su persona nos interesa especialmente porque, como hemos de ver, fue no solo uno de los que dio poder para defender los privilegios de los descendientes de los indígenas, sino que indujo a seguirle a tres de sus hijos, a Pedro de Mena, a quien consideramos su hermano y a otros tres parientes de su mujer, los Bethencourt.

En dicho poder se dice vecino de las «partes de Daute», pero tuvo su principal hacienda en Taucho, en el antiguo reino de Adeje, en cuya casa, que aún se conoce por «La Quinta», otorgó sus dos testamentos.

Posiblemente tomó nombre y apellido del primer Adelantado, quien lo llama «mi criado» en una data de tierra fechada el 21 de noviembre de 1513. En la isla en que había nacido, casó por primera vez con la citada Catalina Infante, matrimonio que fue anulado y Alonso condenado con multa, por haber tenido trato carnal, antes de contraerlo, con Leonor de Alcalá, prima de Catalina.”

“Juan de Mena el Viejo casó con Melchora Verde de Betancor, hija de los citados Alonso de Lugo y de Agueda Pérez de Munguía.

Como hemos dicho, otorgó dos testamentos, ambos en su casa de Taucho, el primero, el 6 de agosto de 1618, y el segundo, el 28 de noviembre de 1622.

En ambos documentos, después de ordenar las mandas piadosas, declara bienes, deudas, ganado cabrío y vacuno e instituye por herederos
a sus seis hijos:

l. Juan de Mena el Mozo, que más tarde usaría los apellidos de Mena y Betancor. Casó en la parroquia de San Marcos, de Icod, el 14 de octubre de 1604, con Francisca de Carminatis, hija de Juan de Padilla y de Francisca de Carmmatis, que descendía de un mercader procedente del Milanesado establecido en Tenerife, Juan Jácome de Carminati. Juan de Mena Betancor otorgó testamento, ante Mateo García de la Guardia, el 1 de julio de 1653, por el que fundó capellanía perpetua de misas sobre sus tierras de Taucho Martín de Mena, casado con Isabel Martínez, vendió parte de sus tierras de Taucho 31. Su hija, María de Mena, contrajo matrimonio con Pedro Alonso Berganciano, «natural», y en su testamento de 1665 declara que había tenido once hijos, cuatro varones y siete hembras.

Agueda Pérez de Munguia, casada con Pedro García del Castillo.

Melchora Verde, casada en la parroquia de Santa UrsuIa, de Adeje, el 6 de julio de 1619, con Hernán García del Castillo.

Es correcta la relación de los hijos de Juan de Mena Betancor y Francisca de Carminatis, que fueron:

Luís de Mena.

Gonzalo de Mena, al que no cabe identificar con su homónimo casado en Güímar con Francisca González Castellano, ya que si sus padres se casaron en el 1604, su hijo de este nombre no podía, a su vez, ser padre en 1611, fecha en que se bautiza en Güímar un hijo del últimamente citado.

Dionisio de Mena.

El alférez Juan de Mena, casado con Isabel de Mesa, no de Mena, como se dijo, hija del alférez Felipe Martín del Castillo y de Juana Méndez de Fonseca.

El licenciado don Francisco de Betancor, presbítero.

Alonso de Lugo que casó en San Marcos Icod, el 2 de septiembre de 1638, con Marquesa Francisca y dejaron descendencia.

5. Mateo de Betancor.

6. Diego de Mena. Manuel de Mena otorgó escritura en Vilaflor, en 1674, en la que declara que era hijo de Domingo de Mena y nieto de Diego.

Ni hace al caso, ni tenemos suficientes datos para seguir la descendencia de los hijos de Martín de Mena y Ana Gutiérrez, que debió ser numerosa y posiblemente llegue hasta nuestros días. En los protocolos de la antigua escribanía de Vilaflor pueden seguirse algunas generaciones. También en los registros bautismales de Güímar y a partir del 1611, figuran hijos de residentes en dicho valle que llevaban este apellido: Gonzalo y Juan de Mena, que probablemente eran de la misma familia y que dieron el nombre al poblado de dicho término municipal aún conocido por el “Lomo de Mena”.

El artículo continua con una serie de notas relativas al texto, la que omitimos en  favor de la brevedad, no obstante, el lector interesado puede consultarla en; Anuario de Estudios Atlánticos. Vol. Nº 23. Año 1977. Pags. 421 y ss.

Kanarias 29 de julio de 2012.
Fuetes consultadas:
Leopoldo de la Rosa Olivera
La familia del Rey Bentor
Anuario de Estudios Atlánticos. Vol. Nº 23. Año 1977. 
Fotografías de: Juan Manuel Figueras




[1] En la sociedad guanche la mujer era libre de dirimir el matrimonio en cualquier momento, de ahí que por ejemplo en Tamarant (Gran Canaria), la Princesa Arminda Masequera casara cuatros veces estando los maridos vivos.